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— Buena suerte hoy — Roier dejó un beso suave sobre su mejilla, se alejó para acomodar el cuello de la camisa que Cellbit llevaba, para que quedara recto —, aunque no la necesitas, amor.

Ese día tenía finalmente la presentación de su libro, aquella antología en conjunto, parecía que era ayer que el joven castaño había aparecido en su casa para inspirarlo con su amor.

Sería en una librería local, y le había pedido a Roier que no lo acompañara, ya que una alucinación lo iba a distraer demasiado de la realidad, necesitaba estar atento, leer y firmar libros.

Roier se había puesto triste al respecto, Cellbit lo había notado, pero no había nada que pudiera hacer, sabía que por su bien, para no quedar mal ante el público si llegaba a hablarle a la nada, lo mejor era que el menor se quedara en casa.

— Eso casi sonó como una frase normal, sin rima — dijo Cellbit, con una risita, las manos de Roier se detuvieron casi de inmediato.

— ¿Por qué no le gustan mis rimas? — preguntó Roier, inseguro, Cellbit solía comentar sobre sus rimas cada tanto, y al castaño no le gustaba que a Cellbit no le gustarán, sus ojitos rotos lo miraron— Yo las amo pero a veces me desanimas— la última parte lo había dicho muy bajo, Cellbit alzó las cejas ante aquella confesión.

Sabía desde hacía tiempo que había unas cuantas penas cargando en el puro corazón de Roier, pero nunca le había preguntado al respecto, y Roier nunca había comentado nada.

— Roier, no es lo que piensas, me encantan tus rimas — Cellbit sonrió de forma sincera, sus manos fueron a las mejillas del castaño, dejando mimos con sus pulgares, miró aquello roto que tenía en sus ojos —. Sólo que a veces pienso... Que sin ellas podríamos ser una pareja más normal.

El rostro del castaño se iluminó con esas palabras, una sonrisa media triste se dibujo en sus labios.

—¿Pareja? Si me dice así de nuevo no habría queja.

Cellbit rió un poco.

— ¿Te gusta que te diga "pareja"? — Roier asintió, con una sonrisa emocionada en sus labios—. Bueno, creo que eres eso, Roier, mi pareja — escuchó su risa alegre —. Una pareja muy bonita y que rima mucho— lo escuchó reír otra vez, y se inclinó hacia él para dejar un pequeño beso en sus labios.

— Las rimas son para que no me extrañe — dijo el castaño—, para cuando mi ausencia dañe, escriba un poema y yo aún lo acompañe, aunque ya no esté a su lado.

Cellbit frunció el ceño levemente.

—¿Por qué no estarías más a mi lado, Roier? Llevo viéndote unos ocho meses o más y cada día parece que eres más real, no creo que algún día desaparezcas a esta altura... Estaré loco, seguro que sí, pero al menos feliz de tenerte a mi lado.

La sonrisa de Roier tembló un poco, sus manos tomaron las del mayor.

— Por más que te ame, no me perteneces, y algún día vas a dejarme, porque has de encontrar a quien mereces— dijo —, y ese no soy yo, no en este mundo, y sé que te confundo, pero debes encontrarme en tu mundo, para perderme, así finalmente yo... cuando.

Cellbit frunció el ceño aún más, no creía haber entendido, o no quería entender, cualquiera de aquellas dos opciones sabía que le iba a doler.

— Te amo, amor — murmuró Roier, por segunda vez desde que lo conoció creyó ver lágrimas en sus ojos, pero fue interrumpido por un beso.

El castaño había juntado sus labios de nuevo, con gusto amargo, el beso fue lento y más triste de lo que creía, su corazón no se aceleró a mil por hora como le era costumbre, y sus mejillas no se ruborizaron, por el contrario, su razón latió apretado por el nudo en su garganta, y sintió unas lágrimas en sus ojos también.

Al separar del beso, Roier hizo su mejor esfuerzo para sonreír, Cellbit lo abrazó porque sabía que lo necesitaba, el cuerpo delgado del menor era cálido para abrazar.

— Volveré pronto, ¿Si, amor? Y te traeré tu chocolate favorito. No, mejor, mira — Cellbit miro el reloj en su celular, sonrió, su cabeza se había iluminado con una idea maravillosa—. Más o menos en dos horas y media, estaría por terminar la firma, así que puedes venir un rato al final— Cellbit sonrió y Roier también—, podemos ir a pasear por allí cuando termine y puedes ver libros, te compare el que quieras, guapito— dijo, dejo otro pequeño beso en sus labios, al separarse, vio que sus ojitos estaban más unidos —. Te quiero... Mucho. Te veo después, ¿Bien?

Con aquello Roier se ruborizo con ganas, soltó una de sus risas que a Cellbit tanto lo enamoraban, y con una sonrisa se despidió de él antes de cerrar la puerta que los separaba y partir hacia la librería.

Rhyming Heart |GuapoDuo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora