Capítulo 2: El Castigo del Castigador

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Oficialmente soy un cangrejo

Si antes las personas creían que era raro, ahora soy toda una anomalía. Desde la clase de matemática que puedo ver y escuchar los pensamientos de otros. Honestamente creía que tener súper poderes sería más divertido, pero estar evitando que alguien me toque es demasiado agotador. Para colmo justo hoy nos tenían que dejar una tarea en parejas, por suerte estoy con el robogenio, así que media vez le haga caso a lo que me pida hacer estoy seguro de que sacaré un 10. Siempre en los grupos en los que está, él lleva el liderazgo del grupo, pero, así como te dice qué hacer, también espera que sigas sus instrucciones al pie de la letra y cumplas con el plazo, sino te sacará del grupo sin dudar y entregará el solo todo con evidencia de que no hiciste nada. Trabajar con él es como un arma de doble filo.

Al salir de la clase me dirigí a los baños a lavarme la cara para no quedarme dormido en la siguiente clase. Al llegar siento que alguien tropieza conmigo, y por inercia se agarra de mí buscando estabilidad, cosa que no consigue logrando que caiga con él. Maldigo mi suerte por segunda vez en el día al ver que caí sobre Derek. ¿De todas las personas las personas en esta escuela, tenía que ser Derek?

Derek: ¡oye fíjate estúpido!

Nick: ammm lo- lo siento no quería... -No dejó que terminara de hablar cuando lo sentí empujarme con brusquedad de encima de él.

Derek: me las a pagar maldito -de un segundo a otro se levantó y me tomó del cuello empujándome contra la pared, era mucho más alto que yo y aun así veía directo a sus ojos, solo lo podía compararlo a un depredador que ve a su presa y se prepara para cazarla, su mirada se conectó con la mía, y entonces ocurrió de nuevo...

Derek: me las a pagar maldito -de un segundo a otro se levantó y me tomó del cuello empujándome contra la pared, era mucho más alto que yo y aun así veía directo a sus ojos, solo lo podía compararlo a un depredador que ve a su presa y se prepara p...

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Pude ver sus pensamientos

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Estos pensamientos por algún motivo eran de color blanco y negro, diferentes de los de mis compañeros de antes o el de la maestra. Se sentían vacíos, pero por algún motivo tenía los nervios a flor de piel.

Veía a un niño de menos de cinco años en una casa desordenada con algunas botellas en el piso mientras jugaba con lo que parecía una figura de acción algo desgastada. Pronto se escuchaban gritos provenientes de una habitación, el niño se tapaba con fuerza los oídos, pronto salió de la habitación un hombre visiblemente enojado, agarro una de las botellas del piso y la estrelló contra la puerta de la habitación de la que salió. El niño solo miraba asustado al hombre hasta que salió de la casa. Su vista de pronto se posó en la habitación, y ahora eran los llantos de una mujer lo que se escuchaba.

Cuando iba a ver con detenimiento su rostro el recuerdo cambio. Ahora la imagen mostraba a un niño de unos 12 años con una mirada más ruda recibiendo un golpe de su padre al defender a su madre...

"Otra vez lo mismo... siempre que toma pasa eso. -Escuchaba una voz en el ambiente, pero el niño no habría la boca, ¿serán sus pensamientos? - ¿Acaso es tan difícil no tomar un día?, odio esto, odio tener que pasar por esto mientras que los demás niños en la escuela llegan sin golpes y presumiendo sobre a qué lugar fueron el fin de semana con sus padres. Al menos en educación física me puedo desquitar, si yo resulto lastimado, ellos también..."

La alas del PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora