¿Alguna vez has tenido una pesadilla en la que intentas gritar con todas tus fuerzas pero nadie te escucha? A mí me ha sucedido varias veces desde que tengo memoria.
Y sí, una vez más he tenido una pesadilla pero en realidad siempre es la misma pesadilla, con las mismas personas.
El olor a medicina continuo con el sonido de las máquinas dejaba todo en evidencia. No muy lejos de donde yo estaba se podía escuchar el eco de unas voces. Un pitido molesto acompañó mis oídos como si una bomba hubiese explotado cerca de mí. Eran muchas las preguntas que se formulaban en mi mente apenas al intento de abrir mis ojos.
—Está despertando— escuché con más claridad después de que el sonido desapareciera, unos pasos de calzado plataforma se acercaron hacia donde mí sonando contra el pavimento. Un destello de luz y unas pálidas sombras danzaron ante mis ojos, y lentamente fui capaz de componer la imagen. Estaba mirando hacia un techo color blanco con un par de lámparas de luz fría cómo iluminación—Señorita ¿Puede escucharme?
Parpadeo varias veces desconcertada.
— ¿Dónde estoy? ¿Qué sucede?— pregunté, intentando levantarme de la camilla pero la aguja y mi cuerpo adolorido me resultaba terriblemente incómodo, observé la intravenosa conectada al tubo que salía de mi brazo izquierdo con una mueca deseando arrancarla de ahí.
—Tranquila estás a salvo— la chica vestida con un traje de enfermera me brindó una sonrisa y tomándome de los hombros me volvió a acostar despacio en la camilla hospitalaria—Iré por la doctora, por favor no intentes moverte ¿vale?— pidió antes de salir de la aséptica habitación.
Fruncí el ceño intentando buscarle una lógica a lo que está sucediendo; acabo de despertar en una habitación de hospital y estoy siendo atendida por una enfermera luego de haberme desmayado en los brazos de un hombre en el medio del apocalipsis luego de cinco años sin ver un ápice de vida humana en la ciudad de seúl
¿Cómo es eso posible?
Por lo que había oído hace un tiempo, los últimos países que no estaban infestados del virus eran Nairobi y Corea del Norte. Desgraciadamente los países civilizados aquellos que contaban con parlamentos, con dos cámaras y cuerpos de policía íntegros, buenas infraestructuras, estaban regidos por leyes, tenían riquezas y privilegios esos, no resistieron la llegada de los muertos a su casa.
Sin embargo los territorios más peligrosos. Los países inseguros, los estados feudales, sitios en los que no osarías cruzar la puerta sin un arma, donde los guardaespaldas eran los accesorios de moda de los últimos siglos; al final esos territorios salieron mejores.
Emerjo del hondo pozo de pensamientos en el que me encontraba inmediato de la puerta ser abierta, entrando la joven enfermera en compañía de lo que a mi suposición era la doctora.
— Creí que no despertarías cariño— comentó la mujer mayor sentándose a mi lado en una silla metálica mientras que la enfermera le pasaba una linterna.
¿Cariño?
— ¿Cuánto tiempo he estado dormida? ¿Y dónde estoy?— Pregunté de forma más exigente deseando levantarme de la camilla, pero la enfermera volvió a recostarme.
—Es mejor que no hagas ningún esfuerzo, necesitas reposo—me habló tan delicado. Todo aquí se sentía fuera de lugar.
Arrugué mi nariz. Bien siguen ignorando mis preguntas.
— ¿Qué me pasó?— insistí con las preguntas. No era de las que me rendía tan fácil. Me alejé por instinto cuando la doctora acercó su mano a mi rostro.
—Nadie en este lugar tiene la intención de lastimarte, solo necesito saber que tanto te has recuperado—Su mente parecía estar empapada en comprensión y paciencia. Intentó acercarse a mí otra vez y no se lo negué, la doctora encendió la linterna e iluminó mis ojos examinándolos uno por uno— Te desmayaste luego de que el señor Bang te encontrara al borde de la muerte—contestó a una de mis preguntas después de presionar el botón apagando su linterna.
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World in Pieces #1
Science FictionLuego de un brote mortífero de virus provocado por un oscuro incidente en una fábrica de Bioquímica que tiene lugar en Corea del Sur. La civilización ya no existe, no hay internet, no hay juegos. Nada que te recuerde que eres un ser humano. El Apoca...