- Capítulo 2: Lo que pasó antes de tí -

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*Alexitimia; Incapacidad de identificar, reconocer, nombrar o describir las emociones o sentimientos propios, con especial dificultad para hallar palabras para describirlos

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*Alexitimia; Incapacidad de identificar, reconocer, nombrar o describir las emociones o sentimientos propios, con especial dificultad para hallar palabras para describirlos. Pobreza en la expresión verbal, mímica o gestual de las emociones.

*Hiperprosexia: Alteración de la atención que se caracteriza por un estado de alerta e interés excesivo ante un estímulo específico, que incapacita los estímulos que no interesan y atender selectivamente a lo que se quiere atender.

Yoshiro Okāne fue diagnosticado con Alexitimia Secundaria a la edad de 3 años

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Yoshiro Okāne fue diagnosticado con Alexitimia Secundaria a la edad de 3 años. Todos a su alrededor sabían que había algo raro en él desde que nació. Su padre fue el primero en darse cuenta de esto al ver que pese a su corta edad, no podía siquiera sonreír. Nunca había llorado por hambre, muchas veces estuvo a punto de la inanición por esto mismo. Tampoco se reía y era muy fácil mantenerlo distraído. Había algo malo en él, algo extraño.

¿Qué se supone que haría? Su esposa lo dejó al saber esto. Nyoshi no quería a un hijo enfermo.

No había cura, sólo tratamiento. Y ese supuesto tratamiento no funcionaba, Yoshi no se podía concentrar. Fue así cómo un segundo diagnóstico llegó. Hiperprosexia.

El niño sólo parecía estar atento a lo que quería, y no a lo que debía. No podía ir a la escuela, era malo socialmente y seguía sin mostrar emoción alguna. Ni siquiera podía llorar cuándo lo empujaban por ser raro en la escuela. No se frustraba en la clase de inglés cómo otros niños y no parecía cansarse en deportes.

Su cara era la nada misma.

Después de dos años con el terapia para contrarrestar estas enfermedades, Yoshi empezaba a tomar algo de consciencia. Ahora su padre, Hiroko, sabía que le gustaban las nubes, también los gatos. Y tenía un especial gusto por los colores pasteles. Además, después de probar café por primera vez, se obsesionó con el sabor, especialmente con la gelatina de café.

Y a sus 6 años de edad, sonrió por primera vez.

La vida de los Okāne se veía bien, ahora su hijo podría vivir normalmente. Pero, no podía evitar preocuparse cuándo él le preguntaba qué era una madre.

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