capítulo 1

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El frío azotaba mi cara, las gotas de lluvia empapaban mi cabello, a mi lado tenía la maleta con las pocas pertenencias que poseía. Mi situación no era la mejor, estaba sola en el mundo, sin padres, sin familia apenas un amigo de infancia, Alessandro, él era mi única esperanza en ese momento.

***Estoy ansiosa, necesito que llegues pronto. ***

Teclee rápidamente y le dí enviar. Al final de treinta minutos por fin lo hizo.

-Gracias, gracias, gracias

Estábamos en su coche y no paraba de agradecerle, había conseguido que hablara con un conocido suyo que buscaba un compañero de piso.

-No me agradezcas aún, Ryan es muy quisquilloso y solo acepta hombres como compañeros, solo dijo que hablaría contigo y a ver qué pasaba, pero no prometió nada.

Me pareció muy curioso que solo aceptara hombres, pero no dije nada al respecto, no era asunto mío. Permanecimos en silencio hasta llegar a nuestro destino.

Al llegar no pude disimular mi asombro, aquel lugar era demasiado lujoso, para el precio que pedía por la habitación debía ser meramente por compañía, alguien que podía permitirse un lugar así no podía necesitar dinero.

-Sientate, buscaré algo para tomar, Ryan estará pronto acá.

Asentí, se me hacía difícil no sentirme incómoda, no encajaba ahí, veía a Alessandro con su traje tan elegante, la opulencia de aquel lugar y yo tan común, divagaba en mis pensamientos, cuando el sonido de la puerta abriéndose me trajo de vuelta.

-Ya está aquí -habló Alessandro.

Un chico alto de tez clara, y de mirada fria entró a la habitación, su apariencia era intimidante, me vio de pies a cabeza, aunque me sentí intimidada no se lo iba a demostrar, me ergui en mi lugar y lo vi con decisión, al parecer lo noto pues arqueó una ceja mientras me veía.

—No se puede quedar, Ale. —habló firme cual coronel.

La decepción me invadió, pero no iba a insistir me levanté tomé mis cosas y me disponía ir a la puerta cuando Alessandro habló nuevamente.

—No seas así, Ryan. Realmente lo necesita.

Iba a decirle a Alessandro que lo dejará que era mejor seguir adelante, pero sorpresivamente su amigo rompió el silencio.

—Se quedará pero con una condición.

Me giré a verlo.

—¿Qué condición? —pregunté con curiosidad.

—Firmaras un contrato.

Bueno me parecía lógico, al final en cualquier lugar al arrendar te hacían firmar un contrato.

—Me parece bien.

Asintió.

—Lo tendré en un par de días.

Asentí en respuesta. Alessandro se marcho al cabo de unos minutos, su amigo me dio un pequeño recorrido por el lugar, unas fotografías captaron mi atención, una chica rubia muy bonita con cierto parecido con él y la otra morena muy bonita. Me acerca más a la foto de la última el marco de su fotografía tenía una inscripción tallada  "Te espero cuando miremos al cielo de noche: tú allá y yo acá." Reconoci la frase de inmediato era de Mario Benedetti, lo sabía porque era la misma frase que había escrito en la lápida de mi abuela.

— ¿Todo bien?

Di un brinco al escuchar su voz, sentía la vergüenza arder en mi cara, estaba tan absorta que no me di cuenta de que había llegado.

Através del fuego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora