Mi tiempo contigo

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Era una fría noche de junio. Chuuya se encontraba sentado en la cornisa del edificio de la mafia, como cada noche desde aquel día... Desde lo ocurrido con Las Banderas, se sentía perdido, triste, incluso si tenía a Dazai a su lado, aún no podía sanar esa herida. Y sobretodo... La incongruencia de saber si era un clon. ¿Era una persona real? ¿Era una creación a base de alguien más? ¿Como estar seguro de eso?

Esos pensamientos se adueñaban de él cada noche mientras miraba las estrellas, viendo los tintineos y resplandores que se adueñaban del cielo nocturno, acompañados del sonido de la ciudad dormida. 

-¿Planeas volar hasta las estrellas? -preguntó una voz, sacándolo de sus pensamientos 

Dazai. 

Llegó con su típica sonrisa arrogante, con su enorme abrigo a hombros pero, a diferencia de como vestía usualmente, llevaba consigo un saco puesto, cosa rara en él. 

-¿Vas a alguna cena? -preguntó Chuuya tratando de sonreír 

-No, en realidad. Vengo de hablar con Mori

Sin decir nada, se sentó junto al pelirrojo viendo la altura del edificio y la enorme distancia que lo separaba del suelo. Alzó la vista para ver la misma imagen en la que se perdía el pelirrojo, viendo los montones de estrellas brillar y parpadear, sonriendo ligeramente. Giró la cabeza para ver a Chuuya, quien, a diferencia de lo que esperaba, tenía gesto melancólico y pensativo.

-¿En qué piensas, Chuuya? -preguntó sin intención de molestar

-En todo un poco -susurró, bajando la cabeza -. Dazai... ¿Crees que soy humano?

Para su sorpresa, Dazai soltó una enorme carcajada, dejándose caer hacia atrás, quedando acostado en el techo, con las piernas colgando del edificio. Chuuya frunció el ceño, mirándolo serio mientras él calmaba poco a poco su risa y respiración.

-¿De que hablas, Chuuya? Eres la  persona más humana que existe -al decir eso, estiró su brazo para acariciarle el hombro -. Cualquiera que diga que no eres un humano, definitivamente es un idiota 

Soltó un ligero suspiro acompañado de una sonrisa, dejándose caer de espaldas para quedar en la misma posición que Dazai, mirándolo con esa misma sonrisa, aunque ligeramente triste. Al ver ese semblante, Dazai llevó la mano a la mejilla del chico, acariciándola suavemente con el pulgar. 

-¿Dirías eso, incluso si hay pruebas de que no lo soy? -volvió a preguntar en voz baja

-Diría que eres un humano, incluso si te hubiera visto salir de un tubo -se giró completamente para mirarlo de frente, llevando su otra mano a la mejilla libre -. Chuuya, escúchame bien, eres humano. Sientes las cosas, las sufres, las disfrutas, ríes, lloras, das patadas cuando te enojas, proteges a la gente que quieres, amas... Si eso no te hace humano, no sé que pueda serlo, pero lo eres... Estoy seguro de que lo eres y siempre te lo diré 

Al escuchar eso, Chuuya sonrió tiernamente, llevando sus manos a las del castaño para sentirlas y acariciarlas. Incluso si tenía esa duda, escucharlo decir eso lo aliviaba bastante. 

-Pero si tienes esa duda, podemos terminarla juntos saltando por la cornisa -bromeó 

-¿Eso de que serviría, idiota? 

-Para terminar con todas nuestras dudas y tristezas, Chuuya -dijo sonriendo, entrecerrando sus ojos y pellizcando sus mejillas -. Adiós a todos esos pensamientos y todo el dolor, y además sería en un hermoso suicidio doble, la cosa más romántica que puede existir en este mundo.

Guardó silencio por dos segundos, mirándolo seriamente con el ceño fruncido. 

-Eres un maldito enfermo -respondió por fin

Mi tiempo contigo [One Shot] -SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora