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Era una mañana como cualquier otra en Konoha, con un sol radiante y una sensación pacífica llenando el aire.

Todo era paz hasta que una figura extraña apareció en las puertas de la aldea, una persona de baja estatura, usando una capa vieja y rohida y un sombrero que cubría su identidad.

Su ropa estaba desgastada y su aura aterrorizaba a las personas a su paso, mientras caminaba, sus sucios zapatos hacían sonar la tierra bajo sus pies, adentrándose en el mercado y deteniéndose frente a la florería.

T/N la miró y se acercó.

- Tú...- Dijo al verla.

- Tú...- Respondió T/N.

Y luego ambas gritaron de emoción, Neru dejó caer su morral con sus pertenencias y se quitó el sombrero mientras T/N corría a abrazarla.

- T/N, te extrañé.- Dijo la chica cuyo cabello era un desastre, extremadamente corto y mal trasquilado.

- Hueles a perro muerto.- Respondió la joven abrazando a su amiga.

El cuervo de Neru se paró sobre su hombro y grasnó.

- Sí, me hace falta un baño.- Dijo la chica.

- Hace más de un año que me dijiste que volverías.- Reclamó T/N.- ¿Qué te tomó tanto tiempo, tengo tus desplazamientos en un mapa, sé que no estabas tan lejos.

- Hubo algunos contratemos.- Rió la más bajita.- Pero estoy aquí y es lo que importa ¿No?

T/N suspiró.

- Sí, es verdad... entra y date un baño.- Dijo la chica señalando las escaleras al fondo de la florería.

- ¿En la casa de Ino?

- Esta ya no es la casa de Ino.- Dijo T/N.- Ella consiguió una casita para que sus padres pudieran retirarse y dejar de trabajar y comenzó a vivir sóla en un departamento, yo me quedé con la florería y vivo sóla aquí ahora.

- Ayyyy, chica independiente, me agrada.

- Anda sube, pediré que te traigan algo de comer.

Al cumplir los 18 T/N decidió independizarse por completo, dejando la casa de sus padres y tomando el negocio de la florería y le iba bastante bien.

Mientras neru se bañaba ella mandó a pedir algo de ramen de Ichiraku cuando Kakashi apareció.

- Buenos días, florecita.- Dijo saludandola como cada mañana.

- Buenos días.- Respondió ella con una sonrisa alegre, sacando un tulipán rojo de la cubeta de los tulipanes y ofreciéndoselo.

- ¿Para mí?- Preguntó fingiendo sorpresa ya que recibía uno todos los días.

Ella rió tímidamente.

- Sí, para tí.

Neru iba bajando las escaleras, secando su cabeza con una toalla y pudo contemplar aquél espectáculo de coqueteo.

Cuando Kakashi se fue se acercó a su amiga.

- Eres una picarona.- Dijo dándole algunos codazos en las costillas.

- Cállate.- Dijo T/N entre risas, algo sonrojada.

- Regalandole flores a un hombre inocente, vieja mañosa.- Se burló.

- Él es el viejo aquí.- Se defendió ella entre risas.

- Sí, pero el pobre no tiene idea de que te lo quieres besuquear.

- Deja de hablar tan fuerte, podría seguir cerca.

***

Kakashi llegó a su casa y puso el tulipán en un gran jarrón con agua, lleno de otras flores iguales.

Los tulipanes de los últimos días permanecían frescos y de un vibrante color rojo, el hombre tomó los que comenzaban a marchitarse y los colgó de cabeza en un hilo en la ventana de la cocina, no sin retirar antes los que ya estaban completamente secos y desatarlos para comenzar a retirarles los pétalos y ponerlos dentro de un gran frasco de vidrio que decoraba su sala y desprendía un agradable aroma.

Le gustaba sentarse a leer frente a las flores frescas sintiendo el aroma de las secas.

Las guardaba como un tesoro, aunque cuando ella iba a la casa solía esconder el frazco en su armario, le avergonzaba un poco que ella llegara a saberlo pero no se atrevía a deshacerse de sus regalos, eran importantes para él y sabiendo lo imposible de su amor era una forma de mantenerla cerca.

A pesar de que ella era ya legalmente una adulta, no dejaba de sentirse culpable, como si sus sentimientos estuvieran mal, pero él no había elegido enamorarse se ella.

La culpa era de sus ojos, su voz, su gentileza y su inocencia, la forma en la que cuidaba de él cuando estaba enfermo, la facilidad con la que podía hacerlo reír y bajar la guardia, porque con ella él podía ser él mismo, no debía forzarse a mostrarse relajado y en confianza porque realmente se sentía de esa forma.

Su presencia hacía que cualquier lugar se sintiera como su hogar ¿Cómo podría ese sentimiento ser malo si sentía tan correcta su compañía?

Si tan solo ella fuera algo mayor o él menos viejo...

Su corazón ardía de calor de sólo pensar en su risa, tan cálida y alegre. Amarla era fácil, en el sentido de que cualquier cosa que ella hacía parecía arte para él, pero era muy complicado también, puesto que cada vez le era más difícil resistirse a sus rosados labios que le llamaban a calmar su sed de afecto.

Él tomó un libro de su estante y se sentó a leer, no era un libro erótico, el jamás se atrevería a leer algo así en frente de las flores de T/N, esos los leía en su habitación, donde no ofendiera a la presencia de los tulipanes rojos.

Se entretuvo un momento leyendo hasta que sus ojos comenzaron a sentirse pesados y sin darse cuenta cayó dormido.

La vió en sus sueños, en medio de un jardín de tulipanes rojos, sonriendole y pidiéndole que se acercara, él no llevaba su máscara puesta, ni su banda regulatoria, se mostraba ante ella de frente y sin secretos, con el alma desnuda.

En su sueño él se aproximó y la tomó de las manos, mirando sus ojos fijamente y dejó un beso en su frente.

Se dió cuenta de que era un sueño, pero lo disfrutó, la contempló fijamente mientras acariciaba la suave piel de sus brazos, sintiendo por un momento, que tal vez aquello era real y eso le llenó el pecho de una alegría que no era capaz de describir.

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Holi, esto es todo por hoy, espero que les esté gustando la historia, no olviden votar y comentar para apoyarla y nos leemos el viernes, besitos.

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Tulipanes Rojos (Kakashi Hatake × T/N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora