4 | Do

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Haerin salió temprano de casa, encontrándose -como ya era de costumbre- con Minji. Sin embargo, ahora había cierta curiosidad que se vio creciendo en ella cuando notó lo que la azabache traía consigo.

—¿Y eso?

—Descúbrelo por ti misma —se encogió de hombros y le contestó suavemente, entregándole con cuidado la caja decorada que traía en las manos.

Resulta que la chica se había quedado hasta altas horas de la noche envolviendo el regalo por sí misma, para que de esa manera se sintiera más especial de su parte. No era muy buena combinando colores o eligiendo un buen diseño porque hasta cierto punto, le daba mucha pereza. Sin embargo, el obsequio era para la omega de la que estaba profundamente enamorada y valía toda la pena del mundo el intentar hacer un buen trabajo.

Haerin la miró con cierta duda, pero al notar la emoción genuina en la sonrisa de Minji, se permitió confiar. Tomándola, deshaciéndose del lazo rojo con paciencia y sacando la tapa. Sus ojos brillaron ante la pequeña sorpresa, ahí adentro se encontraba un tierno peluche, y no cualquiera, sino uno que la castaña adoraba desde que tenía uso de razón. Una pequeña conmoción se revolvió en su pecho al notar que era una edición limitada de Chi, el gato del manga Chi's Sweet Home, que tantas veces vio expuesto detrás de la vitrina de una tienda de accesorios e inevitablemente le comentaba a la alfa.

—¿Y? —carraspeó tan solo un poco, intentando llamar la atención de Hae, que ahora dejaba la caja en el suelo, sin despegar en algún momento su vista del gato gris con blanco—. ¿Te gusta? —rascó su cuello con cierto nerviosismo—. Haz hablado mucho sobre Chi y hemos pasado tantas veces por ese lugar que no era tan difícil notar el cómo tu mirada cambiaba a una llena de adoración —elevó una de sus comisuras, recordando lo malditamente adorable que se veía la omega viendo al gato de peluche como si fuera lo más esencial en la vida humana—. Quería que fuera mi primer regalo —arrastró lentamente cada una de sus palabras, ahora con más dificultad debido a que Haerin la miró con fijeza.

—Minji, me encanta —murmuró con cierto ápice de cohibición, acariciando con ambos pulgares las orejas del peluche—. Muchas veces los alfas siempre intentaban llenarme de obsequios con lo primero que se les ocurría, mas ninguno de ellos se tomaba el tiempo de escuchar mis gustos e intereses, o al menos ver mis actitudes —negó ante la decepción de esos recuerdos, dejándole muy en claro que ellos no tenían las mejores intenciones con ella—. Pero tú —ambas hicieron contacto visual al instante, Haerin le sonrió dulcemente y la alfa se sintió desfallecer—... Tú me demostraste en apenas unas semanas lo tan dedicada y sincera que eres conmigo. Te expresaste tal y como eras, sin pretender ser la alfa más codiciada o la más narcisista capaz de conquistar a miles de omegas. Solo eres tú tratando de obtener una respuesta mía —bromeó sutilmente, observando como las mejillas de la mayor se ruborizaban mínimamente.

—Y seguiré esperando y esforzándome todo el tiempo que sea necesario. Incluso hasta empezaré a rezarle a todos los Dioses —dijo con diversión, juntando las palmas de ambas manos y recibiendo un suave golpe en el hombro por parte de Haerin.

—Boba.

Ambas se sonrieron con complicidad, la alfa terminó acercándose aún más y extendió levemente sus brazos.

—Yo, uh... ¿Puedo? —hasta en su mirada había inseguridad, pero la omega sonrió al escucharla pedir permiso, eso era algo muy encantador y tierno a la vez.

—Puedes —susurró mientras daba un corto asentimiento.

Minji se asombró en demasía, sumado a que su loba empezó a correr de un lado al otro, feliz de poder avanzar de a poco con la chica que quería que sea su pareja. La rodeó con sutileza, como si lo que estuviera sucediendo solo fuera parte de uno de sus mejores sueños, y a la vez, siendo consciente que entre sus brazos tenía al ser más especial que albergaba en su enamorado corazón.

what a alpha gotta do; catnipzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora