Era una nueva mañana, demasiado brillante para algunos, y las nubes revoloteaban con el fuerte viento, justo como niños. Marcando el inicio del día estaban los ruidosos pájaros que no hacían más que cantar.
"Hmm"
Un adormecido gémido resonó por aquella pálida habitación, la cual se asemejaba a un laboratorio con tantas herramientas y papeles desordenados sobre el escritorio.
Con dos buros de madera pulida en la esquina del cuarto, docenas de estantes con desconocidas sustancias y una representación en tamaño real del cuerpo humano, si no tuviese una pequeña cama personal no calificaría como dormitorio.
Y a pesar de la oscuridad que poblaba la habitación, aquellas gigantescas cortinas no tenían la habilidad de impedir el paso del sonido.
"Ugh, callense de una vez."
La irritación del joven durmiente no hizo más que aumentar mientras se alzaban los cantos matutinos de los joviales pájaros.
Pero al abrir y cerrar los ojos un brillante rostro apareció en su mente, reemplazando toda angustia por ánimo.
"Ya debe ser la hora, seguiré durmiendo luego."
Y así el joven levantándose comenzó a prepararse para asistir un día más a aquel honrado lugar, a la Academia Imperial.
Desde los inicios de la historia del imperio dicha academia ha formado parte de los pilares que dan soporte al mismo, siendo una escuela exclusiva para nobles y algunos comerciantes adinerados, con el objetivo de formar a los futuros dirigentes del Imperio y mejorar la calidad de vida de todo el pueblo.
A través de los años, se demostró la efectividad de esta enseñanza, pues todos los sabios emperadores y habilidosos nobles habían sido tutoriados en esta institución, nadie que se haya graduado de la Academia podía ser llamado mediocre.
Allí daban clases de todo tipo de temática, desde habilidades de batalla hasta técnicas medicinales, por supuesto no todas las clases eran obligatorias, cada alumno escogería sus asignaturas en base a lo que aspiraba en el futuro, aunque en muchos casos la familia forzaba a sus hijos a tomar determinadas clases por el bien de su casa, aún así tenían cierta libertad al escoger.
Los profesores por supuesto eran de primera clase, como caballeros y aventureros retirados, doctores a los que financian su investigación a cambio de dar clases y mercantes que aprovechan la oportunidad para obtener lazos con futuros nobles influyentes. Y los directores de esta escuela siempre han sido Caballeros Imperiales, un título otorgado por el mismo emperador a los más fuertes y honrados guerreros al servicio de la nación.
Esta Academia, en pocas palabras era perfecta en todo sentido.
Con un ruido chillón la puerta fue abierta y cerrada y el antes cansado joven salió de la habitación como si fuera mentira que estuviera durmiendo hace 10 minutos. El chico poseía un oscuro cabello que no llegaba a cubrir su rostro y sus ojos brillaban como dos alejandritas, su rostro demostraba cierta seriedad y determinación que verías en un adulto, pero era imposible ocultar los rasgos infantiles que poseía a la edad de 13 años, con una altura superior al promedio, alto para su joven edad y su físico se notaba firme debajo de su uniforme blanco con pintas azules.
El nombre de este muchacho era Vidal Dieviat Dukelheit y era el tercer hijo del duque más influyente del imperio, con un gran poder militar y político servían a la familia real como su más fiel súbdito. Ambas casas eran descendientes del hombre que salvó al mundo hace 800 años, por lo que el ducado Dukelheit sería pariente de la familia real y así muchos los han considerados como realeza a lo largo de los años.
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Selfish Remake
Action¿Si alguien te preguntara si puedes cambiar todo, lo aceptarías? No, porque es imposible cambiar el pasado, sin embargo: ¿Qué tal cambiar el futuro? ¿Este futuro será una falsa ilusión o una determinada verdad? Esta historia no es más que un cambio...