LECCIONES DE AMOR | Hyunlix |

03 | CAPITULO 03 |

03 | De llamadas inesperadas, conversaciones extrañas y pelirrojos desaliñados|

Toc Toc Toc

Nadie abrió la puerta.

Toc Toc Toc

Seguían sin abrir.

TOC TOC TOC

El golpeteo se hizo tan fuerte que Felix se levantó de la cama de un salto. Salió de su habitación y camino hacia la puerta principal, por la pequeña ventana divisó una melena que le resultaba familiar, entonces abrió la puerta.

— ¿Qué mierda haces aquí tan temprano?

— Buenos días Chris, ¿Cómo amaneciste? Sí, yo también te extrañe — dijo el recién llegado mientras se adentraba a la morada.

— Buenos días Chris, ¿Cómo amaneciste? Te extrañe. ¿Feliz?

— Bastante para ser sincero.

— ¿Qué haces aquí? ¡¿NO ME DIGAS QUE YA ES TARDE?! — dijo el pecoso mientras giraba hacia el reloj de la sala para confirmar la hora.

— No es eso, tranquilo. A tu mamá la llamaron del hospital temprano, me pidió que viniera a verte para evitar que te retrasaras, dice que últimamente duermes muy tarde haciendo tus tareas.

Felix se tensó debido a la forma en que aquellas palabras fueron pronunciadas. Era cierto que dormía hasta tarde, también era cierto que dormía hasta tarde haciendo tarea, lo único que estaba mal en esa ecuación era el hecho de que las tareas no solo eran de él.

— Es una buena forma de ganar dinero.

— Y una buena forma que daña tu salud.

— ¿Qué es una buena forma de ganar dinero pero daña tu salud? — dijo haciendo acto de presencia por primera vez en el día el padre de Felix. — Hola Channie, buenos días. ¿No es muy temprano para venir por Felix?

— Buenos días señor Lee, la señora Lee me pidió venir más temprano, tuvo llamado del hospital.

— Es bueno ver tu sonrisa por las mañanas, Felix no sonríe a menos que tenga un desayuno dulce encima. — ambos rieron mientras el rubio caminaba hacia algún lugar en la casa — Entonces, ¿Cuál es la forma de ganar dinero que daña la salud? — soltó sin más con un tono de seriedad.

El señor Lee podría parecer un hombre atemorizante por fuera; siempre vestía un traje negro debido a su trabajo, llevaba un maletín casi las 24 horas del día y sus facciones eran las de una persona dura con la que no querrías sostener una conversación ni para pedir perdón. Lo cierto es que el señor Lee era todo lo contrario a lo que su exterior, de forma inconsciente, mostraba.

El señor Lee amaba jugar con los gatos que encontraba por la calle, adoraba tener conversaciones sentimentales, llorar con películas de Disney, hornear pasteles y pasar tiempo con su familia. Pero lo más importante es que el señor Lee adoraba a su hijo, y con el poco tiempo que compartían juntos, preocuparse constantemente por las cosas que hacía resultaba algo normal.

— Vender flores — Soltó Chris con un tono de duda en su voz, sabía que Felix quería mantener su pequeño trabajo en secreto. — Tengo un amigo que quiere trabajar en una florería pero es alérgico al polen, así que suena a una idea muy tonta.

— Bueno si es algo que disfruta, con un poco de medicamento seguro resiste la alergia. Oh, Felix, ¿Cuándo fue que te vestiste?

— Bien papá, ya nos vamos, te quiero.

Se despidió dejando un beso en la mejilla de su padre mientras arrastraba al auto a un Christopher un poco asustado, una vez dentro su conversación siguió.

— ¿Vender flores?

— Oye yo no sé mentir, fue lo mejor que pude hacer.

— Solo arranca Channie.

Y emprendieron su camino entre risas.

Una vez llegaron al frente de la institución Felix se bajó del auto, Christopher arranco directo a su trabajo y el rubio comenzó a caminar a paso apresurado para llegar a su aula. Abrió la puerta dándose cuenta que, como todas las mañanas, estaba vacía. Tomo asiento en el lugar de siempre sintiéndose un poco aburrido, pensó en alguna tarea que debiera terminar pero era imposible, siempre adelantaba todo. Intento leer un poco y termino cerrando el libro.

— ¿Por qué nunca hay nadie? — susurro cansado y como si el universo hubiera escuchado sus palabras la puerta se abrió dejando ver a un pelirrojo con gafas, el rostro cubierto de sueño y el uniforme desacomodado. Y entonces Felix quiso desaparecer.