04 | Leyendas

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A la hora de la cena, estábamos todos reunidos, mamá nos contaba sobre su aventura en el supermercado como si fuera algo realmente emocionante, Jae y yo nos mirábamos burlones, casi cómplices, por no gustarnos la aburrida historia de mamá

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A la hora de la cena, estábamos todos reunidos, mamá nos contaba sobre su aventura en el supermercado como si fuera algo realmente emocionante, Jae y yo nos mirábamos burlones, casi cómplices, por no gustarnos la aburrida historia de mamá. Al menos su esposo la escuchaba atento, como si definitivamente le importara la tontería que mamá estaba contando.

De alguna manera podía entender por qué mi padrastro se había enamorado de mamá y es que es preciosa; con sus cejas pobladas, un rostro fino, sus labios definidos y pequeños —los cuales yo no había heredado para mi pesar—, y su cabello negro oscuro, además mamá es bastante esbelta para tener cuarenta años, los cuales parecía no aparentar ante el resto del mundo porque siempre recibe halagos, diciendo que luce más joven de lo que realmente es. Mamá y yo medimos lo mismo, por lo que, en ocasiones, tendían a confundirnos, o así era antes de que me cortara el cabello como el de mi hermano. Había decido recortar mi larga cabellera días antes de mudarnos, por lo que mamá no rechistó, pensando que se trataba de una etapa de rebeldía por cambiar de residencia. A ella le gustaba que tuviera mi cabello largo, aunque fuera doncel.

"Mamá." La llamé, acabando de masticar el pedazo de pescado que tenía en la boca, "¿Sí pondrán la valla en el patio?"

"No lo hemos decidido." Responde su marido, haciéndome fruncir el ceño.

"¿Por qué?" Cuestioné con un poco de ansiedad, no quería volver a toparme con ese lobo así de cerca.

"Shiyoon compró esta casa por el patio tan amplio y abierto." Me explica mamá, "Por lo que cercarlo lo haría perder su encanto."

"Aun así, es peligroso..." Buscaba las palabras para reforzar mi idea, sin sonar desquiciado, "Es que hay un lobo que parece buscarme." Murmuro, suspirando rendido.

"¿Lobo?" Mi padrastro me mira de lleno, con curiosidad y una pizca de intriga.

"Sí, van dos noches con los que me lo he topado. Me ha olfateado y anoche se acercó mucho a la puerta de vidrio." Confesé, incómodo por tanta atención, podía sentir la risa burlona de mi hermano.

"¿Por qué no nos habías contado acerca de eso?" Me cuestiona, mirándome sumamente preocupado, "Hablaré con un compañero de trabajo, el lobo no se volverá aparecer por acá..."

"¿En qué trabajas?" Pregunto rápidamente, curioso por su respuesta.

"Vigilancia." Responde secamente, como si le molestara la pregunta.

"Bien, creo que hemos acabado todos." Mamá se levanta con una sonrisa recogiendo los platos, aunque no había comido todo, no rechisté, tomé mi celular antes de subir a mi habitación y desperdiciar mis horas de sueño analizando todo lo que acababa de pasar en la cena.

Vigilancia. Vigilancia. Vigilancia.

El trabajo de vigilancia era muy mal remunerado, al menos en Busan, y podía jurar que esta casa era lo bastante costosa como para que un vigilante pudiera comprarla sin meterse en una deuda tan grande. Su respuesta en lugar de calmar mi sed de curiosidad la había aumentado estrafalariamente. ¿En qué trabaja él, realmente? ¿Por qué mamá parecía ser cómplice de su silencio? ¿Sería muy arriesgado escabullirme detrás de él un día para descubrir realmente en lo que trabaja? Un castigo valdría la pena siempre y cuando descubra la verdad... diablos, estaba siendo muy curioso.

LYCAN | KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora