Con especial dedicatoria a Lijandra_23, Yani_128 y Adi, gracias por esperar.
—Hola, pequeño —La mirada de Jimin se iluminó al escuchar la voz de Taehyung entrar por la puerta, su presencia le producía una combinación de paz y alegría que no podía obtener de ninguna de sus terapeutas, era su pariente más cercano, sentía en el alma y en el corazón que estaba por fin cerca de un lugar seguro, de algo que parecía su hogar, ya que su madre no había ido a visitarlo en las últimas dos semanas desde que despertó.
—¡Taehyung-Ssi! Que bueno que llegaste, Lili me dejó ese memorama para que podamos jugar un rato, aunque la verdad es que estoy un poco cansado y me gustaría salir a caminar contigo ¿qué dices? —comenzó a retirar las sábanas que lo cubrían tan pronto empezó a hablar para que entendiera que debía ir a ayudarlo a levantarse lo más rápido que pudiera, se tomaron entrelazando sus ante brazos y comenzaron su ya habitual caminata. —Ayer llegó gritando una señora, dijo que todos eran unos hijos de perra porque habían metido a su hijo en problemas, yo tenía la puerta de la habitación abierta porque me da miedo estar encerrado, entonces me miro directo a los ojos y gritó aún más fuerte ¡desgraciados infelices tienen niños heridos de bala también!, yo no entendí muy bien qué estaba pasando porque enseguida llegaron dos moles gigantes, las que siempre están en la entrada del hospital y se la llevaron berreando, entonces el doctor Hoseok llegó y me explicó que su hijo había tenido un problema en los campos de entrenamiento del dueño del hospital y que lamentaba que yo hubiera escuchado eso, yo le dije que no había problema porque era lo más fascinante que me había pasado en días, pero no alcanzas a adivinar que se viene la mejor parte, Taehyung, después de algunas horas apareció de nuevo la señora con una cara compungida a pedirme disculpas y me dio esto —sacó de su bolsillo una estampa religiosa —dijo que me iba a cuidar y que hoy me traería un suéter tejido que le iba a dar a su nieto pero me quedaban mejor los colores a mí, desde ayer estoy esperando pacientemente por el suéter es que me da mucha curiosidad. —el ánimo de Jimin había alcanzado un nivel magnifico, hablaba mejor, parecía que sus células cerebrales se estaban regenerando rápidamente, Hoseok no dejaba de mostrarse impresionado a la hora de la comida, mucho menos a la hora de ir a dormir, todo el día hablaba de lo magnifico que era el cerebro de Jimin, el chico inteligente y perspicaz estaba ahí, no le constaba nada ser dicharachero con él, estaba tomando terapia física cada dos días, su mejoría era tan evidente que quiso tomarla diario al igual que la de estimulación cerebral, era un lobo valiente, así pasaron dos semanas.
—Ayer vi el accidente de su hijo, resulta que se le cayó el arma y se disparó en la pierna, no es algo que suela pasar seguido, Yoongi me dijo que el soldado comentó que había estado teniendo problemas con sus hijos y se distrajo, lo perdonó sin chistar y lo mandó para acá, es demasiado sensible no sé si eso le traiga problemas, yo creo que no debería porque los soldados son sumamente importantes para nosotros.
—Los hijos son super importantes para las mamás también, creo que en la milicia que trabajan son unos buenos jefes —No sabía nada, apenas le habían dicho algunas cosas y otras las dejaban sin responder, desde que Yoongi se fue al día siguiente de que Jimin despertó estaban jugando malabares con su inteligencia y dudas, cada vez preguntaba o entendía menos cosas y sabían que en algún momento preguntaría quién es ese hombre del que tanto hablan, suponían que Jimin pensaba que hablaban de la milicia del gobierno, él sólo preguntaba por su mamá y su único visitante por ahora era Tae y todas las medicas que lo rodeaban de exámenes y terapias, descubrieron que le tenía miedo irracional a la mayoría de la gente que no vestía de blanco y que especialmente vestía de negro, también a los hombres que no fueran Tae y Hoseok, suponían que porque en el fondo los reconocía y por su puesto también le horrorizaba tener la puerta cerrada de su habitación, todas esas pequeñas cosas estaban anotadas en los expedientes de cada doctora.