capítulo III

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Me arrepentí de no haber conversado más tiempo con él, pero me entró pánico con la dulzura que me hablaba y me miraba. Cuando llegue a mi coche miré ha todos los lados, pero solo estaban los coches de los trabajadores del supermercado. Imagine que viviría en uno de los pisos de atrás, esos lúgubres, pero no tenía la pinta de macarra que tienen los chicos de allí, parecía que iba a trabajar a ese supermercado pero era imposible porque nadie estaba de baja ni nada, me hubiera dado cuenta de que faltaba algún trabajador, desde que me mude a vivir a Villa Verde, ya hace tres años, en ese supermercado siempre estaban las mismas personas.
Espere diez minutos en el coche a ver si por casualidad salía, pero no hubo suerte. Respire ondo para que se me pasará el hormigueo del estómago y arranque el coche para irme.
Al llegar a casa no me pasó lo mismo de siempre, si no que estaba feliz y hacía tiempo que no me pasaba, parecía una adolescente de nuevo. Me puse a escuchar música en vez de ver películas románicas. Comiendo helado pero a la vez bailando. Me sentía especial, como si me quisiese de nuevo y lo mas importante es que sentía que le había gustado a ese chico, que por cierto no sabía como se llamaba y eso lo hacía aún más misterioso e interesante.
No quería llorar por Oscar, ni siquiera pensaba en él, solo en aquel chico sin nombre que apareció de la nada y con el que me tropecé.
Lo malo es que mi suerte cambió en cuestión de horas.

Una vida nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora