Capítulo 1.

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Narra _____.


El doloroso frío de diciembre hizo a mis pies estremecer. Abrí los ojos lentamente, dejando que la luz de la ventana me encandilara. Todo estaba hecho un desastre, las sábanas estaban desparramadas por todo el suelo, y una guerrera quedó en su lugar al menos, dejando a mis pies fuera de ella.


Luego de unos 10 minutos debatiendo si iba a levantarme o no, como toda una campeona lo logré. Me rasqué la concha frígida que tengo y de paso un poco el ano y pude levantarme al 100%. Mi madre me esperaba afuera con el desayuno en la mesa, ella siempre fue muy exagerada con el tema de las tortitas y masitas para sólo tomar un puto desayuno. En fin, me senté y con voz ronca le dirigí las primeras palabras del día:


-Ma, me pica mucho la concha...-dije rascándome sonoramente.


-Eso te pasa por pajearte toda la noche, pendeja de mierda-y rodó los ojos-. Tenes que hacer menos ruido, suerte que tu padre es sordo, porque sino ya te hubiera quemado los pelos de la concha. Por cierto, cortatelos con el cutter o algo.

-Ay mamáaaaaa-me quejé como una niña de 5 años-. Eres una asquerosa. Además no tienes que ser tan vehemente con el tema. Es mí vagina..


-Como si yo no te la hubiera visto, ____-dicho esto se levantó con su taza de té vacía recién concluida, dejándome un poco traumatizada con la situación.


Luego de tomar mi té y comer algunas masitas que mi madre había preparado, me alisté para ir a la escuela. Me acordé de lo que me había dicho mi madre la noche anterior, que tenía que comprar más preservativos. Me había quedado sin. Esperaba que Nick aceptara venir hoy a casa a pasar la noche, ya que mi padre viajaba a una conferencia por los derechos de los sordos en una ciudad a miles de kilómetros de casa, y mi madre, claro, lo acompañaría. Finalmente tendría la casa para mí sola, y finalmente me podría divertir un poco con Nick.


Me cambié, poniéndome bien sensualona, cogí mi mochila y salí a la calle a esperar el autobús. Estaba casi vacío y como lo tomé tarde tuve que soportar a todos los nerds. Odié sus miradas de sorpresa al verme a mí, la novia del mariscal de campo, en ese ómnibus. Los ignoré pero de todos modos dejé que se notara un poco más mi escote. Me encantaban sus miradas desorbitadas. A la mierda el frío.


Llegué tarde a clase y la hora no la compartía con Nick. En el receso salí a buscarlo y lo encontré apoyado contra los casilleros cercanos a la cafetería, hablando con sus amigos, jugadores también del equipo de fútbol americano de la escuela. Lo saludé desde la distancia, y cuando me vio, vino a saludarme, besándome con ansias. Me sonrió luego de darme un beso que me dejó sin aliento.


-¿Qué hay, chiquita? ¿Todo bien el fin de semana? -Me regaló una sonrisa pícara.


-Sí... -le devolví la sonrisa-. ¿Sabes que mañana no hay clases, cierto? Porque me preguntaba si querría venir a casa y, ya sabes... como mis padres no estarán en toda la semana...


Su rostro se distorsionó en una mueca que me destruyó las expectativas.


-Lo siento, pequeña. Hoy no puedo.


-¿Por qué...? -empecé a preguntar, pero él ya se había ido.


Estaba tan enojada que me salteé la última clase y cuando llegué a casa, mis padres no estaban, sorprendentemente. No me molestó eso, ya que no tenía ganas de hablar con nadie de mi estado de humor. ¿Por qué había actuado así Nick? No me volvió a hablar en todo el día. No se me acercó, y cuando lo miré, y supe que él sabía que lo estaba mirando, no me devolvió la mirada.


¿Por qué me ignoraba?


Estaba tan enojada que lo primero que hice fue entrar a Facebook para buscar a mi amiga Rose y hablar con ella, pero primero, me fijé en la parte de noticias y lo primero que vi fue un video de una chica haciendo el desafío de Charlie Charlie. No pensaba bien, así que lo que hice fue agarrar una hoja, dos lápices y sentarme en el centro de la habitación.


Afuera estaba nublado y se anunciaba lluvia. Un viento huracanado soplaba con fuerza y amenazaba con abrir mis ventanas de un sólo golpe. Observé con atención la hoja de papel frente a mí. De repente, tenía calor, y no sé por qué, decidí ponerme bien sexy y me saqué la remera para ponerme un top que revelaba la mitad de mi sostén, y cambié mis pantalones por un short súper corto que dejaba a la vista parte de mi trasero. Ya arreglada y maquillada, cagandome de frío, me dispuse a hacer la primera pregunta.


La persiana de la ventana cayó con un sonoro ruido que hizo que me sobresaltara y me estremeciera; calmándome, y en en el medio de la habitación ahora en una semi penumbra, pregunté:


-Charlie, Charlie, ¿estás ahí?


El lápiz se movió lentamente, y raramente e irónicamente apuntó el no. Luego de unos segundos apuntó al sí, y sentí que me apuntaba directamente a mí...y a la caja de preservativos a mi lado....


....




¿Me amas, o no me amas? [Charlie Charlie y tú] [HOT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora