Capitulo 8 : Primavera

26 3 15
                                    

Avancé rápidamente por el bosque. Enterrando las patas en la nieve y saltando las ramas.
Huía lo más rápido que podía. Huía de mi y de mis propios pensamientos. De él y de sus promesas vacías.
Subí con dificultad por la ilera de la montaña hasta lo más alto.

Y una vez allí cante.

Canté triste y deseperando. Me destrocé la garganta pero aún así seguí cantando.
Canté mi canción de dolor y melancolía porque me sentía tan confuso y perdido como nunca lo había hecho en mi vida.
Y todo por unas pocas palabras. Solo unas pocas palabras.
Porque después de lo que paso la otra noche, la noche en la que me permití llorar y reconfortarme en su brazos, él había intentado cambiar las cosas.

Había vuelto a hablarme. Esta mañana me interceptó cuando iba de vuelta a nuestra habitación en una hora libre.
Y aunque intente evitarle me paró y me dijo que quería arreglar las cosas. Que fuera lo que fuera que me pasaba podríamos arreglarlo, que podría ayudarme.
Y lo único que pude hacer cuando me propuesto eso fue huir. Huir de él, de sus falsa promesas, y del sentimiento cálido que creaba en mi.

Me refugié en las entrañas del bosque, donde todo parecía más facil. Donde podías pensar en paz.

Y ahora me sentía culpable. Había vuelto a huir. Había tenido la oportunidad de contarle todo y el me hacía prometido que todo estaría bien. Tenía su palabra de permaneces a mi lado y aun así me había marchado dándole la espalda.
Y no sabía cómo lidiar con eso. Así que solo cante. Dejándome el alma en ello por qué era la única forma que tenía de líbrame de todos estos sentimientos.
Estaba lejos de mi hogar pero aún así canté. Le canté al viento que llevaría mi mensaje, a la tierra que vibraba bajo mis pies, a las estrellas que escucharían y a la luna que solo me miraría en silencio. Como siempre había hecho. Me pregunté si alguna vez me escuchó o yo solo fingía que había algo ahí arriba.

Sentí los vínculos de la manada tirarme en el pecho. Que susurraban <<amorfamiliamanadacasahogarcasa>>
Decían que todo iba a estar bien, que la tristeza se iría, que rezarian por mi. Decían que me amaban pero para mí eran palabras huecas porque no eran ellos de los que quería oír eso. No era a ellos a quienes necesitaba.

Seguí cantando. Canté como única forma de expresarme. De expresar el dolor que me llevaba tragando todo esté tiempo.
Dos meses y tres días llevaba con este dolor en el pecho. Dos mese y tres días callado. Dos mese y tres días que llevaba fingiendo ser feliz.  Dos meses y tres días en los que llevaba huyendo de él día tras día.
Canté y canté hasta que sentí la garganta arder y me tiré derrotado al suelo. Mi cuerpo temblaba por el frío de esa noche de diciembre, pero no sólo por culpa del frío. También temblaba de frustración por no poder hacer nada y de miedo por no saber que pasaría.
Porque por primera vez en mucho tiempo tenía miedo al futuro.

Seguía teniendo miedo pero ya no podía cantarlo, ya no podía gritarlo.

Me hice bola en la nieve deseperando. Escondí el hocico entre las patas y lo cubri con mi cola. Sentía que estaba roto en mi pedazos esparcidos por el suelo y yo no podía hacer nada para juntarlos.
No hablar me mataba pero no quería compartir mi dolor con nadie más. Era un círculo viciosos del que no podía salir.

Tenía demasiados sentimientos en el pecho. Demasiados lazos tirando de aquí para allá. Demasiadas palabras que la manada me susurraba. Demasiadas cosas, solo quería estar tranquilo.
Otro hilo tiraba de mi con fuerza. Drac trataba de tirar de mi hacia él. Tiraba y tiraba, yo podía sentir como se desgarraba mi pecho ya destrozado ante sus intentos de no perderme.
Él había escuchado mi canción. Había echado mi dolor, mi angustia y mi miedo porque yo ya no había podido ocultárselo más.
Silenciar los lazos es doloroso. Sientes como si le estubieras mintiendo descaradamente a alguien que amas. Y eso duele.

Una Última Calada  ( Draculaura x wolfeed male)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora