Londres, 1897: Mi nombre es (T/n) Flaversham y estaba visitando a mi padre y a mi hermana pequeña, Olivia, por su quinto cumpleaños, pero esa noche sale terriblemente mal cuando mi padre es secuestrado por un murciélago. Ahora, solas, mi hermana y y...
Basil: Quieto, Toby, quieto - ordenó al perro mientras caminabamos por el muelle. Basil se disfrazó de marinero con un bigote falso.
Yo estaba usando pantalones negros con botas marrones y una camisa blanca y tenía un pañuelo en la cabeza.
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(Algo así, solo que con un pañuelo en lugar de un sombrero)
Caminamos hasta la puerta principal de la taberna llamado Rat Trap.
Dawson: ¿Eh, Basil? - nos dijo.
Basil: ¿Que pasa, Dawson? - dijo mientras sacaba un cigarrillo.
Dawson: Me siento demasiado ridículo - dijo.
Basil: Nada de eso. Está perfecto - Le dijo a Dawson mientras salía disfrazado de pirata y seguía tratando de meterse la camisa dentro de los pantalones.
Dawson: ¿Perfecto? ¡Perfectamente ridículo! - dijo, incrédulo. Basil lo hizo callar, fué y abrió la puerta del lugar.
Dentro de la taberna de mala muerte, los ratones fumaban, jugaban al póquer o bebían en el bar. Algunos incluso se desmayaban por el alcohol que habían consumido. Un ratón tocaba el piano mientras un pulpo hacía malabares con tres pelotas mientras bailaba claqué. Basil encendió una cerilla contra la pared y encendió su cigarrillo.
Miré alrededor de la taberna y me puse nerviosa. Nunca había estado en un lugar como ese, nunca tuve una razón para estar, pero ver a todos los ratones bebiendo y fumando me hacía sentir incómoda. De repente, sentí una mano que subía y bajaba por mi espalda, miré a mi alrededor y ví que Basil había puesto su mano en mi espalda. Le di una mirada inquisitiva.
Basil: Parecías incómoda, así que pensé que podía consolarte - susurró.
T/n: Gracias - le sonreí. Basil Miró hacia atrás y le susurró a Dawson.
Basil: No se aleje y haga lo mismo que yo - Los tres nos acercamos a la barra y vimos a un cantinero limpiando su taza, mirándonos. Basil le hizo señas para que le sirva mientras él y yo caminamos hacia una mesa.
Dawson: ¡Ay! Discúlpeme, señora, no tuve intención de-- - Oí decir a Dawson detrás de nosotros. Miré por encima del hombro y ví a una mujer echándole humo a la cara de Dawson. Éste tosió fuertemente mientras todos se reían de él - ¡Qué impertinente! - dijo, enojado.
Basil: Recuerda Dawson, que somos rufianes de mala vida - le susurró.
Dawson: Pues, lo era hasta que... - dijo pero Basil y yo lo callamos mientras tomabamos nuestros asientos.
En el escenario, el pulpo término su acto y atrapó todas las bolas y se sorprendió al escuchar los aplausos provenientes de Dawson; el resto del público abucheó al pulpo.
