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El día de la exposición de arte había llegado. Felix y Hyunjin recibieron a Jisung en el apartamento justo antes de partir juntos hacia la universidad. Los tres caminaron con calma, Hyunjin y Jisung manteniendo una conversación más fluida mientras Felix los escuchaba en silencio. Ocasionalmente reía debido a las breves discusiones tontas y desviaciones entre ambos, notando como siempre lo buenos amigos cercanos que eran.

Lo primero que notaron al llegar era la cantidad de gente que había, junto a la música y las numerosas actividades que llenaban el ambiente de buen ánimo y energía. Felix estrechó los ojos al divisar la sección de fotografía, mientras Hyunjin quería doblar hacia el lado de la pintura y Jisung por las esculturas.

—Pasaremos por todo —musitó Hyunjin cuando notó que sus dos acompañantes estaban por repartirse en diferentes direcciones—. Pero lo haremos juntos. A eso hemos venido, ¿no?

Felix y Jisung se dieron una mirada rápida. Hyunjin tenía las manos en la cintura como una jarra y un puchero adorable acentuando sus labios regordetes. Los beta asintieron y siguieron al pelinegro sin mediar palabra.

El viaje por los diferentes puestos de exhibición fue tranquilo. Los tres apreciaron las palabras de los estudiantes, quienes dirigían sus propios toldos y eran dueños de gran parte de las piezas que se mostraban. Hyunjin quiso llevarse una cuantas pinturas a casa. Jisung se burló de él cuando le dijeron que no estaban a la venta.

Al recorrer más de la mitad de los puestos, la necesidad de ir al baño se presenta en Jisung. Hyunjin dejó a su mejor amigo irse entre preguntas y se queda a solas con Felix, quien se había acercado a la parte que más le interesaba.

Caminó unos pocos pasos hasta llegar a su lado, observando las fotografías allí expuestas por unos segundos, hasta que la curiosidad lo vence y decide posar sus orbes brillantes en el perfil definido de su compañero.

Hyunjin sonrió inmediatamente al ver un estallido de emoción y pasión vibrante en los ojos afilados del más alto. Felix tenía puesta su expresión de concentración a juego de las fotografías que posaban colgadas en un gran mural. Propiamente, sus labios formaban una fina circunferencia cuando se hallaba asombrado por unas cuantas bellezas capturadas, mostrándose en un interno debate sobre cuál le gustaba más.

—Son muy bonitas, ¿No? —Preguntó fingiendo observar las fotos que tenía en frente. Felix asintió con la garganta, sin siquiera mirarlo. —Estoy... Buscando una que se asemeje a mi fotografía perfecta. Hyunjin alzó las cejas, curioso.

—¿"Fotografía perfecta"?

—Sí —se enderezó, viendo superficialmente las postradas en un sitio más alto. Hyunjin guardó silencio—. Quiero saber qué podría ser para mí el momento más digno de capturar en una foto. Mi fotografía perfecta.

El pelinegro no dijo nada, tan sólo asintió con la garganta después de asombrarse por el planteamiento. Internamente, estaba curioso sobre lo que podría llegar a ser para el alto la foto perfecta. Frente a ellos tenían paisajes, objetos y modelos bien estructurados. Para él lucían lo suficientemente profesionales como para considerarse perfectas. Pero, ¿Qué podría ser para Felix más hermoso y digno de contemplarse que todo aquello?

Hyunjin dejó flotar un suspiro, contento por lo bien que se veía el contrario con los rayos del sol iluminando sus mechones oscuros y ondulados. La piel bronceada y tersa. Quizás, si lo que veían sus ojos pudiera convertirse en una fotografía, podría ser el retrato más cálido jamás tomado.

Estuvo a punto de abrir la boca y decir algo, pero un calor repentino en su bajo vientre lo descolocó. Su piel empezó a impregnarse de sudor, y se llevó una mano a la frente, creyendo que quizás no se había dado cuenta de que el sol de las tres de la tarde era muy intenso ese día.

Felix se quedó paralizado por un momento cuando notó las mejillas ruborizadas y los ojos brillantes del omega. En conjunto con ello, un sutil olor a vainilla llamó a sus instintos, provocándole un jalón en el pecho que condujo a un golpe de calor en todo su cuerpo.

Hyunjin sonrió abrumado cuando notó al mayor sudar también. —El sol está muy fuerte hoy, ¿No crees que deberíamos buscar un lugar más fresco?

Felix asintió, intentando llevarse aire al rostro con las manos—: Deberíamos tomar algo.

Ambos caminaron en dirección a la heladería más cercana, decidiendo avisarle a Jisung que lo estarían esperando allí para cuando volviera. Felix y Hyunjin se sintieron extraños de un momento a otro; el alto por el constante y cada vez más potente olor a vainilla cerca de él y el pelinegro por la concentración de su calor por todo su vientre.

Tan sólo pudieron caminar unos cinco metros lejos.

Y pasó. Hyunjin comenzó a gotear.

Felix detuvo su paso cuando Hyunjin se congeló en su sitio, con las mejillas teñidas en carmín y los ojos abiertos como platos. Se acercó a él, preocupado, notando que el más bajo se veía más agitado de lo normal. —Hey, ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes...?

—Fe-felix... Yo... —un rayo de vergüenza cruzó por su rostro entero, aún incrédulo por lo que estaba pasando con su cuerpo. Sólo allí, cuando se inclinó para ver su rostro gacho, Felix notó que el olor a vainilla y canela provenía de Hyunjin. Éste respiró hondo, intentando calmar su pecho agitado—: Creo que empecé a...

Felix frunció el ceño, un repentino mareo cubriendo sus sentidos. Sin que el menor dijera nada, tomó su chaqueta de mezclilla y lo ayudó a cubrirse su retaguardia. Estaba seguro de a qué se debía la incomodidad del omega. —... Estás entrando en celo.

Vinegar Smell | |  LixjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora