uno

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-soy spreen

-soy juan

los dos se miraron de los extremos opuestos de la caja, sus manos tocaban el cristal y recorrían el cuadrado donde se encontraban.

-¿tú...tampoco recuerdas nada?- preguntó juan con cierta timidez, comenzó a peinar su cabello hacia atrás, cosa que hacía cuando se ponía nervioso, el mayor no había necesitado mucho tiempo para darse cuenta de aquello.

-no- respondió el otro, sus ojos fueron hacia el exterior, a la oscuridad, algo de luz escapaba de la caja y se reflejaba en el suelo, de un sucio color gris, podía ver las grietas.

-pues, te veo muy calmado para esta situación- juan sonrió de forma temblorosa, sus manos temblaban aún más, estaba por entrar en pánico de nuevo de pensar en aquel extraño encierro y situación.

spreen lo miró con expresión fría e indescifrable, habló con la misma frialdad.

-en situaciones como estas, uno tiene que estar nervioso por los dos, y otro calmado por los dos-

juan lo miró sin saber qué decir.

-si los dos estuviéramos en pánico, esto sería una batalla a muerte- continuó el mayor -y si los dos estuviéramos calmados esto sería un aburrimiento mortal-

sus ojos se conectaron un momento, y spreen pudo ver el segundo en que juan comprendió y aceptó la verdad.

-tienes razón- murmuró, mientras continuaba caminando, spreen le siguió, continuando la distancia que los separaba.

no supieron cuánto tiempo continuaron haciendo eso, simplemente pareció eterno.

-¿cuánto tiempo crees que haya pasado?-

juan tragó duro, su vista fue al suelo.

-no lo sé...- murmuró -me da miedo todo esto, ¿sabes?-

-es comprensible- dijo spreen -también tengo miedo-

-lo llevas mucho mejor que yo- comentó juan con una sonrisa temblorosa, sus manos volvían a agitarse -no sé nada, ni dónde estoy, ni cómo llegué aquí, ni cuánto tiempo pasó...estoy aterrado-

spreen lo miró temblar, se acercó a él despacio, colocó sus manos sobre sus hombros, y juan lo atrajo hacia él y lo abrazó con fuerza, hundiendo el rostro en su pecho, mientras su cuerpecito te agitaba por el llanto y el miedo, spreen lo abrazó de regreso, frotando su espalda, dejándolo descargar todo lo que necesitaba sobre él.

los ojos del mayor miraron hacia la luz cuando notó que está comenzó a ser cada vez más tenue, vió el lugar oscurecer, y todo tomó un color un poco más azul y apagado.

cuando el menor se apartó del abrazo y encontró todo más oscuro abrió sus ojos con espanto.

-con calma- murmuró spreen, llevó sus pulgares hacia sus mejillas, y limpio sus lágrimas
-deben anunciarnos que es de noche, deberíamos dormir-

-¿quienes?- preguntó juan

-no lo sé...pero debe haber alguien detrás de todo esto, ¿no crees?-

juan asintió, se apartó de las manos de spreen, miró en todo el interior de la caja, donde no había nada más que suelo.

-supongo que tendrá que ser en el piso- murmuró, y simplemente se recostó allí, spreen se recostó cerca, mirando hacia arriba, hacia el infinito vidrio de más paredes que no terminaba de crecer.

-desearía que fuera una cama- murmuró el mayor, y el otro asintió.

y como si lo hubieran escuchado, el duro suelo se hundió ligeramente en la suavidad nueva de lo que se sentía como un colchón, ambos miraron alrededor con algo de sorpresa, y al voltear, un par de almohada igual de blancas los esperaban, las tomaron con algo de duda, pero en verdad eran simples almohadas, que terminaran acomodando debajo de sus cabezas, juan medio abrazándola.

-spreen...

-¿sí?

-¿puedo tomar tu mano?

el mayor extendió su mano hacia la de él, tomándola con suavidad, era pequeña, suave y podía definirla como esponjosa.

-no sé cómo iremos a despertar mañana- murmuró juan -pero no quiero perderte, al menos no estoy tan solo...-

-tranquilo, juan- dijo el mayor, su voz grave sonaba casi inmaculada, imperturbable -no pienses en esas cosas, sueña un poco para escapar un rato, seguiré aquí-

juan sonrió, por primera vez, con más seguridad.

-hasta mañana.

-hasta mañana, juan.

encantador ★ spruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora