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Todo empezó el primer día de clase de mi último año de secundaria.

Una cabellera negra, una rubia y justo en el medio una roja. Esa era yo.

Con mi pelo movido y miles de pecas en la cara, caminaba de brazo, con una gran sonrisa ladina, junto mis mejores amigas.

— dale Juls, solo será un día — rogaba desesperadamente la rubia.

— es que chica no puedo, mi mamá me cortará en pedazos chiquititos y me comerá de desayuno. —

— pero no va a descubrirlo! —

— ¿¡no va a- ¿¡se te olvida cuándo nos salteamos 1 hora de clase porqué a alguien se le ocurrió salir a comer McDonald's!? —

— ah no, no metas eso en el medio, ¡estaba en mi periodo! Y tú estuviste de acuerdo — contraataqué.

— ese no es el punto Cam, mi mamá lo descubrió por "el holor a frito que salía de nuestro pelo"— la pelinegra imitó a su mamá levantando sus dedos al aire en forma de comillas.

— pero solamente fue una vez, y tu mamá realmente da miedo —

— no Cris. Este es mi punto final. No me escapare un sábado a media noche de mi cuarto, porqué decidiste dar una fiesta a las 2 de la mañana — espetó dando por cerrada la charla.

—  pero es mi cumpleañitos, no puedes dejarme sola —

— que pasa, las pelirrojas no están invitadas? — me hice la ofendida.

— hace dos minutos me lo negaste delante de tu ma‐ ooh, era para que ella se lo creyera —

— yo no puedo creer como sigues viva —

— y yo no puedo creer como tu pelo parezca rojo natural — intentó contraatacar.

— mi pelo ES rojo natural, hija de p‐ p-papa noel — me corregí en cuanto la cabellera rizada de nuestra profesora nos pasó delante. — faltó así de poco — chille en un sussuro.

— nena seguro que te puso mala nota desde su coche ya. —

— nah, que va. Es algo esquizofrenica pero la maldad que posee no lle‐ GRAN HIJA DE PUTA, ME LA PUSO ENCERIO — exlame revisando mi registro electrónico.

— ja, te dije. — presumió la oji-azúl.

En ese tiempo, en ese momento, estaba feliz. No sabía que tan solo diez minutos después mi vida cambiaría por completo y todo se iría a la mierda al acabo de un año.

Esas dos chicas? Seis meses después se volvieron desconocidas.

Mis mejores amigas desde los siete años, exactamente ellas.

Las mismas que intentaron advertirme. Las mismas que no lograron hacerme entrar en razón, aunque lo intentasen con sudor y sangre.

Con gritos. Con sacudidas. Con miradas serias. Con calma, la mayor que pudiesen tener.

Ahora me maldigo por no haberlas escuchado, antes no las tomaba en serio.

— oye hablo en serio, esa mujer está loca. —

— estará loca cuanto quieres, pero es la única que puede darte un voto en química —

— ahg, odio química. —

— respira enana, respira —

— ¡no me digas enana! Eres tu la jirafa aquí —

Cris se hizo la ofendida, tocándose el pecho y abriendo demasiado la boca.

— ¡jirafa tu peludo c‐

— Hola —

— c-conejo.. —

Éramos realmente expertas en disimular..

— oh, hola — saludó Julia, aunque claramente la mirada del chico no estaba puesta en ella.

— siento interrumpir, yo.. Camilla Sinclair no? — apuntó hacia mí.

— uh sí.. ehm, tú eres? —

— oh claro, que descortés, me llamo Cole Davis. Sabés, hace mucho te miro, eres hermosa, tu belleza es deslumbrante y ya no podía esperar para hablarte. Quisiera pedirte.. se que no ne conocés y entiendo si rechazas mi oferta pero.. quieres salir conmigo? —

Él era el típico chico rubio, de ojos azul océano, que te aptrapa con una mirada.
Él era lindo y lo sabia. Usaba esa parte de él a su ventaja.

Te sonreía tiernamente, te hacía enamorar y luego te arruinaba la vida.

Solo que, a diferencia de otras chicas, yo no fui cosa de solo una noche.
A mi me atrapó a pasos chiquitos, lentos y casi imperceptibles, para encadenarme a él y qur fuera su seguridad.

Si no encontraba otra chica que chantajear, siempre la tenía a la tonta de Camila, que lo amaba y deseaba.

Y yo, como la ingenua chica de 17 años que era, caí derecho en su trampa.

— oh.. pues te agradezco los cumplidos pero, no te conozco como dijiste. Nisiquiera me parece haberte visto nunca en esta escuela. Lo siento, pero no —

Lo rechazé. Exacto. Pero chicos, el hombre del que hablaba no era él, era su acompañante.

Era él, que con su mirada profunda no dejaba de mirarme, era él, que me sonreía abiertamente.

Era él, el rubio deslumbrante de ojos océano.

Y mierda, nisiquiera tuvo que hablarme para que yo cayera a sus pies.

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⏰ Última actualización: May 17, 2023 ⏰

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