NOTA: Ten cuidado a quién espías. Si dicen que no se toca lo que no es tuyo, pues tampoco debe mirarse lo que jamás lo será.
Capítulo 18
JACK HALL
—Menudo hijo de perra —blasfemo mientras, cojo, camino al desastre que llamo «casa», en donde mi depresiva y aburrida esposa me espera como un cachorrillo en busca de mimos y atenciones que, honestamente, no tengo ánimos de darle.
Vera se está volviendo un fastidio del que pronto planeo deshacerme. Y la zorra de su madre ha sido una maldición (extra) que no pienso seguir soportando. La idea de unirme a esa familia con un hijo me tiene el pene blando y sin calenturas nocturnas. Sólo el olor y la presencia de Georgeanne han apaciguado las ideas que a veces surcan mi cabeza: «Empaca tus cosas y lárgate a rehacer tu vida con otra mujer».
No me cabe duda que, si pasa una desesperanza más, me tomaré a mí mismo la palabra como una salida auxiliar tipo: escalera de incendio.
Es un alivio que Georgeanne esté dispuesta a hacerse cargo de su hermana porque..., yo no quiero. Ya no. Estoy cansado de estar al lado de una mujer que no quiere ayuda psicológica para vencer sus problemas, y que vive en la negación. Juré en la iglesia frente a los presentes: «En la salud y en la enfermedad», pero confieso que no era esto lo que planeé para nuestro futuro cuando nos dijeron que no podíamos tener hijos.
Me dolió muchísimo saber que no seríamos padres de sangre, pero lo acepté con el tiempo y lo superé. Vera no pudo con esa tarea. Se negó a darse por vencida e incluso nos inscribió en un tratamiento de fertilidad que no sirvió una mierda, porque los estudios reafirmaron lo que ya sabíamos: el útero de mi esposa está chueco y, además, corto.
A pesar de las lágrimas escurriendo de sus ojos cuando la Dra. nos reveló la triste verdad, Vera no quiso escuchar sus negativas y salió corriendo de la consulta. Cuando la seguí y le dije que todo estaría bien (aunque no estuviera muy convencido), se puso a gritar, a chillar como un cerdo en el matadero, y a tirar de las raíces de su pelo con una fuerza que nunca antes le había visto.
Enloqueció, y ella murió. La mujer de la que me enamoré falleció junto a sus esperanzas.
Eso fue hace unos meses, y así he pasado mis días con ella: aguantando sus disparates de comprar juguetes para el bebé que nunca tendremos, con Gema y las estupideces que salen de su boca, y con Sully y sus meadas y cagadas en mis zapatos y la alfombra del salón. Tuve que quitarla y tirarla porque no paraba de usarla como letrina. Esa maldita perra. ¡Cuánto la odio!
«Estoy en el infierno.»
Intenté ayudar a Vera con idas al psicólogo e incluso fuimos a terapia de pareja. Pero nada. La calmé comprando a Sully y criando a ese perro como un hijo para mantenerla contenta; pero sólo fue una curita en un hueso fracturado. Además, no se puede salvar a alguien que no quiere ser salvado. He probado de todo con ella, excepto internarla en una clínica psiquiátrica; no tengo tan poco corazón para encerrar lo que queda de ella en un lugar como ese.
No puedo lidiar con Vera, y tampoco puedo olvidarla en un manicomio.
«Quiero el divorcio.» Tengo planeado pedirlo cuando Georgeanne se vaya. Esa chica pasa más tiempo fuera de la casa que junto a su hermana.
Bueno, con todo respeto, yo también paso menos tiempo con mi esposa de lo que me exige Gema y de lo que esperan todos a mi alrededor.
Todos, excepto Georgeanne. Creo que ella sabe que estoy harto de vivir así. Mi cuñada es prudente por no mencionarlo, pero admito que sus ataques verbales —necesarios y en el momento indicado— vuelven fáciles las decisiones que voy a tomar y que llevan días atestadas en mi cabeza. Me dijo que pusiera orden en mi casa, y eso planeo. Siempre sabe qué decir, y la aprecio por ello. Sin embargo, no negaré que la mayor parte de mi valentía se debe a mis sentimientos por ella. Hace un año empecé a verla con otros ojos.
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Dark Lover [Amar a Muerte #0]
Ficção AdolescenteDos semanas de vacaciones serán suficientes para que Georgeanne se encuentre cara a cara con lo que lleva años huyendo. Georgeanne es el fruto de la lujuria. Hudson es su nuevo juguete. Jack se está enamorando de Georgeanne. Vera quiere que su herma...