Desde entonces, Carlitos disfrutaba de su propia vida feliz y emocionante, con su hogar propio y lleno de cosas que lo hacían feliz. Siempre estaba en busca de nuevas aventuras para experimentar y nuevas amistades para hacer, descubriendo todo lo que el mundo tenía para ofrecer, gracias a las piernas que crecieron de su cuerpo.