001: aula de castigo

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Luke

No estaba arrepentido de mis actos. Harry merecía un escarmiento por todo lo malo que hacía. Tal vez la mejor solución no era llenar su taquilla de gelatina, pero era lo mejor que se me había ocurrido. Habría sido una buena idea si no la hubiera hecho cuando estaba enfadado. Enfadado no podía pensar con claridad. Me pasaba desde pequeño.

Ahora me encontraba en el aula de castigo con un chico con el pelo sucio y teñido de rojo.

—No hace falta que me mires tan fijamente—dijo él sin girarse.

—No te estaba mirando.

—Hay espejos—rió él—, no hace falta que mientas.

Pero, ¿dónde carambolas estaban esos espejos?

—Bien, ¿qué hiciste para que te castigaran?—me preguntó.

—No te importa—torcí molesto.

—Oh, vamos, tenemos toda la tarde por delante—contestó divertido—. Y, a no ser que se te ocurra un juego más interesante, seguiremos con las preguntas.

Lo que más me inquietaba de ese chico es que no estaba mirándome a los ojos directamente. Probablemente estaría viéndome por uno de esos 'supuestos espejos'.

—Harry, el estúpido superficial—me sorprendí diciendo—, llené su taquilla de gelatina y dejé una nota en la que ponía mi nombre.

—Yo insulté a la lindísima Violeta Ford—dijo él sin que yo le preguntara si quiera-y se lo dijo a su padre el director, seguramente la muy perra exageró.

Conocía a Violeta. Esa chica me había hecho ganar varios castigos. Ella quería que yo fuera su novio y yo...bueno, yo quería que ella se fuera a la mismísima mierda. Y además su padre era el director de la escuela, con lo cual si hacías daño a su hijita quedabas castigado por las tardes.

Violeta Ford, esa chica seguro que no hacía cosas buenas por las tardes. Se vestía demasiado provocativa, se maquillaba demasiado y pensaba que a todo el mundo le gustaba. Demasiado egocéntrica. Además, seguro que tenía una secta en contra de los pingüinos y demás animales adorables y achuchables del Polo Sur.

—Se volvieron novios—dijo el teñido rompiendo el silencio—, Harry y Violeta, digo.

—Era de suponer, igual de estúpidos.

—¿Cómo te llamas rubio?—me preguntó.

—¿Y tú, teñido?—repliqué.

—No hagas eso—dijo él.

—¿El qué?

—Responder a una pregunta con otra, es irritante.

—Luke.

—Mike.

—¿Qué más?—incité.

—Clifford—dijo él vocalizando.

—Hemmings—contesté antes de que me hiciera la pregunta.

-Luke Hemmings, Huke Lemmings—dijo él pensativo—. Y bueno, ¿tu segundo nombre?

—Robert.

—¿Sabes? En español tu nombre sonaría horrible-imaginé que estaba sonriendo—. Lucas Roberto Hemmings—dijo haciendo unos aspavientos con las manos un tanto extraños.

-Ni que tu nombre fuera mejor-contesté a la defensiva.

-Michael Gordon Clifford suena extremadamente irresistible para todas las chicas y chicos-al fin se dio la vuelta y me guiñó un ojo.

Él se colocó al revés en la silla y pude apreciar sus ojos grises verdosos que hacían contraste con su pelo rojo.

-¿Por qué tiñes tu pelo?-pregunté curioso.

-Define cómo soy-respondió indiferente-, impredecible, alocado, peligroso...

Solté el aire que tenía contenido en mis pulmones. Ni siquiera sabía que lo tenía retenido.

Tragué saliva.

-¿Sabes? Los rubios de ojos azules tienen fama de ser tontos-dijo él como acusándome de serlo-. Pero tú, tú no tienes pinta de serlo, te enfrentaste a Harry Styles; eso demuestra que tienes valor.

Iba a contestarle que quién era él para decirme mi valor cuando abrieron la puerta. En menos de lo que se tarda en pestañear Mike se dio la vuelta e hizo como su nada hubiera pasado mientras parecía pensativo y aburrido.

-Señores, el director desea hablar con ustedes-anunció en tono aburrido el profesor de Física.

Oh, ¿en serio? No creo que tenga nada que ver con su hija y las 'faltas de respeto' que habíamos cometido en su contra.

Seguimos al profesor hasta el despacho del padre de Violeta.

-No pueden cometer tales faltas de respeto a sus compañeros-anunció el director nada más que el profesor abrió le puerta.

-No hace falta que finja tener por objetivo instaurar el orden entre compañeros-le dijo Michael-, simplemente díganos ya que estamos castigados por haberle hecho daño a la niñita de papá de la que está hecha su hija Violeta. Sinceramente no tengo tiempo para estas mierdas. Sí, me quedaré castigado, no me importa, podré vivir con ello. Pero por favor, ahorre la charla que seguramente haya estado practicando largo y tendido durante tediosas horas.

-Pueden retirarse hasta nuevo aviso-dijo el director con cierta sorpresa mezclada con nerviosismo y, tal vez, histerismo.

Salimos de allí y el profesor de Física nos dejó irnos de la esuela.

-Impresionante-susurré.

-¿Por qué lo dices?-preguntó él con aparente tranquilidad.

-Bueno, um...-pensé un momento-has dejado al director sin palabras. Y chaval, eso es algo que nadie hizo.

-No creo que tenga tanta importancia-respondió mientras hacía un leve gesto con la mano.-De igual habríamos salido de allí tarde o temprano.

-Gracias, en serio.

-Podrías dejar de hablar por esa boquita tan bonita e invitarme a tomar algo-me cortó él guiñándome uno de sus ojos verdes-, ya sabes a lo que me refiero.

Me quedé tal vez demasiado asombrado para responder. Finalmente reaccioné cuando vi que él se estaba empezando a cansar del incómodo silencio.

-¿Quieres ir a tomar un helado?-le pregunté con la voz temblorosa.

-Oh, venga, me refería a unas cervezas, yo invito bebé.

Me acababa de llamar bebé. Nunca nadie me llamó así, ni siquiera mi madre. Me sorprendió ver que realmente no me desagradaba.

Él directamente se fue, sin ni siquiera esperar a que yo le siguiera. Por algún extraño motivo lo hice. Tal vez me había vuelto loco.

blondie, i'm ur problem ; mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora