Asechados

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Al terminar el torneo, los chicos se dispersaron a diferentes destinos: Rei regresó a China, Max fue a visitar a su padre, Kai fue a Rusia a resolver algunos pendientes y Tyson se quedó en casa.

Mientras realizaba la limpieza del dojo, observó que Daichi se encontraba sentado cerca de la puerta con una expresión decaída mirando hacia el cielo.

-Oye, ¿sucede algo?-se acerca a él con calma-desde que volvimos has estado demasiado callado y menos gritón. Digo, me agrada que no estés saltando de aquí y allá fanfarroneando que eres el mejor beyluchador del mundo pero, es raro verte así

-No es nada-abraza sus rodillas evitando mirarle

-Sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea que te esté pasando-coloca su mano en uno de sus hombros para reconfortarlo

-¡Que no es nada!-retira la mano del peliazul con brusquedad yéndose rápidamente de ahí

-¡Daichi espera!-intentó detenerlo pero se detuvo ya que seguramente el chico necesitaba espacio-bien, supongo que tendré que buscar en otro lado la razón de su comportamiento

Entró a la casa y llamó al señor Dickenson.

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-Esta todo listo joven Hiwatari- acomoda varios documentos que resguarda en una carpeta que guarda dentro de su maletín

-Gracias Benson, resguarda esto hasta que se te indique-el mencionado asiente y se retira

Al verlo irse se estira levemente para luego resolver otros pendientes en tierras de su novio.

Sin darse cuenta, una sombra lo vigilaba desde fuera de la ventana.

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Daichi caminaba con cansancio y pena ya que se dio cuenta que fue bastante grosero con Tyson. El peliazul simplemente quería ayudarlo. Suspiró por octava vez cuando de repente chocó con alguien.

-¡Oye! Fíjate por donde... ¿Max?

-Oh, hola Daichi-le sonríe amablemente-¿qué haces aquí? ¿Vienes con Tyson?

Al escuchar el nombre del peliazul, giró su rostro con el ceño fruncido.

-Por tu expresión puedo deducir que tuvieron una discusión o que uno de los dos fue grosero con el otro-siguió mirándolo fijamente-pero bueno, me contarás en casa. Te invito a comer ramen

-¿De verdad?-le mira con ojos brillosos a lo cual recibe un si por parte del rubio-¿qué esperamos? Llévame a probar ese manjar

-Ya verás, el ramen de papá es el mejor

Ambos fueron a casa del mayor mientras este le sacaba plática sobre lo ocurrido en el torneo pasado.

Al llegar fueron recibidos por el padre del rubio al cual vio abrazarlo con cariño sin notar la expresión melancólica y triste del pelirrojo.

-Bueno, espero que tengan hambre porque he realizado mi famoso ramen de puerco-sirve a ambos chicos unos grandes platos de este provocando que les haga agua la boca

-Gracias por la comida-agradecieron y se pusieron a comer

-Oh, lo olvidaba. Esto necesita mayonesa-tomó el tarro y vertió una gran cantidad en su plato-todo sabe mejor si le pones este manjar de dioses-al ver que tiene la cantidad necesaria empieza a comer

-Eres raro, ¿quién le pone mayonesa a todo?-mira con algo de asco ese exceso de aderezo en la comida del rubio

-Tienes que probarlo, verás que sabrá mejor-sin pedirle permiso, vierte mucha mayonesa en su plato

Detrás del beybladeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora