DESESPERAD@S

capítulo 1: el secuestro

Valentina caminaba por las calles de Roma después de su turno en el restaurante, con la cabeza baja y los hombros encorvados. Era una joven de veinticinco años con el cabello castaño y largo hasta la cintura. Su trabajo como mesera en un restaurante de lujo le exigía demasiado, pero la recompensa valía la pena. Sin embargo, hoy era una noche diferente, Valentina sentía algo extraño en el ambiente.

De repente, un hombre salió de la nada y la sujetó con fuerza por la cintura. Valentina se sobresaltó y gritó, pero el hombre le tapó la boca y la arrastró hacia un callejón oscuro.

- ¡Cállate! -le gritó con autoridad.

Era un hombre alto y fornido, con una cicatriz en la mejilla que lo hacía aún más intimidante. Valentina trató de soltarse, pero era inútil. El hombre la llevó hasta un coche estacionado en el callejón.

- ¿Qué quieres de mí? -preguntó Valentina con la voz temblorosa.

- Cállate y sube al coche -respondió el hombre.

Valentina se dio cuenta de que estaba en un callejón sin salida y de que el hombre no iba a liberarla sin luchar. Así que, sin otra opción, subió al coche temerosa y sin saber lo que la espera.

El hombre se subió al asiento del conductor y arrancó el motor. Valentina estaba en pánico, no sabía qué hacer, ni a quién recurrir. Miró por la ventana del coche y pudo ver la oscuridad del lugar, las calles estaban vacías y no había nadie en la calle.

- Por favor, ¿qué es lo que quieres de mí?- volvió a preguntar Valentina, con una voz temblorosa.

- No hables, solo cállate y disfruta del paseo -respondió el hombre con una risa maliciosa.

Valentina no sabía a dónde la llevaba, pero tenía la sensación de que su vida estaba en peligro. Miraba por la ventana tratando de buscar algún sitio que pudiera reconocer pero no sabía a dónde la estaba llevando.

Finalmente, después de un largo viaje, el coche se detuvo. El hombre le quitó las esposas, la sacó del coche y la llevó a un edificio abandonado.

Valentina entendió que había sido secuestrada  y que estaba en manos de una red de trata de blancas en Italia. La desesperación se apoderó de ella y un miedo atroz la invadió, no sabía cómo iba a salir de esa situación con vida.