Capitulo 2 "Primer paso de la miseria"

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—"¿Los recuperaré?"...

Siento que cometí un error al pactar con Mepheteox; percibo que no me guiará hacia el reencuentro con mi familia, sino que me empleará como un peón en su siniestro juego de venganza.

—"Siento un peso abrumador en mi cuerpo..."

Necesito separarme del suelo y nutrirme. Mi estómago está vacío y la sed me consume.

—"Recuerdo que había un poco de whisky por aquí, así como un pedaso de carne."

Comencé a explorar la cocina, abriendo cajones con desesperación y furia, lo que desencadenó un caos debido a mi hambre y a la sed que me aquejaba. Después de rendirme, fijé la mirada en el refrigerador y, con un movimiento rápido, lo abrí, solo para descubrir que estaba vacío y que un nauseabundo olor a podrido se dispersaba.

—"¡MIERDA! ¿Por qué no logro hallarlos?"

Terminé arrodillado en el suelo, con los brazos caídos y una expresión de deseo de no existir más, recordando los cálidos desayunos en familia. Sin embargo, algo interrumpió mis pensamientos; de la nada, comenzó a extenderse una oscuridad por toda mi casa, y frente a mí, unos ojos y una sonrisa distorsionados comenzaron a materializarse.

—"JA JA JA, veo que has despertado, Isaac. Pensé que tomaría más tiempo."

-Bueno, Isaac, no perdamos tiempo. Nuestro trato ha sido sellado, ¿comprendes lo que eso implica?

—¿Qué... qué estás insinuando?
(con voz tembloroza)

—Mi querido Isaac, que tu voluntad y tu destino están ahora enlazados a los míos. Eres mi instrumento, mi marioneta, y actuarás conforme a mis deseos.

Mepheteox me inmovilizó con fuerza, sus garras afiladas hundidas en mi carne, y como un títere, comenzó a estirarme con una crueldad implacable, desencadenando un dolor insoportable que invadió todo mi ser.
(aire de superioridad).

—¡AAAAAAAH, SUELTAME, MEPHETEOX!
(gritando de agonia)

—¡Isaac, deseo escuchar de tus propios labios lo que ahora eres! Repite después de mí: "Pertenezco a Mepheteox, el señor de las sombras".

El sonido enfermizo de mis huesos cediendo bajo la tensión resonaba en mis oídos, mientras mi piel parecía estirarse como el látigo de un verdugo, provocando un tormento inimaginable.

—¡ISAAC QUIERO QUE REPITAS LO QUE TE ACABO DE DECIR! -(rugió Mepheteox, sus ojos brillando con una malicia inhumana.)

El crujir interno de mis huesos y la sensación de mi piel al límite de la ruptura me envolvían en una tortura indescriptible, mientras mi voz temblorosa repetía las palabras que sellarían mi oscuro destino.

—P-pertenezco a Mepheteox, el señor de las sombras...

murmuré con voz quebrada, sintiendo cómo mis palabras resonaban en el aire cargado de opresión.

—Así es, Isaac. Ahora comprendes tu papel en este juego cósmico. Tu existencia se encuentra a mi merced, y cada latido de tu corazón será un eco de mi voluntad.
(sonriendo con satisfacción)

Las fuerzas malignas que emanaban de Mepheteox se intensificaron, envolviéndome en una oscuridad asfixiante. Cada vez que intentaba moverme, sentía el agarre implacable de sus garras, como si estuviera atrapado en un abrazo mortal.

—¡No permitiré que me consumas por completo, Mepheteox! Si tengo que luchar, lucharé con cada fibra de mi ser para resistirte.

—Tus palabras suenan valientes, Isaac, pero la realidad que enfrentas es ineludible.

Mal AbsolutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora