3.

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Chifuyu sintió que la sangre se le iba del cuerpo. Palideció y las manos comenzaron a sudarle. A pesar de sus nervios, su plan era mantener la calma. 

—Discúlpame Baji-san. —Tragó saliva. —Por supuesto que no te estoy evitando.

Baji alzó una de sus cejas, incrédulo. El rubio no sabía mentirle.

—¿Está tu madre en casa?

—No.

—Bien, hablemos dentro. —Le indicó señalando la puerta con un movimiento de cabeza.

Chifuyu asintió y trató de sujetar con firmeza las llaves. No tuvo éxito.

Todo el cuerpo le temblaba y francamente, no quería hablar con él... no le veía sentido tener que hacerle frente a la situación tan pronto, no obstante, era aún más absurdo continuar así.

Él ya había notado que lo estaba evitando.

Las llaves se le cayeron.

Baji resopló.

Finalmente logró abrir la puerta con un ruido seco.

Al entrar al departamento, se quitaron los zapatos. Chifuyu se sentía intimidado y se apresuró; ya no podía más.

No quería...

Chifuyu lo encaró apenas entraron a la sala.

—Baji-san, lo que ocurrió fue una gran imprudencia de mi parte. Me hago responsable ante mi terrible falta. —Dijo inclinándose —Aceptaré si decides darme una amonestación pero por favor, olvidemoslo.

—¿Hah?

Baji suspiró y se llevó los dedos al puente de la nariz.

No iba a negar que escuchar a Chifuyu decirle que quería olvidar lo que sucedió era como una patada en el estómago. Encima se atrevía a decirle que para él había sido una terrible falta...

Tenía que estar bromeando.

¡Él lo vió!

Estaba igual de excitado que él... no podía arrepentirse de eso.

Pero Chifuyu genuinamente pensaba que Baji le tendría repulsión y no querría verlo más después de ese episodio en el baño. No quería dejar de ser su compañero o perder la oportunidad de ser su vice capitán algún día...

Chifuyu estaba completamente aflijido. Suplicaba a todos los dioses que Baji zanjara el tema y se fuese a su casa lo más pronto posible porque estaba a punto de llorar.

—Rayos... ¿tan horrible fue? —Baji se rascó la nuca y volvió a suspirar.  —¿En verdad quieres olvidarlo?

Baji juraría que el pequeño rubio se moría por él. Estaba profundamente seguro de que era correspondido.

Quizá confundió su admiración con otra cosa, en ese caso, el que se había equivocado era él.

—Por favor, Baji-san. Te juro que no volveré a actuar por impulso.

Baji apartó la mirada.

—Bien... el problema es que, yo no quería olvidarme de ello.

—¿Qué? —Chifuyu se sorprendió pero después pareció comprender lo que significaba—Entiendo, sé que es algo que no se puede ignorar y como dije, acepto el castigo. Asumo toda la culpa, pero por favor, no le menciones nada de esto al resto de capitanes. No podría con la humillación. Lamento que haya sido una experiencia desagradable.

—Ya basta Chifuyu, ¿Quieres callarte?

Baji estaba al borde de la desesperación. Ya había escuchado suficiente y estaba a punto de decirle a Chifuyu que estaba todo olvidado, pero frunció el entrecejo y deshizo la idea.

Falda Corta. [Bajifuyu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora