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Leila Balk | 15 años

Logre alcanzar a Mia, ahora estábamos camino a su casa, yo estaba muerta de frío pues le entregue mi chaqueta, porque se le había quedado en aquel lugar. Mia ya no lloraba pero tampoco hablaba y sus pasos eran algo débiles; yo tampoco le dirigí palabra, sabía que no quería hablar, aunque las dudas de que había pasado me estaban consumiendo por completo, si antes quería que Mia se alejara del patán de Miguel, ahora eso era una necesidad; pues yo ya tenía una idea de que había pasado aunque prefiero equivocarme, lo mataría si fuera lo que yo creo que paso. 


...


Por fin habíamos llegado a la casa de Mia, la verdad no sabia que horas eran, pero definitivamente mas de las 10 de la noche, pues el padre de Mia ya estaba durmiendo y con un horrible olor a alcohol en el viejo sofá de la sala de estar por lo que se ha sido así desde que la mamá de Mia los abandono. Fue demasiado fácil subir al cuarto de Mia, pues su padre ni siquiera por una tormenta podría despertar de lo borracho que estaba, Mia estaba mucho más triste por aquella escena, la entendía la verdad. 

- ¿Quieres contarme lo que ocurrió?- No aguante mas y le pregunté apenas llegamos a su cuarto, necesitaba salir de duda, pero tampoco la presionaría. 

- No quiero hablar, solo abrazame, por favor- Dijo mientras se metía bajo las cobijas de su cama, yo solo asentí. 

Luego de quedarme parada unos segundos en la entrada de su cuarto me acerque junto a ella y la abrace como nunca y ella de nuevo se largó a llorar, me dolía verla así. Yo y Mia éramos amigas por una simple razón, las dos teníamos una vida difícil, su padre era alcohólico y yo al mio nunca lo conocí, tengo padrastro pero es horrible, se cree mi padre simplemente por ser el esposo de mi madre y es un abusivo conmigo, y bueno tambien con mi madre; mi madre una persona muy terca y muy poco empática, nunca se fija en mí y no dice nada ante los malos tratos de mi padrastro hacia mi persona, a veces desearía escapar de dejar este lugar y todo lo que me rodea atrás


...


Me quedé un rato consolandola, hasta qué puedo conciliar el sueño, casi me quedo dormida hasta que veo la hora, eran las 12:50 de la noche, me matarían por llegar tarde, y probablemente hubiera sido más tarde si no me hubiera fijado del reloj en forma de gato que tiene Mia, yo se lo regale para su cumpleaños número 10, sonreí ante aquel recuerdo. Ahora si me iria, la única opción que me quedaba era saltar por la ventana de Mia, no pensaba irme por la puerta, por la mala suerte que tengo de seguro despertaría a su padre. Ya estaba decidida a saltar, con un poco de miedo la verdad, pero tenía opción si no más tarde llegaría.

- Mierda...- Susurré justo antes de tirarme, apenas llegue al suelo sentí el gran frio que hacia, pues había dejado mi chaqueta en casa de Mia. 

La calle era solitaria y fría, no encontraba realmente lindo El Paso, era horrible la verdad excepto por las bellas estrellas que brillaban. Era lindo caminar en silencio y observar con atención las estrellas, diría que es lindo apreciar las constelaciones pero no se una mierda de eso; y tampoco me llegaba a interesar.

- ¡Leila!- Algo interrumpió mi calma, era mi madre en la puerta de mi casa, desde la otra esquina, pues ya casi llegaba, no me quedó más que correr lo poco que me quedaba para llegar. 

- Perdón por no lle...- Explique pero una gran bofetada me interrumpió. 

 - Ni se te ocurra quejarte, agradece que él ya se durmió y se canso de esperarte, pero mañana vas a tener peores problemas que una simple cachetada- Me dijo un poco enojada, se que no mucho para desear golpearme, probablemente solo lo hizo por órdenes de aquel hombre; es muy poco común que mi madre desee golpearme.

Yo la empuje y pase, enseguida subí corriendo, se me hizo un nudo en la garganta y probablemente si quisiera hablar no podría. Me tire en mi cama y lloré, no lloro por tristeza, lloro por rabia, daria todo por irme y empezar de nuevo, pero mientras no tenga el valor como para irme no podría, ni siquiera estoy segura si se dignarían a buscarme, probablemente sólo para golpearme hasta matarme o para no exagerar hasta que se cansen. Odiaba la manera en la que yo no ponía resistencia al momento en el que me golpeaba, al momento donde yo simplemente me quedaba bajo sus abusos y aguantaba las ganas de llorar, pero siempre fracasaban, me hacía sentir sucia que sus manos tuvieran contacto con mi piel, de la forma que fuera, y siempre me iba a dar asco e impotencia. No era suficiente llorar, nunca lo era yo necesitaba algo más, pero nunca le encontraba respuesta a aquello, no me quedaba más que llorar hasta que mis párpados pesarán y caer dormida. 


...


El sol que entraba por la ventana llego a mis parpados que recién se estaban levantando, pero aquello no fue lo que me despertó, si no los gritos de él golpeando bruscamente mi puerta mientras intentaba entrar, de un salto me pare de mi cama y puse la silla de mi tocador en la puerta, por segunda vez tendría que saltar por una ventana. Tome una chaqueta y un pequeño bolso de crochet que tenia por ahi, saltar claramente me iba a doler pero prefería a eso a que él me pusiera una mano encima. Sin pensarlo salté, todo el peso de mi cuerpo quedó en mis piernas causandome un poco de dolor, con dificultad salí corriendo por la pequeña puerta que tenía el patio trasero, me dirigiría al centro a ocultarme, se que despues me buscaria. 





Hola, se que en este capítulo no sale richard, y sigue siendo un poco corto, pero realmente es para conocer un poco la vida de Leila y entender las actitudes que tiene, que pronto se mostrará como es en las próximas partes que voy a estar subiendo. Se que han cambiado un poco las cosas a mi anterior libro, pero el cambio será para mejor, el libro tendrá más detalles y cosas que se me olvidaba añadir  pero de igual manera espero que lo disfruten y puedan dar su opinión en los comentarios sobre algunos detalles, gracias. 

- witchb6tch






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⏰ Última actualización: May 19, 2023 ⏰

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Your Bad Romance | Richard RamirezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora