3

182 43 13
                                    


.

.

.

La confusión y miles de preguntas llevó a hartar el delicado carácter de su paciente lo llevo a tomar la decisión de no acampar, y los guió a una posada.

    Sasuke la mandó a sentarse, Hinata, exhausta de tanto caminar lo obedeció solo porque después seguiría con las preguntas.

    Tomó lugar cerca de la chimenea que calentaba la noche de otoño. Un sonido de satisfacción salió desde su garganta, dejando caer la frente sobre la mesa, cerrando sus adoloridos ojos. Desabrochó sus sandalias y espero a que Sasuke volviera.

    Una pequeña patadita la hizo levantar la cabeza pesadamente.
    —Ya pedí la habitación y nos están por traer la comida.— Dijo Sasuke

    —¿Habitación? ¿Una?

    —No puedes estar sola con tu cabeza así.

    Hinata se erguió. —Estoy solo... Solo cansada. Y entre los dos, creo que solo yo puedo decir algo al respeto. Esto es, —Hinata miró su alrededor — algo extraño, sí, ¿podrías contestarme, por favor?—Sasuke acomodó su mejilla en su mano, poniéndola nerviosa con sus ojos desiguales. —Comenzando por tus ojos.

    Una joven de cabello castaño se acercó a ellos, dejándoles comida que Hinata reconoció, suspiró de felicidad y agradeció a la chica, aunque ella solo veía de forma avergonzada a su paciente. Sasuke ni le obsequió ni un vistazo de agradecimiento y la chica de marchó un tanto desanimada. Hinata la miró y luego a él.

    —Las chicas siempre hacen eso, no estoy de humor de tener cuidado de sus sentimientos.

    Hinata tomó los palillos, llevando un poco de arroz a su boca. —Un «gracias» era suficiente.

    —Bien, te encargo ser la amable.

    Hinata miró a este hombre tan malo e impaciente, preguntándose porque no lo había relegado a uno de sus colegas.
—Sasuke, debes decirme por qué, más bien, cómo estamos aquí. El hospital está en la ciudad, no hay bosquejos cerca.

    Él suspiró y comió arroz con salsa. —Ya te lo dije. Ese hospital no existe, era tu cabeza.

    —He trabajado ahí desde hace dos años, cómo no existiría.

    —Era un genjutsu, Hinata. Uno raro. No trabajaba desde la mente del qué nos metió en el, sino atravez de la tuya, mi mente también estaba atrapada dentro de ti.

    Hinata miró el arroz. —Imposible...

    Cómo esperaba él que ella le creería. Sasuke podría conciderarla molesta, pero no creyó que la tomara por estúpida. Debía haber una explicación lógica.

    En la caida, pudo haberse desmayado «debería haber muerto y él también», Sasuke había encontrado la forma de llevarlos lejos de la cuidad «¿Sabé él manejar? Debí de verlo en sus archivos, pero no recuerdo, kami, y eso que lo había leído miles de veces» los había cambiado, «¡Qué! ¿Me desnudó? Ow, no, por favor, por favor no. ¡No lo había creído pervertido! » y unos rateros bastantes agresivos y habilidosos intentaron asaltarlos. «Sí, porque los rateros de ahora se las ingeniaban y bueno, saltaban árboles al parecer. Hanabi le había mostrado videos de personas practicando Parkour donde Hinata había tenido mucha ansiedad por que se cayeran».

    Pero ¿estaba Sasuke en condiciones de hacerlo también? Y cómo había perdido el brazo y qué había de esa cicatrización de, almenos, dos años?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 06, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Genjutsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora