Me senté en la cama esperando a que Laila me atendiera el maldito teléfono, nunca lo hacía. Puse el móvil en manos libres, dejándolo apoyado en la cama. Me puse a caminar ansiosamente por toda la habitación mientras la esperaba, el reloj marcaba las 21:40.
--Llegaremos tarde... -- Murmure para mi misma, hasta que por fin contesto. --Laila, ¿Se puede saber donde narices estas? --Estoy llegando, perdón. --Laila hemos quedado a las 22:30 y aun tienes que pasar por casa a no se que, me tienes que hacer la plancha en el pelo acuérdate. --¡Ya voy! Keira, estoy llegando, relax. --Vale venga, ahora te veo. --Adiós -- Laila colgó.
Quería muchísimo a Laila, éramos amigas desde pequeñas, pero uno de sus defectos era que siempre llegaba tarde. Me dirigí hacía el armario para ver que ropa ponerme, no iría en pijama. Me puse un vestido granate junto a unas botas de aguja negras que me llegaban por las rodillas. Me acerqué ha la mesa y abrí uno de sus cajones. Rebusqué dentro y encontré lo que quería, la plancha. La conecte en el enchufe de al lado y la apoye sobre la mesa. Sonó el timbre. Baje escaleras abajo y abrí la puerta, claramente era Laila, sería raro que no apareciera después de diez minutos.
--Wow, Keira estas guapísima. --Muchas gracias.-- La dediqué una de mis mejores sonrisas.
Laila era guapísima, era alta, rubia y tenía unos ojazos azules preciosos. El vestido azul que llevaba la lucía de lujo y los tacones blancos que llevaba le combinaba genial.
--Pasa corre.--La invite.
Ella se adentró a la casa.
--Bueno a lo que he venido...--Añadió Laila. --Voy a la cocina-- Me dijo. --keira, ¿tus padres en el trabajo no?-- Preguntó mientras se adentraba a la cocina.
Asentí la cabeza.
Ella nada mas ver el táper en la encimera se la ilumino la cara.
--Las galletas de mi madre.--Me reí. --¿Puedo una? --Claro.-- La dije riéndome.
Se metió una en la boca.
--Keira, le tienes que decir a tu madre que estas galletas están buenísimas.--Las dos nos reímos.
Dejamos la cocina atrás y subimos las escaleras. Sujeté a Laila del brazo mientras subíamos, ella era demasiado patosa como para subirlas sola.
--Keira, creo saber subir escaleras.-- Se quejó cuando ya estábamos arriba. --Creo recordar que la ultima vez que las subiste sola te rompiste un brazo.-- La recordé riéndome. --No tiene gracia.-- Puso una mala cara.
Me reí ante su gesto. Entramos a la habitación, la plancha marcaba un tonó verde, ya estaba caliente.
--Siéntate.-- Me avisó Laila.
La obedecí.
--¿Te puedo hacer el peinado que yo quiera?-- Me preguntó. -- Mientras sea decente y no lleve estos pelos me parece bien.-- Las dos nos reímos.
Laila agarró todo mi cabello formando una coleta muy alta, me echó bastante gomina para que no se me saliera ni un solo pelo y con el resto del cabello lo fue dividiendo en secciones mientras lo planchaba. Me encanto el peinado en verdad, hasta que la vista se me fue al reloj.
-- Laila, son las 21:30, hemos quedado a menos veinte con los demás.
Ella se río, cosa que a mi no me hacia tanta gracia, yo siempre llegaba puntal.
--Venga que no pasa nada, coge tus cosas y vamos ya.--Sugirió.
Cogí un bolso negro y pequeño, lo suficientemente grande para meter dentro mi teléfono y el monedero, salimos de casa y fuimos directamente a la plaza, llegamos diez minutos tarde, Sam nos estaba esperando.
--Madre mía esto sí que es raro, keira llegando tarde, Laila tienes q estar arrepentida.-- Dijo Sam riéndose. --Dime porfavor que no llevas mucho tiempo esperando.-- Le dije preocupada. --¡Que va! Si acabo de llegar.
Sam y Laila se rieron. Sam era agradable, siempre lucía una sonrisa en la cara y nunca se metía en líos, hoy llevaba unos pantalones vaqueros sueltos junto a una sudadera negra, bastante cómodo para la ocasión, tenía su pelo moreno bastante alborotado.
--¿Dónde están Ari y Aarón?--Pregunto Laila impaciente.
--Ariadna y Aarón habían quedado desde un poco antes, Aarón me llamo hace cinco minutos de que llegarían dentro de nada.-- Le contesto Sam a Laila. --Fijo que esos dos se gustan aún que no lo admitan.-- Les dije a los chicos.
--Yo si no decís nada Aarón me dijo que le gustaba Ari.-- Nos dijo Sam. -¿Que yo que?--Contesto Ariadna confusa.Los tres nos giramos en su dirección y una risa conjunta empezó a sonar.
--Nada, nada.-- Contestaron Laila y Sam a la vez.
Aarón se rio. El era bastante amigable aún que un tanto tímido. El era muy alto, más que todos nosotros, su flequillo castaño le molestaba en la cara y siempre lo intentaba arreglar. Llevaba unos vaqueros y una camiseta gris, algo parecido a Sam.
Ariadna es rubia y muy bajita a comparación de todos, la llamamos Bob cariñosamente. Ari llevaba unos pantalones vaqueros acampanados junto a un jersey y sus típicas Converse. Ella no podía vivir sin sus Converse. La verdad es que la quedaba genial, siempre combinaba la ropa genial.
Todos nos conocíamos desde muy pequeños, ya que este pueblo es muy pequeño y está alejado de todo, aquí solo se encontraban las típicas tiendas de alimentación, cafeterías, un centro comercial y un colegio junto al instituto muy cerca del bosque donde siempre nos han dicho que nunca debemos adentrarnos solos y mucho menos sin alguien que no se conozca el bosque.
--¿Chicos vamos yendo? Son ya las 22:10-- Propuso Aarón. --Vamos.--Le dije.
Todos fuimos caminando y charlando hasta que llegamos.
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No juegues con James
VampireKeira vive en un pueblo demasiado tranquilo para su estilo, hasta que, de un día para otro, todo cambia, y no habrá vuelta atrás.