CAPÍTULO III - En Corea la Vida es Más Sabrosa

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Me giro y veo la salida de la funeraria con el propósito de irme ya a casa.

—No me molestas.

Su voz me detiene en seco. Aunque fue más en un susurro, su voz sonaba con un tono tan delicado, pero inquieto. Lentamente volteo para poder mirarlo.

—Disculpa, ¿qué dijiste?

Él dirige su mirada al suelo y vuelve a repetir lo que había dicho.

—No me molestas.

Quedo asombrada y comienzo a acercarme un poco más a él.

—¡Me alegra, pero...! ¿Entonces por qué no me respondiste en estas ocasiones que intenté hablar contigo?

—¿A tu novio le habría agradado eso...?

—¿Eh? —Lo miro confundida y tomo asiento a su lado en las escaleras. —No tendría por qué molestarse.

—No estaría tan seguro de eso...

—¿Por qué lo dices? ¿Son muy cercanos?

Él duda por un momento en si hablar o no. De pronto se pone de pie e intenta alejarse de mí.

—No tendría por qué contarte eso yo.

Me levanto y lo detengo tomándolo de la manga de su sudadera oscura.

—¡Oye, espera! Lo lamento. No tienes que contarme eso ahora, lo que más me importa saber es por qué estás aquí y si estás bien.

Me mira con curiosidad y se acerca un poco más a mí.

—E...Estoy bien.

—¿Estás seguro? —Se queda en silencio. Puedo ver sus ojos y sus pupilas dilatadas del pánico. —Sé que no me conoces, pero te aseguro que puedes confiar y hablar conmigo.

—Yo...No, lo siento. Debo irme.

Se aleja casi corriendo, dejándome de pie y sola ante las escaleras de la funeraria.


Llego apresurada por la lluvia a mi departamento y voy directo hacia mi cama.

—¿Qué le pasará a ese chico? No puedo sacarme de la cabeza ni sus ojos ni su voz. Es... adictivo pensar en él...


A la mañana siguiente Tae aparece ante mis ojos al despertar.

—Mi amor, buenos días.

—¿Qué...? Tae, ¿qué haces aquí tan temprano?

—¿Que no es obvio? Vengo a ver a mi hermosa novia para acompañarla a desayunar.

Aprovecho que estoy un poco más despierta y me siento en la cama mirándolo con sospecha. Él solo agacha la mirada y responde en un susurro.

—Además de que estaba preocupado por haberte dejado así ayer.

—Hmm, eso ya no tiene importancia. Así que no te preocupes por mí, mejor ve a acompañar a tu madre. ¿Por qué la dejaste sola?

—No está sola. Se quedó con una amiga que la llegó a visitar. Por eso quise aprovechar y pasar tiempo contigo. —Se acerca y toma mis manos mientras sonríe. —¿Vamos por comida?

Asiento con una leve sonrisa y él me ayuda a levantarme de la cama.


Pronto llegamos a un restaurante en Myeong-dong, encontrándonos con un ambiente tranquilo. Tae aparta una mesa para nosotros junto a la ventana del local. Ambos estamos hundidos en un intenso silencio mientras comemos noddles picantes, pero todo se interrumpe con el sonido de un anuncio televisivo y Tae lo señala.

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⏰ Última actualización: Jul 16, 2023 ⏰

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