Podría estar mejor.

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Lo abrazé.

Estoy llorando porque nadie merece que le hagan esa clase de cosas, en especial los que dicen ser tus amigos o "hermanos".

-¿Por qué lloras?

-Ignórame yo lloro por lo que sea, oye, quedan diez minutos para llegar a tiempo a la competencia.

No me contestó y eso me puso ansiosa y nerviosa a la vez, tal vez fue imprudente abrazarlo.

Después de solo segundos me dijo.

-La verdad no quiero ir, la natación ni siquiera me apasiona, dejemos que ganen los rojos otra vez.

-¿Estás seg-me besó-.

¿Enserio me besó? Estoy estupefacta, tuve una batalla interna pero al fin hice lo inevitable, a final de cuentas él dio el primer paso, yo no.

Gracias Joseph.

Después de unos segundos de placer y cercanía con él, empezó otro debate en mi mente cuando ese momento terminó.

Ya no estamos abrazados pero seguimos frente al otro.

Lo volví a besar, tomé sus hombros con mis manos y ¡Dios! Su piel aún debajo de la tela de la camisa se sentía tensa y definida, contrario a mi, creo que moriré después de esto, lo rodeé solo para sentirlo más cerca.

Inmediatamente apenas me tocó la cintura una pequeña alarma se prendió y como si se tratase de un instinto me separé, estúpidamente me separé.

¿Por qué lo hice? No lo sé, no es la primera vez, en la carrera de relevos igual lo hizo pero sentí que esta vez tal vez era diferente.

Algo en su cara al verme cambió.

-¡Niños ya están las galletas!

-Ve tú, te alcanzo después, iré al baño, procuraré no tardar.

Salí sin decirle nada y fui a la cocina, al estar caminando sola sentí como un sentimiento de vacío raro.

Llegué a la cocina y ví a la abuelita de Joseph meter más galletas a hornear.

-¿Y el otro?

-Se quedó arriba.

-Perfecto, vamos a conocernos más, primero que nada aclárame algo ¿Eres ESA Odette?.

Tardamos más treinta minutos hablando en los que Joseph todavía no bajaba.

Eventualmente ella me contó que ya sabía de mí, pero no fue tan clara al respecto.

Después me contó que ella también fue a Europa, por un intercambio cuando era más joven, ahí se enamoró de una chica de Dinamarca en Grecia, sus papás cuando supieron la regresaron de Grecia y la casaron con él que se convertiría en el abuelo de Joseph, me contó que al inicio de la relación ella estaba enojada y resentida con su familia, y con Ernesto, nunca lo amó pero sí lo quiso mucho, Ernesto no ha muerto pero un día la engañó y ella lo corrió de la casa, a pesar de todo lo sigue queriendo y se ven de vez en cuando, le agradece haberle dado la oportunidad de formar otra familia.

Al hablar de Europa la puso sentimental y me pidió que le mostrara fotos, busqué mi mochila y no la encontré, ahí está mi teléfono.

No se oye ruido, supongo que salió del cuarto.

Ay Dios padre celestial.

-¡PERDÓN! ¡PERDÓNAME DEBÍ TOCAR!

Cerré la puerta y entré a otra.

Entré a un baño y estuve frente al espejo unos dos minutos.

Al salir del baño lo ví y el vomito verbal empezó.

El chico del salón de al lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora