Mientras tú sigues buscando la salida, yo te busco a tí

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Ha pasado tiempo desde que la vi por última vez. Aquel día ella y yo nos escapamos de la casa de mis padres tan solo para poder apreciar las estrellas esa noche, pensando que al día siguiente nos íbamos a ir a Nueva York para cumplir nuestros sueños, pero lamentablemente no fue así.

Yo solo quiero que vuelva a mi lado para poder abrazarla, besarla y acariciar sus lindas y suaves manos; con las cuales me acariciaron la mejilla una última vez. Esa noche, donde yo estaba inconsciente, escuche una dulce voz que me decía "Espérame, somos un equipo, yo confió en ti". Pero aquellas palabras que para la gente me dejaron loco aún sigo aquí, luchando a su lado, esperando que algún día ella despierte.

Ella solía contarme anécdotas de su niñez, recuerdo que un día me contó que cuando era tan solo una niña sufría bullying, aunque eso, paro hace unos años, es decir, antes que yo llegara como nuevo al colegio. Mayormente, cuando alguien la molestaba, ella se defendía y siempre me decía que no me metiera en sus problemas, ya que ella podía resolverlos sola, de mi parte, desde que la conocí, nunca tuve que luchar por ella, solamente paso así, sucedió de la nada, la ame en aquellos días que nos sentábamos en mi jardín y apreciábamos el atardecer, también ame los días de pelis o las salidas al parque por la tarde.

Cuando aquel entonces ya había salido de su casa y empezó a vivir conmigo y con mi mamá, teníamos una rutina que siempre lo realizábamos todos los días después del colegio, la cual solo los días jueves o viernes hacíamos lo que más nos justaba, a ella le gustaba dibujar y mi escribir lo solíamos hacer en las tardes viendo a nuestro cachorro Bobby correteando cerca de un árbol gigante que había crecido en mi casa.

Desde aquel día del accidente tuve sueños extraños, había una jovencita idéntica a mi amada, sus manos tan suaves, su pelo era castaño y cuando ella decía una palabra sentía que era la voz de mi Alejandra, pero hubo algo que me decía que no era ella y eso eran sus ojos. No estaban esos ojos marrones los cuales me hacían que me enamore más, pero esta jovencita tenía unos ojos amarillos, los cuales eran raros y cada vez que yo la miraba me hacían sentir culpable. Cuando al fin quedaba dormido por el cansancio, ella aparecía y solía preguntar solo dos cosas.

- Por fin te quedaste dormido Alexis, ¿Cómo estás?, ¿La volviste a ver?

Solía responder que estaba bien, pero en ese momento había quedado dormido en una habitación llena de recuerdos de Alejandra y yo.

- Estoy con un dolor emocional, cada vez que veo esta habitación me hace recordar ella, pero a la vez me hace sentir bien.

- Eres muy raro Alexis, pero, ¿Cómo está ella?, ¿Abrió esos ojos que te agradan?

- No, aunque eso no significa que nunca volverá abrirlos, ella me prometió que iba a volver, solo debo tener paciencia, yo confió en ella y ella confía en mí y con eso me conformo.

Aquella jovencita solía dejarme la palabra en la boca y no hubo excepción esta vez, solo preguntó.

- Bueno, ¿Vamos a la aventura?

- No sé, la última vez me llevaste a la isla de Eea y de verdad la pasé muy mal. ¿Tú sabes lo que me costó pasar esa etapa?, de ver cadáveres por todos lados y esas cosas horrorosas.

- Sí, recuerdo que ese día fue muy gracioso, solo te desmayaste por ver unos cuantos esqueletos, vampiros, zombis y unos cuantos minotauros peleando. Eres muy cobarde Alexis.

- Para ti eso será normal, aquí en este mundo no existe esqueletos, vampiros, zombis o minotauros. Eso es una fantasía. Además, tú, yo no sé por qué hablo contigo si solo apareces en mis sueños y siempre me llevas a cualquier lugar sin mi consentimiento, no me dices ni tu nombre y solo me ignoras cuando quiero respuestas.

Aquellas palabras que dije me hicieron pensar un poco. Si, los esqueletos, vampiros, zombis y minotauros no existen, como yo puedo hablar con una persona que solo aparece en mi sueño, no me dice ni su nombre y me hace ver cosas que solo un niño puede imaginar, eso era algo irreal. Pero como siempre, ella solo me ignoro y fue hacia la puerta y me dijo.

- ¿Vienes o no?

Solo me quedo seguirla, no sabía a dónde íbamos, solo tenía el presentimiento de que iba a hacer una gran aventura que solo pasaba en mi sueño, otra vez.Cuando aquella jovencita abrió la puerta, de la nada ya nos encontrábamos en los pasillos del hospital, me preguntaba ¿Qué hacíamos aquí?, ¿Qué podíamos hacer aquí?, pero solo ella me dijo que la siguiera; camino hacia la habitación 117, donde una adolescente se encontraba en coma tras un choque de auto.

- ¿Qué hacemos aquí? –Pregunté–

- Alexis, tú cada día siempre tienes una pregunta para mí, ahora me toca responder todas esas preguntas de cada día. Aquellas que supuestamente para ti las ignore.

La jovencita entró a la habitación de Alejandra, la vimos como yo la había dejado en la tarde cuando la vine a visitar, sus manos tenían unos cuantos moretones que no habían sanado, tenía varias máquinas a los costados y que decir de su hermoso pelo castaño casi despeinado. De pronto aquella jovencita hizo círculos en el aire y de un solo pestañeo aparecimos en un lugar sumamente raro, era una ciudad algo similar a Camden. Las casas no eran normales, tenían formas de hongos, algunas personas tenían alas de hadas y lo que me llamo más la atención es que las mascotas no eran perros o gatos como comúnmente lo son, estos eran tigres con alas de color celeste claro.

Cuando aquella jovencita me cerró la boca de todo un asombro, nos fuimos a un castillo, el cual era de piedra, donde atrás había unas cuantas montañas y la luz del sol le daba brillo, estando adentro, este contenía muchos cuadros de guerreros, también había una armadura en cada columna y muchos soldados tanto en la entrada principal como cerca en el trono.

Aquel rey, desde que lo vi me sorprendió, era él; no me podía confundir, la descripción que Alejandra me había dicho era tan exacta a la que yo veía en el rey, los ojos color negro, el color de pelo y la forma tan extraña de sentarse con los dos pies en un lado y el cuerpo entero hacia el otro lado. No podía estar equivocado, era él, era mi suegro, el padre de Alejandra, o más conocido por sus amigos y vecinos como el Sr. Mansson.

- Buenas tardes, jovencitos, ¿Qué desean? –preguntó el rey con un mal genio–

- Mi rey venimos a buscar a la princesa –respondió mi acompañante–

- Lo siento, lamentablemente la princesa está muy ocupada.

- Mi rey es muy urgente, por favor déjela salir.

- No, no le voy a dar permiso ni para que se acercara a una señorita con alas y un jovencito de forma, anormal.

Desde que dijo alas me asuste aquella jovencita que no sabía ni su nombre como podía tener alas, si la conozco tan solo un mes.

De repente escuché una voz muy familiar que me llamo la atención, era la voz de una chica tratando de pedir ayuda, me dirigí a la jovencita con un poco de prisa y con mi mirada le trate de decir que alguien necesitaba ayuda y creo que me entendió por qué de la nada empezó a volar sacando alas de color blanco, me llevo de la mano hasta una escalera ella me dijo, que si quería saber todo de ella solo tenía que correr hacia aquella voz y preguntarle, ya que solo esa voz podía responder todas mis preguntas.

Me dejo a la entrada de la escalera y se fue a otro lugar dejándome vulnerable si ninguna espada o algo para defenderme, yo tenía que subir rápido si quería respuestas. Cada vez que yo me acercaba aún más escuchaba más cerca aquella voz y cada vez sentía que algo me hacía retroceder...

- Hijo despierta, ¿Qué haces aquí?, ¿Aún la sigues extrañando?

- ¿Mamá? ¿Qué paso?, y la chica...

Yo confió en tiWhere stories live. Discover now