Ni Sherlock Holmes resolvía misterios tan rápido.

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Hoy es la competencia de Volleyball.

Resulta que a diferencia de las anteriores competencias esta vez sí es mixta.

Para que le partido no tardara tanto se borró la rotación y jugábamos más rápido, estuve de rematadora externa, en otras palabras, delantera izquierda básicamente.

En los primeros partidos estuve muy tensa pero conforme la cruzaba tuve más confianza en mi misma.

-¡Voy! -dijo Joseph colocando la pelota para que yo la cruzara-.

Seguimos jugando hasta la semifinal, esta vez obvio que estuvimos presentes en el evento.

En la semifinal fuimos a desempate con los de el color amarillo y ganamos, ahora toca jugar contra los rojos, de verdad creo que en ese equipo hay puros robots.

He jugado más de siete partidos de cinco de a ocho puntos cada uno, no me ha sangrado la nariz por puro milagro y mi copa menstrual ahora es mi mejor amiga.

Memo jugaba enfrente de mi y Alonso enfrente de Joseph.

Fue tan rápido el remate que ni siquiera Alonso lo vió venir, Joseph parchó a Alonso y todos nos sorprendimos más que nada porque el golpe sonó seco.

El árbitro pidió tiempo fuera y Joseph tuvo una amonestación, no pudo jugar en tres sets, lo que significaba que tenía que jugar junto a su suplente pero no fue lo mismo.

-Linda, no es nada personal pero es obvio que les vamos a ganar -dijo Alonso con una sonrisa en su cara-.

-Hablas mucho y recibes poco.

Al Joseph estar fuera me tocó sacar por él.

No mentiré, me gusta sacar, más que nada porque me gusta darle efecto a la pelota, aunque a veces me sale y a veces no.

Volví corriendo a mi posición y sentí como el alma me salió del cuerpo cuando los turquesas perdimos la delantera y estábamos empatados con los rojos.

Desearía que hubieran venido Lissa y Noelle, ellas sí practican deportes y ellas definitivamente no hubieran permitido que el juego se alargara de más.

Joseph solo pudo entrar hasta el último set pero decidió apoyar desde afuera porque le dio pena sacar al chico que lo cubría.

Memo hizo un bloqueo cuando el balón fue a su parte de la cancha, cosa que me hizo ponerme alerta.

Alcé la pelota, el chico a mi derecha dio el segundo toque y eso me dio tiempo de agarrar impulso y poder pegarle a la pelota procurando direccionarla al punto del área contraria que estaba vacía.

La pelota entró.

Gritos internos, ahora mi piernas no responden.

Caí de pie pero por la inercia me fui para atrás y caí sentada.

Ganamos, pero no puedo mover mis piernas.

Llegó un punto donde todos se dieron cuenta que algo me estaba pasando, empezé a escuchar voces a lo lejos, cada vez más lejos.

-¡Odette! No te duermas, por favor sigue despierta, no te...

-¡Odette! No te duermas, por favor sigue despierta, no te

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El chico del salón de al lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora