Wedding Dress // Ryeji

01.

[ POV YEJI ]

"¿Estás segura de salir esta noche, Yej?" Miré a mi mejor amiga a través del reflejo del espejo, caminando de un lado para al otro, dando vueltas por su habitación mientras yo me terminaba de maquillar, sentada en el tocador.

"¿Por qué no lo estaría?" Le devolví la pregunta con tranquilidad al volver a poner mi atención en mi rostro, aplicando una ligera sombra negra con algún toque rojo sobre mis párpados.

"Mh, no sé... ¡¿Tal vez porque mañana es tu jodida ceremonia de compromiso?! ¿Es qué te has vuelto loca?" Lia alzó ahora la voz mientras se detuvo justo a mi lado, haciéndome desviar mi mirada hacia ella una vez había terminado con mis ojos.

Sí, mañana se haría oficial mi compromiso con BangChan frente a toda mi familia y la suya.

No podíamos decirlo por un mensaje y ya, no. Nuestros padres tenían que hacer todo un puto paripé con flores, invitados, un banquete... Y solo para decir que nos vamos a casar, cuando casi todos los presentes lo saben ya, es tan jodidamente absurdo.

"Por eso mismo he de salir hoy, Lia" Pronuncié esas palabras mientras la miraba fijamente con rostro serio.

"Después de mañana, ya no tendré escapatoria, entre los preparativos de la boda, mi viaje de despedida de soltera, la luna de miel y todo lo que me espera después del casamiento ya no tendré tiempo para salir ni acostarme con quién me dé la gana." Dije rendida ante mi situación, alejando mi mirada de Lia y empezando a guardar mi maquillaje en el neceser.

"Mi libertad después de esta noche se acaba" Sonreí en amargura para mí misma antes de continuar.

"Así que, por favor... Déjame disfrutar de mi última noche" Le rogué ahora por lo bajo.

Tras mis palabras, pude escucharla soltar un suspiro largo y pesado de sus labios. "Sigo diciendo que no deberías casarte, Yej... No sé ni por qué aceptaste su petición".

Eso era lo que me preguntaba a mí misma día tras día:

¿Por qué había aceptado la petición de BangChan?...

Empecemos desde el principio.

Desde que tengo memoria, siempre he sentido atracción por las chicas, aunque al principio no era ni consciente de ello. A medida que fui creciendo y empecé a salir con chicos, me di cuenta de que algo iba mal, cada vez que alguno de mis novios me abrazaba o me besaba, no sentía nada, me era totalmente indiferente, por lo que siempre acababa por dejarlos a todos. Pero, todo esto cambió en una fiesta en mi primer año de Universidad. Una noche entre el alcohol, las bromas y las risas, no sé ni como, acabé besándome con mi antigua compañera de habitación, fue un simple beso amistoso de amigas, el típico de cuando estás borracha, pero, ese beso, me hizo entenderlo todo, el suave tacto de sus labios contra los míos, la delicadeza con la que su mano rozó mi mejilla y el dulce aroma de su perfume. Todo eso me dejó sin palabras, me había criado en una casa con mentalidad antigua, mi padre se oponía totalmente a este tipo de interacciones entre personas del mismo sexo, por lo que me fue muy difícil entender lo que me estaba pasando.

Tras un par de semanas de confusión, dudas y culpa, decidí contárselo a mi mejor amiga, Lia. Ella me apoyó y me aceptó desde el primer momento e incluso me acompañó a un bar de ambiente para aclarar mis ideas. La primera noche no aguanté ni media hora, ya que me entró el pánico y me acabé yendo sin decirle nada, dejándola sola en el local.

Me llevó algo de tiempo, pero al final, poco a poco iba más seguido a ese tipo de bares, empecé a interactuar con chicas con mis mismos gustos e incluso, acababa besándome y acostándome con alguna de vez en cuando.