give in to me | jenlisa

O7

Tres años más tarde…

Lalisa

— ¿Estás bromeando? — dice Jennie cuando llegamos a unas escaleras.

— No. — respondo, rodeándola con el brazo.

— Lisa, ¡estuvimos aquí una vez y prácticamente me sacaste a rastras! En serio, ¿me trajiste a un club de sexo?

— Es nuestro aniversario. Sé que nos conocimos aquí en extrañas circunstancias, y sé que pude ser un poco… — Me detengo, pensando en cómo decirlo.

— ¿Celosa? ¿Posesiva? ¿Loca? ¿Arrogante? — ofrece Jennie mientras me sonríe.

— Bien, bien — Asiento con la cabeza. — Pero tengo una sorpresa para ti.

— Creo que estoy un poco nerviosa — suelta una risita mientras la tomo de la mano y la conduzco escaleras abajo.

Cuando llegamos a la puerta, llamo y el listón metálico se aparta. Un par de ojos oscuros se cruzan con los nuestros y se iluminan. La puerta se abre rápidamente y Dee sale para abrazar primero a Jennie y luego a mí.

— Miralas, dos bichos raros. Una noche en la ciudad. Me pregunto qué estarán tramando... — dice guiñándome un ojo.

— Por alguna razón, creo que tú lo sabes mejor que yo — dice Jennie.

— Tendrías razón, hun — ríe Dee mientras saca una venda para ojos y me la entrega.

— Date la vuelta — le ordeno, y Jennie se ríe mientras hace lo que le.pido. Le ato la venda y Dee me da una llave. Le doy las gracias y tiende el brazo para que prosiga.

Cuando llego a la zona del bar, me inclino y le susurro a Jennie al oído.

— Recuerdo venir aquí y estar dispuesta a marcharme nada más llegar.

La conduzco con cuidado más allá y a través de las puertas dobles, donde hay adultos haciendo lo que hacen los adultos.

El lugar no ha cambiado mucho, pero todo parece nuevo. Me acerco a los sillones que bordean el lugar y me siento en un pequeño sofá, tirando de Jennie sobre mi regazo.

— Eché un vistazo a esta habitación y cuando te vi fue como si viera por primera vez — Le froto una mano por el trasero mientras la otra se desliza por su cuello y entre sus pechos.

Veo cómo se le pone la piel de gallina y me inclino hacia delante para besarle la clavícula.

Los sonidos de la gente follando llenan la habitación y veo cómo se le entrecorta la respiración. Sus pezones están duros y paso la punta del dedo por cada uno de ellos.

La seda de su vestido no hace nada por ocultarlos; me hace sentir dolor de necesidad.

— Tengo una habitación privada para nosotras esta noche — le susurro al oído antes de besar el tierno lugar bajo él. — Voy a follarte ahí dentro mientras toda esta gente está fuera.

Lo que ella no sabe es que la habitación está insonorizada. Pero la idea es todo lo que necesito. A Jennie le excita la idea de que la vean, y voy a darle eso.

La mayor parte de lo que le diga esta noche puede ser una verdad a medias, pero todo está hecho para excitarla. Esta noche se trata de ella, aunque sé que voy a beneficiarme de ello.

— Tampoco hay cerradura en la puerta — le digo, y ella se estremece. — Pero te vendaré los ojos todo el tiempo, así que no te preocupes si alguien te mira.

Le paso una mano por el muslo y luego por debajo del vestido. Cuando mis dedos tocan sus bragas, noto la mancha húmeda que ha dejado ahí.

— ¿Te excita el sonido de la gente follando a tu alrededor? ¿O es o la idea de que estás a punto de ser una de ellas?

Jadea cuando mis dedos se deslizan dentro de ella.

— ¿A-Ambas? — Ella responde como una pregunta, y yo sonrío.

— Sí, yo también creo que ambas cosas.

Mis dedos están resbaladizos dentro de ella mientras se mueven. Gotea miel sobre mi mano y se me hace la boca agua al querer probarla.

— Creo que esta noche puedes recordarme lo bien que me comes, bebé.

— L-lisa — gime lamiéndose los labios. — ¿Puedo hacerlo ahora?

Sus manos se mueven hacia mis pantalones, y veo cómo tantea la cremallera.

— ¿Estás tan ansiosa por tener tu lengua dentro de mi coño, bebé? — Estoy caliente por ella, y aunque no quiero que me excite aquí mismo, no quiero impedirle que consiga lo que quiere.

— ¿Tal vez como antes? ¿Podrías esconderme mientras me mueles la boca?

Jesucristo. Si no fuera ya mi prometida, le pediría matrimonio aquí mismo.

Me había llevado al límite en dos segundos.

— Sí, te voy a follar la boca. Y luego vas a cabalgar mi cara.

La acompaño a la habitación privada y cierro la puerta tras nosotras.

Tengo la sensación de que vamos a estar aquí por bastante tiempo y pienso hacer que cada segundo cuente.

El fin