Siglo XIX, 1892.
El palacio se alzaba imponente frente a él, llevaba meses sirviendo al palacio pero aún le sorprendía lo increíble que era la estructura frente a él y no creía todavía que pudiera servir a uno de los descendientes del rey.
Él era un simple omega de veinte años que vivía en el pueblo en la casa Kisaeng del pueblo junto a su madre omega; ella formaba parte de éstas. Ella había muerto meses atrás siendo víctima del abuso de poder hacia los omegas por parte de los guardias del palacio; todos alfas, él estaba a punto de cumplir sus veinte cuando la noticia llegó a él y sin tener a nadie fue botado de la casa Kisaeng por la dueña de ésta; no aceptaban omegas varones si no eran hijos de alguna de las que habitaban el lugar, no tenía donde ir o al menos donde conseguir comida por lo que se vió en la obligación de sobrevivir de las frutas o alimentos podridos en la basura del mercado del pueblo.
Para el omega de cabello negros todo cambio una tarde mientras vagaba por el mercado vacio por la hora buscando que comer, llevaba tres días sin probar bocado y sus costillas dolían debido a que uno de los comerciantes lo había golpeado por hurgar en su basura, se encontraba cansado y sin fuerzas por lo que no supo cuando su cuerpo inconscientemente cayó hacia adelante tubando a un cuerpo consigo.
Lo único que sintió al abrir sus ojos fue dolor, su cuerpo estaba siendo apresado contra el suelo de piedra y tierra, su rostro dolía debido a la presión que la persona contraria hacía contra su cabeza.
–¿Acaso quieres morir chiquillo imbécil?. –El hombre que lo apresaba contra el suelo habló bruscamente y cuando miro de reojo pudo recién notar que otro hombre de pie lo apuntaba con una catana directo al rostro.
El miedo lo invadió y no hizo más que aumentar al ver la vestimenta de los hombres y el símbolo del dragón bordado en las cintas que colgaban de sus cinturas; claro que tuvo terror, eran guardias del palacio.
–Sueltenlo. –Una voz imponente ordenó a espaldas de los hombres y éstos inmediatamente acataron la orden.
Al sentirse liberado Jimin como pudo se puso de pie e iba a inclinarse en modo de disculpa pero al ver quien había hablado palideció. Era el príncipe heredero al trono, éste nunca fue visto por el pueblo pero el omega lo supo por el hanbok azul con la insignia del dragón bordada en plata que vestía pero el rastro de polvo en su vestimenta lo hizo darse cuenta del grave error que había cometido, inmediatamente se tiró al piso de rodillas inclinándose al suelo y juntando sus manos en súplica por su vida.
Había tumbado al suelo al príncipe heredero hijo del rey Min, estaba seguro que lo único que podía hacer era rogar porque no lo asesinaran por tal falta de respeto a la realeza.
–Traiganlo al palacio.
Cuando escuchó aquello Jimin solo tembló por el terror que sintió. Fue alzado por ambos hombres y arrastrado por la poca fuerza que le impedía siquiera caminar, forcejear o siquiera hablar. Simplemente decidió rendirse.
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"Mi Alfa Estúpidamente Tierno" || YM ||
Romance-¿Estás bien?. Preguntó el pequeño Jimin para tomarlo del brazo y ayudarlo a levantarse. Ahí en esa burbuja de inocencia fue donde empezó todo, con una caída, con un vecino nuevo y un pequeño beso lle un amor inocente que crecía lentamente en sus co...