— ¿Lo has leído?: «poco calado intelectual», «superficial y limitado». ¿Quién se habrá creído que es este memo, este sinvergüenza?
— Un carroñero.
— ¡Ah! Dolor, me llevan, me llevan estas ventosidades, mi hígado agoniza, pútrido en vida.
— Para mi que son gases y tienen tus males más de gástricos que de hepáticos.
— Acércame la absenta, deja que termine con estos padecimientos, llénense de poros mis entrañas.
— ¿Te refieres a esta botella de leche? No haré tal cosa, parece que te resulta perjudicial su ingesta. Así como no todos podemos ser conceptistas, existe un grado de hombres menores que se ven incapaces de hacer frente a los lácteos.
— ¿Pertenezco yo a esta estirpe maldita?
— Solo Dios lo sabe, quizás tengas la tenia.
— No digas barbaridades, es imposible que acoja en mi seno a esa anacoreta, tú mismo has sido testigo de mis flatulencias, céfiros del ojo velado que bien podrían tumbar un roble.
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Varios tipos de hombres
Short StoryNo todos podemos ser Góngora, pero al menos no somos intolerantes a la lactosa.