2.-COINCIDENCIA.

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 —No, Ren, ya te dije que esa señora sólo quiere meterte mano. Si no la denuncié fue porque su nieto me llamó para disculparse y decirme que está enferma. Deja de ser tan confiado.

—Hazle caso a Taeminie, a mí también me buscó para acompañarla a un bar, con el pretexto de que jamás había ido a uno. Pero recordé lo que le hizo al jefe, y ni ganas de salir con ella. —Key le explicaba los hechos a su compañero Ren.

Taemin rodó los ojos al escuchar que era llamado de nueva cuenta, jefe. —¿Key, cuántas veces he de decirte que no soy su jefe? Somos socios en esta empresa, nadie es más o menos. Las opiniones e ideas de los tres valen lo mismo. Y eso también aplica al momento de cuidarnos entre nosotros.

—Lo entiendo, me dejé llevar por su cara de dulce abuelita. No volveré a contestar sus mensajes. —mencionó Ren apenado. Su inocencia lo hacía confiar en todo el mundo, y a veces no veía el peligro de algunas o algunos depredadores, quienes fingían ser vulnerables para lograr sobrepasarse con ellos.

—Descuida, Ren, solo ten un poco más de cuidado a la hora de elegir a tus clientes. Key y yo tenemos más experiencia, la misma que alcanzarás con el tiempo. —Taemin siempre le estaba dando consejos sobre cómo lidiar con cierto tipo de personas. Ren apenas tenía tres meses de haberse integrado a la empresa, por lo cual era presa fácil para engañar.

—Chicos, me voy, tengo un día muy difícil; una chica quiere que tomemos el tren para recorrer casi todo Seúl, ida y vuelta. Lo más seguro es que regrese sin nalgas, solo se me verá la raya. —¡Suerte, Key! —dijo Taemin.

—¿Y tú, Ren?, ¿cuántas citas tienes hoy? —Dos —contestó Ren—. El famoso chef Hee Star quiere que lo acompañe de compras, nada más lo veré probándose cualquier cantidad de ropa. Y con otro señor jugaré cartas, y me hará trampa, tengo que fingir que no me doy cuenta. ¿Y tú, Tae, qué harás?

—Hoy voy a descansar, ayer fue un día muy pesado. Acompañé a una señora a buscar su perro perdido, caminamos por horas. —¿Y lo encontraron? —cuestionó Ren.

—No, resultó que lo perdió hace un año. Su familia ya se cansó de ir con ella a buscarlo, pero la señora no se da por vencida. Por eso me contrató para sentir el apoyo que sus hijos y nietos ya no le dan. —¡Wow! Eso es amor del bueno.

El cariño hacia las mascotas es incondicional, me dio pena cobrarle, pero al final uno de sus nietos fue quien me pagó. Ren, será mejor que te vayas o se te hará tarde para eso de las compras. —Sí, nos vemos mañana.

Taemin se quedó solo, cerró la puerta de la oficina y se fue a su recámara, prendió su laptop, vería una película que le recomendaron: "The Outback", en donde un Koala trata de salvar la naturaleza de Australia.

Esos momentos los disfrutaba enormemente, le agradaba su soledad, le permitía elegir qué hacer, sin presión alguna.

UN MES DESPUÉS.

La pista de patinaje no era algo que le gustara realmente a Taemin, pero una chica llamada Mimi lo contrató para ir detrás de ella patinando. Mimi quería sentir que alguien la observaba, luego comenzar a patinar rápido, como si huyera de un acosador. Transcurrió una hora en donde Mimi, en algunos momentos, se distanciaba más, pero luego Taemin la alcanzaba. Llegó un momento en que ella decidió darle más emoción al juego, y aumentó la velocidad como una verdadera experta. Taemin trató de seguirle el ritmo, solo que su inexperiencia le hizo ver su suerte. Sus pies dieron un giro extraño, haciendo que se enredaran entre sí, y sucedió lo que la lógica indicaba. Taemin cayó estrepitosamente en el duro y frío hielo, su cuerpo siguió deslizándose, y no paró hasta chocar contra la barrera de contención de la pista.

El ruido que se escuchó fue estruendoso. Todos los presentes voltearon a ver lo que sucedía, no faltó quien gritó horrorizado al ver cómo se estrellaba el chico.

—¡AHHHHHH! —Las muecas de susto se formaron en los rostros de las demás personas.

—¡AUCH! —Eso fue lo único que Taemin alcanzó a decir antes de perder el sentido.

Mimi iba arriba en la ambulancia, ella no paraba de llorar, estaba histérica, se sentía culpable de lo ocurrido. Cuando llegaron al hospital, una enfermera ya los esperaba. Taemin fue ingresado de inmediato a urgencias. Mimi se quedó afuera en la sala de espera.

—¡Doctor Choi, llegó el lesionado! —Le notificó una enfermera apresuradamente.

Minho se dirigió hasta la camilla, en donde continuaba Taemin sin sentido. La misma enfermera que le avisó, junto a dos enfermeros más, comenzaron a ponerle diferentes aparatos para revisar sus signos vitales.

Choi le levantó los párpados y con una pequeña lámpara ratificó que las pupilas se encontraban dilatadas. —Datos —pidió a la enfermera.

Sexo masculino, edad aproximada 18 años, tuvo una contusión cerebral cuando se golpeó en una barrera de la pista de hielo, perdió el sentido de inmediato. No sabemos más, la chica que vino con él dice no conocerlo.

 El rostro angelical y hermoso de Taemin llamó la atención de Minho; era como si ya lo hubiese visto antes, pero no podía recordar dónde. Después de ordenar los estudios que le harían, salió para hablar con la chica que esperaba en la sala.

—Señorita, me comentó la enfermera que usted no conoce al herido. Pero sé perfectamente que eso no es verdad. Así que comience a decirme todo lo que sepa sobre él, es muy importante. Su vida está en peligro.

Mimi seguía llorando. —Yo... yo... lo contraté... él es el chico que no hace nada.

—¿Cómo? No le entiendo. —preguntó Minho.

—Que él es el chico al que se le paga para no hacer nada. Yo utilicé sus servicios para que fuera conmigo a la pista de hielo. Sólo tenía que seguirme en patines, pero cometí el error de aumentar la velocidad, y entonces sucedió el accidente. Él no sabe patinar muy bien.

Minho rodó los ojos. Exacto, fue en el reportaje de televisión donde lo vio por primera vez, era por eso que se le hacía conocido. Ese rostro y cabellos naranjas no pasaban desapercibidos.

—¿Al menos sabe su nombre? —cuestionó Choi.

—Lee Taemin. Eso es todo lo que sé de él. Lo contacté por medio de sus redes.

—Creo que usted debería irse a su casa, ya hizo mucho con venir hasta aquí. Deje su número de contacto en recepción, por cualquier cosa. Nosotros nos encargaremos de buscar a la familia del chico. Buenas noches.

Gracias al celular fue posible contactar a Key. Este llegó casi de inmediato acompañado de Ren. Se les informó del estado de salud de Taemin y también sobre si tenían algún tipo de seguro que cubriera los gastos hospitalarios. —Sí, tenemos, traje conmigo los papeles. — Key se los entregó a una de las enfermeras.

Lo peor ya había pasado; lograron estabilizar a Taemin e incluso hasta despertó. —Minho se fue a descansar un rato luego de atenderlo. Lo siguiente ya solo era rutina: esperar tres días para saber si había, o no, consecuencias graves. Aunque la tomografía, al parecer, no arrojó nada anormal. Todo parecía estar bien en el cerebro del chico que no hacía nada.

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EL CHICO QUE NO HACÍA NADA. (2MIN)🌈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora