11. el arcoiris de tus ojos, ¡oh, taaan queer!

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Aquel día Takemichi había decidido que, junto a los dorayakis y taiyakis le daría al gran jefe un buen pastel de naranja. A él personalmente le fascinaban, le preguntó al misterioso Mocchi-san si alguien era alérgico a las naranjas y respondió que no, de hecho, en un breve ataque de conspiración con el Cheff —y de las pocas veces que hablaba cuando no era necesario — se burló de «un ejecutivo » Takemichi aún tenía dudas sobre en qué trabajaban, pero mientras su paga estuviera ahí no le importaba, por ahora.

Mocchi-san le comentó pues que había alguien que si bien no era alérgico como tal, sufría de un castigo divino: era intolerante a la lactosa. Un tal Haitani Ran. El hombre mencionó que no era era nada grave, solamente la lactosa en cualquier presentación le producía una diarrea tremenda al tal Ran. Incluso el ligero indicio de una sonrisa burlona se asomó en el serio rostro de Mocchi-san.

Fue lindo de ver, aunque le producía repelús a Takemichi que fuera en base al sufrimiento ajeno.

La preparación del pastel de naranja era muy simple en realidad, al sacarlo del horno lo dejó sobre una superficie especial en la barra de ahí, mientras se enfriaba empezó a preparar el betún —que era de tres leches— su gato no salía de la recámara, más que nada por higiene. No deseaba que un inesperado pelo de gato apareciera en la comida del gran jefe.

Aunque luego apareciera misteriosamente sobre Mocchi-san.  (El gato)

Es decir, a él no le importaba, pero a éstas personas de alcurnia probablemente sí, y era mejor prevenir que lamentar. Real, si lo despedían por pelo de gato en un taiyaki de un empleo tan bueno metería la cabeza en un retrete.

La visita de Akashi lo había devuelto a la vida. Era un poco preocupante lo dependiente que se estaba haciendo del primer hombre que le daba atención después de tanto tiempo, sin embargo estaba cómodo con eso y, por el bienestar de su salud mental, lo ignoraría.

Tarareaba una canción bajito. No le gustaba mucho utilizar las plataformas de streaming que le habían pagado, aunque no era como si nunca las usara, simplemente lo hacía con mucha pena.

Le gustaba utilizar audífonos y escuchar podcast de terror. Era un miedoso y llorica pero tenía cierto gustillo por la adrenalina que le ocasionaba escuchar de noche Relatos de la Noche,¹ lo hacía hacer todo en piloto automático, hasta un simple arroz se transformaba en toda una experiencia. Aunque justo ahora lo hiciera a mitad del día.

Así que no era raro que, durante las horas muertas, las cuales eran básicamente en las que él estaba solo, sin señora extraña, ni Mocchi-san, ni nadie, que era la mayor parte del día. El señor Koko-san recibía su ración de burritos diaria al medio día y se lo llevaba la misma señora de siempre. Parecía un robot, daba muy mal rollo, aunque Takemichi aprendió a ignorarla.

El primer día la saludó alegre de tener una compañera de trabajo, sin embargo la señora ni lo miró, recogió la bandeja del gran jefe y se fue con la misma apatía con la que llegó. Al transcurso de los días consiguió... Vivir con ello.

Mezclaba todo para el betún de forma firme y sin soltar la batidora, si lo hacía probablemente arruinaría todo así que había que tener mucho cuidado en éste punto. Cocinar era sin dudas algo muy relajante, primero había empezado como un hobby que disfrutaba mucho y, al pulirlo, se dió que simplemente ganarse la vida haciendo algo que le apasionaba era el epítome de la felicidad.

Justo ahora escuchaba con muchísima atención un relato en concreto que lo hacía tener en tensión todos sus sentidos: La cabaña del bosque.¹'² Lo había escuchado antes, aunque aún se le paraban los pelos del ano del puro miedo. Era increíble.

De repente, justo en aquella parte en la cual algo se veía entre la ventana hacia el protagonista, la Virgen María.exe, como le gustaba llamarla a Takemichi, escuchó un ruidito a sus espaldas, fue justo en el momento en el cual Uriel se callaba. Se tensó, pensó en un segundo todas las posibilidades, él, sólo en una casona que habría de tener mucha historia por detrás...

cherry cream || allxtakemichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora