𝗣𝗘𝗥𝗦𝗜𝗔𝗡𝗔 𝗔𝗠𝗘𝗥𝗜𝗖𝗔𝗡𝗔 | 𝗠𝗔𝗥𝗞𝗠𝗜𝗡

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– Nunca he vivido el amor, ni mucho menos saber los pecados que según la gente los declara.

Pero yo también quiero sentir esa satisfacción, esa satisfacción placentera de la que tanto hablan. –

Na Jaemin. Pero más le decían Nana.

El chico que siempre se encontraba en su habitación escribiendo pequeños textos sin ningún sentido para los extraños, pero para el lo significaban todo.

Solo como siempre, su madre lo había dejado cuidando la casa mientras ella trabajaba en su estresante trabajo.

Jaemin no estudiaba.

Ni mucho menos tenía amigos.

Pero anhelaba tenerlos, anhelaba saber que se sentía hablar con otras personas cercanas que no fueran su familia, o eso creía.

Sonó su teléfono que se encontraba en su cama. Era su hermana mayor Yeri.

Yeri no vivía con ellos, por suerte logró escapar de las garras de su madre.

Pero algo que se sabía perfectamente, era que aquel chica necesitaba profundamente sacar a Jaemin de ese lugar, quería que el fuera libre, conocer el mundo, saber el sufrimiento y la felicidad.
Como también otras cosas.

En la línea telefónica se escuchó una voz dulce, era ella.

– Na, buenos días, pequeño. ¿Cómo te encuentras después de lo de ayer? No pude llamarte en la noche, ella no me dejó hacerlo. –

Yeri detestaba llamarla “madre”.
No se merecía aquel nombre particular.

– No vuelvas a repetir lo mismo.
Puedo defenderme solo, no quiero que termines herida igual que yo. –

– Quiero que escapes de ahí, quiero lo mejor para ti, quiero verte contento y feliz.
No como si estuvieras dentro de una cárcel. –

Y era cierto, la casa de Jaemin parecía una carcel cuando se encontraba su madre.

Dentro de el, sentía que necesitaba hacer lo que Yeri proponía, pero pensaba que era demasiado tarde para lograrlo.

– Pronto hablamos Yeri, no tienes que preocuparte por mi, tranquila.

– Te extraño Jaemin, por favor, dime que hoy me dejas llamarte en la noche para saber de ti, ¿Está bien?

– Está bien, te quiero muchísimo. –

– Yo igual, Nana. –

La extrañaba.

Necesitaba sentir a su hermana cerca.
Si su madre nunca estaba para el, por lo menos tener a su hermana para reemplazar aquel espacio que tanto faltaba en su corazón.