III

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  “¿También escuchas Gutalax?” Me preguntó, ahora él tenía mi celular en su mano mientras checaba mi playlist.

Mi playlist era una mezcla bastante bizarra, había desde heavy metal hasta kpop, desde reguetón hasta obras de hace tres siglos, y también canciones que ni Satanás conocía.

“A veces. ” Contesté, me recosté en el asiento y miré la ventana. No tenía idea de como este tal "Fred" había conseguido mi celular, ni como es que ahora revisaba algo tan privado como las canciones que escucho pero para ser sincero no me incomodaba. Al menos él lo veía con interés, no como mis amigos que me veían como si acabara de sacrificar a una cabra en nombre de Lucifer.

Volteé a verlo, él estaba concentrado en la pantalla del móvil, moviendo lentamente su pulgar sobre ella para seguir bajando. Vi que una sonrisa se formaba en su cara, tal parece que teníamos gustos musicales similares.

Me enamoré de ti. ” Soltó de repente mientras sonreía.

Lo vi sorprendido ¿Cómo? ¿Tan rápido? Solo fue una casualidad que ambos fuésemos metaleros, no era para tanto.

“¿Disculpa?” Pareció entender mi confusión así que comenzó a reírse. Su risa daba miedo.

“No, es el título. Veo que te gusta Chayanne, tienes varias canciones suyas” Se corrigió y me devolvió el celular, sin dejar de sonreír.

“Bueno, tengo más de dos mil quinientas canciones, sería raro no tener una de él” expliqué, él me miró con sorpresa.

“¿Dos mil quinientas?”

“Tengo este celular desde los catorce. Mis gustos no cambian, solo crecen.” Me alcé de hombros, tendría más de no ser por el almacenamiento.

“Vaya. ¿Ahora qué edad tienes?”

“Cumplí dieciocho la semana pasada.” 

“Ah, feliz cumpleaños. ” Me felicitó.
“Ya pasó, pero no es tarde aún ¿No?” Volvió a sonreír y se dio la vuelta para buscar algo en su mochila. Esta era de color negro, como toda su ropa, con pines de algunos animes que no reconocí. “Tienes suerte de que ayer un compañero cumpliera cinco años en su trabajo”

¿A mí en qué me afecta su compañero? Pensé confuso ante sus palabras pero abrí la boca cuando lo vi sacar un disco de vinil de Slipknot de su mochila, específicamente el de The End, So Far.

“Toma. ” Dijo y me lo pasó. Yo sólo lo vi, atónito. “¿No lo quieres?”

“¡No!” Me apresuré a decir. “Bueno ¡Sí! Pero ¿Por qué? Acabas de conocerme...y no me conoces aún de hecho ¿Por qué me darías algo?” Lo miré mal sin querer, pero, bueno, me agarró desprevenido.

Noté como se avergonzaba, bajó la mirada y observó el suelo del bus.

“Me gustó conocer a alguien con gustos similares a los míos p” Habló segundos después “Y, bueno, cumpliste años” Me explicó sin verme. ¿Y quién soy yo para negarme a un regalo? (La verdad me pareció un gesto amable por parte de este chico y me sentí apenado por reaccionar tan grosero)

Tomé su obsequio de sus manos, él volteó a verme.

“Bueno, sólo porque a mí también me gustó. Pero esto no hará que seamos amigos. ” Le dije y lo miré. “No suelo abrirme tanto con las personas y soy pésimo teniendo "amigos", nunca te había visto antes, dudo verte de nuevo, así que es totalmente tu culpa darle algo valioso a un desconocido que podría ser un asesino ¿Bien?” Interrogué mientras guardaba mi nuevo regalo. “Gracias, por cierto.” Estaba tan emocionado por el disco que quería gritar pero disimulé bien.

“Bueno, conociendo tus gustos no me sorprendería que fueras realmente un asesino.” Bromeó y yo fruncí el ceño, pero comenzó a reírse. “Sí, lo entiendo, gracias por aceptarlo, no espero que seas mi amigo aún así.” ¿Ah, no?

“¿Tus amigos trabajan en tiendas de música?” Ahora tenía curiosidad, él se veía de mi edad, su supuesto amigo tenía cinco años trabajando. No estará trabajando desde los trece ¿O sí?

“Solo tres, y uno es amigo de mi padrastro, es dueño de Teoría de Cuerdas” Teoría de Cuerdas, una tienda de música no muy lejos de la preparatoria.

“Que... interesante. ” Dije.

Y no alcancé a decir más, por suerte, pues no sabía bien qué más decir, porque llegó mi parada.

“Bueno... Aquí bajo. ” Volteé a verlo. Él mantenía aún una sonrisa. “Gracias por el vinilo, fue el mejor regalo que recibí.” Lo imité y también sonreí. Miré mi mochila. Era algo tonto pero bueno, dejenme ser. Quité uno de los pines que tenía, uno de Devilman Crybaby, y se lo di.

Ah, gracias. ” Sonrió y lo recibió. No dudé si le gustaría o no porque su playera tenía estampado de esa serie. “Pero no seré tu amigo. ” me dijo de manera seria. Me confundí ante el cambio de humor pero entendí después que me estaba imitando. Rodé los ojos y me levanté.

“Ojalá no te vuelva a ver. ” dije con el tono más despectivo posible. Aprecié la sorpresa en sus ojos y sonreí de inmediato, no lo decía en serio.

Su semblante se relajó y me sonrió de vuelta.
“Asesino o no eres un sociopata. ” Me reí por primera vez ¿Sociopata yo? Seré asocial pero jamás antisocial.

Y sin decir nada más me alejé de él y bajé del autobús.
Y para mi suerte, seguía lloviendo...

Casualidad sin objetivo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora