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Lyra Regina Black, Slytherin, 16 años.

Septiembre 1, 1992.

Querido Diario: Hoy, me enamoré.

A decir verdad, he estado enamorada desde hace años, pero apenas hoy he podido aceptar mis sentimientos. Solo pensar en él hace que mis mejillas se ruboricen, el verlo estudiar, el tener el placer de sentarme a su lado, de hablar con él, de ver su sonrisa cuando algo le sale bien. Su sola existencia llena mis días de gozo, me siento viva cuando estoy con él, cuando me mira siento que podría dejarlo todo, solo para hacerlo feliz. ¿Que hiciste conmigo, Weasley? ¿Que embrujo usaste en mi ser para tenerme a tus pies de esta manera?

Estoy segura de que mi padre está burlándose de mi en su celda de Azkaban por haberme enamorado de un chico como él, Percy, tan serio, tan listo, tan lindo. La forma en la que muerde su labio inferior cuando no encuentra la respuesta a un problema, si no fuera un traidor ¿Mi familia lo aceptaría? Si no fuera un Gryffindor, si no fuera un Weasley ¿Existe algún futuro en dónde yo pudiera estar en sus brazos? Oh, Percy, todo lo que deseo es eso, estar entre tus brazos. ¿Podrías volver mi deseo realidad?

Cerré mi diario al oír pasos detrás de mi, guardándolo en mi bolso antes de voltear.

- Weasley, llegas tarde.

Dije en tono de reclamo, frunciendo mi ceño en su dirección mientras veía a Percy sentarse a mi lado, estaba sonrojado y con el cabello un poco despeinado, estaba segura de que había estado con ella. Él solo me miró, su mirada delataba la culpa que sentía, por supuesto que debía sentirla ¿Quien se cree para estar besandose con otra cuando a la única que debería besar es a mi?

- Lo siento, ayudaba a Penny con unas tareas del profesor Snape ¿Ya buscaste los libros?

Rodé mis ojos en señal de fastidio, desde tercer año éramos duo en clase de pociones y al comprendernos tan bien el uno al otro habíamos decidido ser equipo en todas las clases que compartiéramos, en este momento teníamos un proyecto muy importante, con una meta en común: Ganar las pasantías en el ministerio.

- No me mientas a mi, Weasley, aún tienes su labial en la cara. Podrías al menos haber elegido a una chica que no te distrajera tanto y respetará tus horas de estudio, te estás quedando atrás.

Advertí mientras lo veía sonrojarse ¿Cómo iba a poder seguir enojada con él si se veía tan lindo? Ya no sabía dónde terminaba su rostro y comenzaba su cabello, pero quería besar cada parte de ese enorme punto rojo que se había vuelto su cabeza. Cómo siempre, su voz me sacó de mis pensamientos.

- No deberías ser tan dura con ella, Lyra. Penny es una buena chica, es lista, viene de una buena familia y me apoya.

La odiaba, definitivamente, quería que Penelope Clearwater fuera golpeada por mil bludgers, que un dementor se colará y la besará, que un hipogrifo le golpeara la cabeza lo suficientemente fuerte como para extinguir su asquerosa existencia de este mundo. Mi rostro mostraba mi fastidio, por lo que hundí este en uno de los libros mientras murmuraba, lo suficientemente alto para que él pudiera escucharme.

- Pues yo también soy todo eso y no veo que nos estemos besuqueando en los armarios cuando se supone deberíamos estar haciendo nuestras rondas.

Noté su mirada sobre mí, no la devolví, no descubrí mi rostro tampoco, estaba completamente avergonzada de que aquello saliera de mi boca pero sabía bien que debía hacer algo al respecto o podría perderlo para siempre. Pero ¿Que debía hacer? ¿Cómo podría decirle que lo amaba? No podía simplemente mirarlo y decir que estaba enamorada de él desde cuarto año, no podía decirle que amo su sonrisa engreída cuando hablaba de sus notas o que solo me esforzaba en todo para poder seguir pasando tiempo a su lado.

Cuando sentí mi sonrojo pasar tomé un poco de aire, buscando el valor y las palabras para tocar el tema mientras bajaba mi libro para mirarlo.

- Oye, Weasley. Hipotéticamente hablando, si a ti te gustará alguien, y no menciones a esa Ravenclaw, ¿Cómo llamarías su atención?

Percy Ignatius Weasley, 16 años, Gryffindor.

Corrí por los pasillos en dirección a la sala de estudio, sabía que Lyra estaría molesta por mi demora, pero también estaba seguro de que ella lo entendería. Es normal que uno pierda la noción del tiempo cuando está enamorado ¿No es así?

Penelope Clearwater, mi primera novia, mi primer amor, y esperaba que fuera el último. Por alguna razón Lyra la detestaba, y viceversa, por lo que me era difícil repartir mi tiempo entre las dos.

Lyra Black, hija de Sirius Black, la primera vez que oí su nombre me sentí aterrado y que su apariencia fuera totalmente amenazante no ayudaba en lo absoluto. No me atreví a hablar con ella en los primeros años, hasta tercero, dónde el profesor Snape hizo grupos de estudio para realizar cierto tipo de pociones que necesitaban más de una persona para su preparación. He de decir que su inteligencia fue lo primero que me sorprendió, solía verla rondando por los pasillos de vez en cuando, leyendo historietas muggles, cantando o simplemente perdiendo el tiempo en los jardines, jamás creí que una chica que se veía tan floja tuviera tanta astucia oculta, no hay dudas del porque su casa fue Slytherin.

Lyra y yo no hablamos mucho durante nuestros primeros encuentros, sin embargo parecía que podíamos leer la mente del otro, ella me dejaba guiar, teniendo todo listo en el momento en el que lo necesitaba, y con el tiempo comenzamos a conocernos mejor, me arriesgo a decir que ella es la mejor amiga que podría haber tenido, y me duele demasiado que odie tanto a mi novia, ya que me encantaría poder pasar tiempo con ambas sin problema.

Entré al salón mientras trataba de calmar mi respiración, los deportes no eran lo mío y ciertamente subir tres pisos corriendo no fue una buena idea. Acomodé mis lentes mientras la oía quejarse y la mire con culpa por haberla hecho esperar, amaba que ella fuera tan transparente con lo que sentía, aún cuando solo mostraba molestia hacia mi la mayoría del tiempo.

Me senté a su lado mientras me excusaba, preparando mis libros para comenzar con la investigación, ella estaba enojada, pero no era mi culpa que siempre eligiera las salas más alejadas para encontrarnos, aunque ciertamente ganaba puntos en la privacidad, al estar tan lejos pocas personas entraban y casi siempre estábamos solos, podíamos estudiar en paz.

Comencé a revisar los libros mientras discutía con ella, quedando estático ante su última pregunta. ¿A Lyra le interesaba alguien?

- ¿A quién te refieres?

Aquella pregunta salió de los más profundo de mi ser, con tal rapidez que no pude detenerla. Ví a Lyra bajar su libro y alzar una ceja mientras me miraba, por lo que me encogí de hombros tratando de disimular mi nerviosismo antes de seguir hablando.

- Me refiero a que, si me dices quién es, tal vez podamos saber mejor como podrías acercarte a esa persona.

Sonreí suavemente mientras la observaba, jugando con la pluma en mi mano mientras un ligero sentimiento de molestia crecía en mi interior. No comprendía porque estaba sintiéndome así, pero no me gustaba para nada, yo ya tenía una novia, no tendría porque tener esa reacción cuando mi mejor amiga me habla de alguien que le interesa, debería estar apoyándola en ello.

- Me gustas tú.

Dijo con una sonrisa divertida en su rostro y yo rodé mis ojos por aquel chiste, siempre lo hacía cuando hablábamos de parejas o relaciones, era una niñería que creí que ya habíamos superado.

- No bromees así, podrían oírnos y la gente pensaría mal.

Le advertí mientras ella solo reía, me encanta verla reír, es decir, es mi mejor amiga, por supuesto que amaba verla contenta, pero no cuando era a mis expensas. Ella solo negó y volvió la mirada a su libro sin decir nada más.

- Si fuera yo, le escribiría cartas de amor.

Love Letters - Percy Weasley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora