Capítulo 1

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– Madison Harper –me llega el pequeño bufido por parte del señor Gómez desde el otro lado del salón–.

– Presente –respondo con mi semblante neutral–.

Y así sigue el profesor alumno por alumno.

Otro día más en la Universidad Harper, sí chicos, esta es la universidad familiar; fundada por mis tatarabuelos y fue ocupada por cinco generaciones Harper.

No voy a decir que me desagrada del todo, la universidad tiene todo lo que se podría desear, tecnología sofisticada, grandes fraternidades y ofrece unas becas geniales, pero... Me hubiese gustado salir del estado, mas aquí estamos, en plena clase de diseño gráfico pensando en estupideces.

Céntrate Madison –me digo a mí misma internamente–.

Siento que el profesor se dio cuenta de mi pequeño recorrido mental por la universidad y ya sé lo que hará.

– Bueno ¿Alguien me puede decir que vemos en este esquema? –habla más para mí que para todos los demás–.

Levanto la mano porque ya sé por donde viene.

– A ver señorita Harper –me indica que le expliqué haciendo un gesto entre la pantalla y yo con su mano derecha–.

– Es bastante sencillo –me levanto de mi asiento y el profesor Gómez abre sus ojos como platos– Lo que podemos ver en este esquema querido profesor –notese el sarcasmo– es una representación de todas y cada una de las técnicas de diseño para poder llegar a un elemento 3D –hago una pausa para admirar mejor el diseño– además cabe destacar la buena iluminación en las zonas correctas y los efectos de sombra, estimulando así una mejor percepción del logo.

Termino de dar mi explicación y el profesor comienza a hablar.

– Muy bien señorita Harper, muy buena explicación –me dice con un tono de voz muy tenue, ¿ No entiendo por qué?– Ya puede volver a su lugar, tiene cinco puntos.

– Como siempre –escucho que habla Regina desde su lugar en un hilo de voz–.

- Quizá si te preparas un poco más también lo lograrías –me dirijo a ella con mi semblante gélido–.

Y ahí queda todo, treinta y cinco minutos más tarde termina la última clase del día. Y eso es... No sé, se siente...no sé explicarlo, pero muchos dicen que se siente...¿Bien? Yo la verdad no siento nada, es la misma sensación que tengo al llegar en las mañanas. Soy como una muñequita, me mueven de un lado hacia otro y no consigo sentir nada cuando llego o cuando me voy, a veces me resulta desesperante ver cómo los demás hablan de lo maravillosos que fueron sus viajes y yo aquí sin poder siquiera sentir eso.

Me sacan de mi profunda me situación mental mis dos hermanos mayores Noah y Nathan, los gemelos más perseguidos del estado, o del país incluso.

Noah: padece del Síndrome de Alejandría –si lectores esta es la familia de los síndromes poco comunes–, lo que resalta aún más los rasgos heredados de nuestro padre. Esos ojos profundamente morados que son tan bellos que incluso le duelen. Mis padres han tenido miedo durante toda su vida porque temen que algún día pueda quedar ciego.

Y mi otro hermano Nathan: creo que es el único normal de los hijos, es el prototipo de chico perfecto, pelo castaño claro ojos dorados y exactamente igual a mi otro hermano –obviamente– excepto por el color de los ojos.

– Hola Alexia – me dicen los gemelos al unísono porque así llaman a los que padecen mi enfermedad, bueno en mi caso por ser chica así me llama–.

– Hola Nothan –y así les digo yo para referirme a ambos–.

Y luego así sin más termina la conversación entre nosotros ellos nunca preguntan por mi día porque nunca les responderé y nunca pregunto por el de ellos porque igual no entendería sus emociones.

Lirios marchitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora