23 ~Arriesgarse~

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POV ROSEANNE

Lleve mis manos a la cuerda que ataba la bata, sin apartar los ojos de Lalisa, la deje caer a nuestros pies. Lalisa miró profundamente a mis ojos, tan intensamente que podía sentirme débil. No sabia si estaba bien, acabo de hacer lo que realmente quería esa noche. 

- Si no es así, me detengo. - Le dije inclinándome para aspirar lentamente el aroma de la piel de su cuello. 

Ella tenia un linda esencia, un dulce aroma mezclado con la frescura que acababa de salir de la ducha. Besé su cuello y lleve las manos a la cintura sacudiéndola con fuerza contra mí. 

- ¿Quieres esto, Lalisa?- Le susurré, ella cerró los ojos para sentir mis labios sobre su piel. - Se miasmáticos esta noche. Dime, ¿Quieres esto?

-Si quiero. -Lalisa susurró casi en un gemido. 

Viaje por la linea de su columna vertebral, con una de mis manos hasta que llegue a su cuello, donde delicadamente enlazo mis dedos en sus cabellos oscuros tirando su cara hacia la mía. Tomé el cuerpo desnudo de Lalisa contra la pared fría, haciendo a la mujer jadear ciando sintió mi cuerpo presionado contra el suyo. 

-Yo se que lo quieres, no es necesario decir nada más. Sólo siente. - Susurré lenta y sensualmente en su oído. 

Retirando un par de hebras de cabello, dejando su cuello a merced de mi boca, que se movió en el dejando besos y prolongados chupetones. Su piel morena era tan suave y sensible que el enrojecimiento se hizo mas visible. Podía sentir los vellos de su cuerpo erizar justo en el momento exacto que mi lengua se deslizó sobre su pulso con un poco de presión. 

Lalisa deslizó sus pequeñas manos por mi espalda, clavando las uñas en la tela húmeda de mi blusa. A medida que suba con los besos desde su cuello hasta el lóbulo de su oreja succionando con apuro. La peli negra se quedo sin aliento, dejando escapar un gemido que casi me dejo completamente mojada. 

- Quítate eso ahora! - Susurro la mujer perdida en el deseo. 

Solté una sonrisa maliciosa a Lalisa, que me miraba con esos ardientes ojos marrones tan familiares. 

- Porque no me la quitas tu, Lalisa 

Lalisa no se hizo del rogar, llevó las manos a los botones de mi blusa y los desabotono de uno en uno, sin apartar su mirada en mi. Cuando ella termino, la mujer llevo sus manos hasta mis hombros retirando lentamente la tela de mi cuerpo, admirando cada parte de mi cuerpo desnudo. Me sentí caliente, en fuego bajo su mirada sumergida en la lujuria. 

Ágilmente toda la ropa estaba en el suelo, y Lalisa correspondió de la misma manera. Ella separo sus labios permitiendo el paso de mi lengua que se deslizó sobre ella con hambre. Estábamos batallando por quien domina y yo gane. Maldita sea, ella era una buena pesadora. Sus manos se movían arriba y abajo a toda prisa, presionando mi cuerpo contra el suyo. Rápidamente guiémosles a la mujer conmigo a la cama pequeña que la habitación. 

Tiré el cuerpo de la peli negra en la suave cama severamente. La mire ahí, pidiéndole a Dios que no fuera un sueño, porque si así fuera yo no quería despertar hasta hacer a esa mujer mía. Me arrastré sobre ella, encajando nuestros cuerpos de manera tan perfecta que no podía evitar el gemido ronco que escapó de mis labios. 

Intercambiamos miradas intensas y calientes, que era increíble la conexión que llevamos a cabo a través de ellas. Besé sus tan delicados labios, y seguí desde su cuello hasta el valle de sus pechos turgentes. Lilasa jadeo cuando sintió mi boca al rededor de su pezón. Yo los succione con un abrumador deseo que hizo la mujer gemir, apretando sus dedos en mi pelo en suplica. 

- Oh cielos, Roseanne! Por favor. - Lalisa gimió, inclinándose hacia delante, ofreciéndome mas de su cuerpo. 

No dije nada, sólo seguí mi trabajo. Deslizando mi lengua por su suave piel, succionando su pecho, mientras la otra mano masajeaba el otro con cierta agresividad que hizo que la peli negra se retorciera. Estaba hambrienta, hambrienta de su cuerpo que por tanto tiempo se escondía de mi. Deje los rojizos y extremadamente sensibles pechos de Lalisa, para bajar a su suave abdomen, distribuyendo besos y mordiscos en el. 

THE STRIPPER (CHAELISA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora