Mingyu tiene una una pequeña hija de 6 años, de la cual comparte custodia con la madre.
¿Qué pasará cuando en una noche loca, Mingyu se acuesta con un joven que conoció en un bar?
O peor aún...
¿Qué pasará cuando sepa que ese joven es nada más y nad...
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—¿Papi a donde vamos?— preguntó la pequeña saliendo de su cuarto con el vestido que su padre le había indicado ponerse.
—Vamos a tomar un café con... tu maestro— admitió esperando que la niña no le hiciera más preguntas.
—¡el señor Jeon!— dijo la niña, emocionada.
—Sí... el señor Jeon— repitió.
—Papá te ves muy guapo hoy— elogió mientras reía tiernamente.
—Gracias mi niña— Mingyu sonrió— tu te ves como una princesa con tu vestido— la alzó en sus brazos para darle un beso en la mejilla, el cual fue devuelto por la niña.
Salieron de la casa faltando veinte minutos para el encuentro pues la cafetería les quedaba cerca. Mingyu se dio un vistazo en el retrovisor para verificar que su cabello siguiera en su lugar y entonces las preguntas vinieron a su mente. ¿Por qué aceptó la salida? Sinceramente ni él sabía pero en el momento que Wonwoo le hizo la propuesta en su cabeza nunca fue una opción el decir que no. Supongo que está bien agrandar mi círculo dé amigos trató de convencerse.
Estacionó frente a aquel lugar que había frecuentado mucho en su adolescencia y desabrochó su cinturón para salir de el auto, recibiendo un mensaje de su mejor amigo.
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Hana también salió, tomandole la mano a su padre. A penas cruzó la puerta pudo divisar a un rubio concentrado en su celular. Sonrió inconscientemente.
—¡Mira papá! ¡Está allá!— exclamó emocionada mientras apuntaba hacia su maestro.
—¿Qué te he dicho de apuntar hacia las personas?— regañó, caminando hacia aquella mesa.
Wonwoo al escuchar a la niña alzó su vista y sonrió agitando su mano en el aire, en señal de saludo.
Una vez Mingyu estuvo frente a la mesa el rubio se puso de pie para saludarlo con un beso en la mejilla— Hola, viniste.
El castaño se sintió extraño por aquella demostración, más no incomodo— Sí, no te iba a dejar plantado—bromeó rompiendo la tensión que se sentía.