Capítulo I.

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Ann se despertó en medio de la noche, sudando y respirando agitadamente. No era nada nuevo para ella, las pesadillas la habían perseguido desde que era una niña. Cada vez que cerraba los ojos, se veía a sí misma en otro tiempo, en otro lugar. Su madre le llamaba su "memoria ancestral", pero Ann simplemente las consideraba aterradoras.

En esta ocasión, se encontraba en una casa desconocida, con paredes de piedra y muebles antiguos. Escuchaba pasos que se acercaban, y sabía que alguien estaba a punto de entrar por la puerta. Intentó gritar, pero su voz no salió. Y entonces lo vio: un hombre con un cuchillo en la mano.

Miró el reloj en su mesita de noche: eran las 3 de la mañana. Sabía que no iba a poder dormir de nuevo, así que decidió levantarse y hacer algo útil.

Bajó las escaleras en silencio, tratando de no hacer ruido para no despertar a su padre ni a su hermana mayor, que dormían en sus habitaciones. Se dirigió a la cocina, prendió la luz y se puso a hacer té. Mientras esperaba a que el agua hirviera, se puso a pensar en las últimas noticias que había escuchado.

Había una serie de asesinatos en su pueblo. Cuatro mujeres jóvenes habían sido encontradas muertas en las últimas semanas, todas con las mismas características: cortes profundos en el cuello, señales de abuso sexual y marcas de mordeduras en los senos. Ann se estremeció al recordar las imágenes que había visto en las noticias.

Se preguntó quién podría ser el responsable de esos crímenes, y si las autoridades estaban cerca de atraparlo. Su padre era un policía retirado que trabajaba como detective privado, recientemente había sido requerido para investigar el caso.  Pero aun asi, Ann se sentía impotente, sin poder hacer nada para ayudar.

Mientras tomaba su té en la cocina, escuchó un ruido fuera de la ventana. Se acercó y miró a través del cristal, pero no vio nada fuera de lo común. Suspiró y volvió a su habitación, sintiendo la piel de gallina por el escalofrío que la recorrió. No sabía por qué, pero tenía la sensación de que algo malo estaba por pasar.

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Al día siguiente, Ann se preparó para su primer día de clases en la preparatoria. A pesar de la sensación de inquietud que la había mantenido despierta gran parte de la noche, estaba emocionada por este nuevo capítulo de su vida. Quería dejar atrás las pesadillas y concentrarse en su futuro.

En el desayuno, su padre, el detective Richard Thompson, estaba sentado en la mesa, mirando pensativamente una carpeta llena de informes. Su rostro mostraba el cansancio y el peso de las responsabilidades que llevaba sobre sus hombros. Desde la muerte de su esposa, se había enfocado en su trabajo, como si se tratara de un mecanismo de supervivencia; el hombre de complexión robusta apenas notó la presencia de su hija, hasta que ella se sentó frente a él.

— ¿Cómo estás, papá? —, preguntó Ann, tratando de ocultar su propia preocupación.

Richard levantó la mirada y esbozó una sonrisa cansada. — Hola, cariño. Estoy bien, solo un poco cansado. Tuve una larga noche investigando el caso de los asesinatos. Pero no te preocupes, pronto encontraremos al culpable —.

Ann asintió, aunque la preocupación seguía latente en sus ojos. — Espero que sí, papá. Es aterrador pensar que alguien así esté suelto en nuestro pueblo—.

— Lo sé, Ann, pero estamos haciendo todo lo posible para resolver el caso. Los demás detectives están trabajando arduamente y esperamos tener avances pronto—, aseguró el hombre, intentando transmitirle tranquilidad a su hija.

Después de terminar el desayuno, Ann se dirigió hacia la parada del autobús escolar. Al caminar por la calle, notó que la atmósfera en el pueblo había cambiado. La gente parecía más nerviosa, con miradas furtivas y apresuradas.

Conociendo a mi asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora