002: ¿uno o dos?

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Luke

Al final lo de las cervezas fue tan solo una mentira. Nos instalamos en una cafetería con nombre inglés. Se encontraba totalmente vacía y, he de admitir, daba un poco de miedo.

-¿Uno o dos?-me preguntó Mike mientras sonreía.

-Dos.

Él echó dos terrones de azúcar a mi café amargo. Ni siquiera me gustaba el café. Tal vez lo hacía por aquel chico de cabello teñido de rojo tan interesante y a la vez un tanto irritante.

-Y bueno, Lucas Roberto Hemmings, me preguntaba si querría usted ir el viernes a ver la película más sentimental de la historia; es decir, Bajo la Misma Estrella, a mi casa.

No la había visto. Y, además, era el mejor plan que me habían propuesto.

-Um...claro-dije a modo de respuesta.

-Perfecto-exclamó mientras garabateaba algo con un bolígrafo que, sinceramente, no sabía de dónde salió ese bolígrafo-. Ten.

Tomé la servilleta y me encontré con un número de teléfono.

-Llámame cuando puedas Lukey-dijo. Acto seguido bebió todo el contenido de su taza, dejó un poco de dinero sobre la mesa y se fue de la cafetería.

Me quedé solo. Bueno, la señora que atendía tal vez se debería considerar compañía. Ugh, mejor no la llamemos y punto.

Al terminar mi café me encaminé a mi casa. Pero me encontré al chico teñido apoyado en la pared del establecimiento, fumando un cigarrillo casi consumido.

-Oh, tardaste mucho más de lo que esperaba-habló por fin entre una calada y otra.

Terminó de fumar y tiró al suelo el cigarro. Después, lo piso con su bota negra.

-Venga, te acompaño a casa, bebé-explicó él.

Bebé. Me volvió a llamar bebé. ¿Por qué mierda no me importaba?

Iba a empezar a caminar cuando una mano me detuvo.

-Bebé, ¿andando? Vamos en mi moto-dijo él mientras señalaba una motocicleta negra con un pequeño grafiti blanco en le lateral.

Caminé hacia la moto detrás del teñido. Él se subió a ella y palmeó el asiento trasero mirándome. Obviamente subí antes de que él dijera nada.

-¿Dónde vives?-me preguntó antes de arrancar.

Le di mi dirección a regañadientes, no quería que aquel desconocido supiera donde vivía y además tan pronto. Pero, teniendo en cuenta de que era el método más rápido que tenía para llegar a mi casa, tuve que dársela.

En cuanto Michael aceleró tuve que agarrarme alrededor de su cintura.

-Así, bebé-deducí que estaba sonriendo.

Realmente esto me daba miedo. Mi mamá me dijo que nunca montara en moto. Bueno, como Liz me viera en esta situación probablemente me mataría.

Cerré los ojos y apoyé mi cabeza en la espalda de Michael. Se estaba realmente cómodo contra su cazadora de cuero. Me gustaba el olor del teñido.

-¿Estás cómodo, bebé?-gritó Michael.

-Um...sí-dije avergonzado.

-Estoy disfrutando tanto como tú.

Me quedé sin habla, incómodo. Él no intentó seguir la conversación, pero me hizo un gesto para que volviera a acomodarme; y así lo hice, porque, francamente, su espalda era jodidamente cómoda.

-Bebé-me dijo suavemente Michael al oído-, bebé, ya hemos llegado.

Me sonrojé porque me había pillado tal vez demasiado cómodo en su espalda, con los ojos cerrados. Él me sonrió y me hizo un guiño.

-¿¡LUKE ROBERT HEMMINGS, QUÉ HACES MONTANDO EN MOTO CON UN TEÑIDO!?-chilló mi madre desde la ventana de la cocina. Facepalm. Lo que me faltaba.

-G-gracias por traerme-murmuré entre dientes.

-¿No hay beso de despedida?-al ver que yo no estaba como para bromas cambió la frase-. Mañana nos vemos Roberto.

Diciendo esto se fue haciendo caballitos con su moto negra por la calle.

Caminé hacia mi casa. Bufé. Sabía que Liz me echaría una bronca por haber roto una de las 'reglas de oro'.

-LUKE, ¿CÓMO ES QUE ESTABAS MONTADO EN UNA MOTO?-chilló mi madre mientras me lanzaba una...mierda, ¿eso era una sartén?

-Um...ya, es que...-intenté justificarme.-Como sabes, bueno, me castigaron, y...él se ofreció a llevarme y yo...um...pues acepté-expliqué totalmente seguro de que me iba a castigar.

-Estás castigado-esta vez Liz parecía tranquila. Odiaba eso-.Olvídate de salir con Calum, olvídate de montar en motos y...olvídate de que tengas pingüinos. Tampoco habrá música.

-Mamá, ¿qué?-chillé.-¿No pensaste tan siquiera que los pobres pingüinos no puedan dormir conmigo?-lloriqueé.

-Uh-rodó los ojos-, eres un caso perdido, ve a tu habitación o te castigo durante más de la semana que tenía pensada.

Subí a mi habitación y me quité mis vans negras. Mi móvil sonó.

Número desconocido : Hola bebé ;-)

Era Mike, nadie más me llamaba bebé. Inmediatamente lo agregué a contactos.

Michael: ¿Vendrás a mi casa el viernes o tu mamá te castigó?

Luke: Me castigó :-(

Michael: Lástima.

Michael: ¿Cómo me agregaste a contactos?

Luke: Um...Michael.

Michael: Oh, qué pena, yo te puse bebé, creía que me lo pondrías también a :-(

¿Qué? Realmente nunca lo llamé bebé, con lo cual no sabía por qué creía que le puse aquel nombre que mis labios nunca pronunciaron. Tal vez estuvo bonito que él me lo llamara a mí, fue una de...las cosas más agradables que me dijeron.

Michael: Debo irma bebé, luego hablamos.

Luke: Ok.

Michael: ¿Con esa poca creatividad te depides de , de Michael Gordon Clifford, el humano más sensual del jodido mundoo? *insertar beso psicológico que obviamente estás deseando que te *

Luke: Adiós, Maikol.

Michael: Adiós bebé ;-)

Um...esperen, ¿cómo mierda consiguió mi número?

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Espero que les haya gustado :)

blondie, i'm ur problem ; mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora