ESTOS SON MIS COLMILLOS.

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ESTOS SON MIS COLMILLOS.

CAPÍTULO: 2

PANDORA: acto 1

Nunca me importó no tener aquella muñeca de la tienda que observaba por las tardes cuando regresaba de vender periódicos, la muñeca era muy bonita, sus labios de cera estaban pintados de un rojo vino muy hermoso... Sus ojos de cristal reflejaban los rayos del sol, sus cabellos pelirrojos como si de las hojas de otoño fueran.

No era malo desear esa muñeca ya que de alguna forma la muñeca reflejaba la ausencia que mi hermana había dejado, siempre jugábamos a que éramos princesas rebeldes y que ella siempre me protegería de los monstruos que nos querían hacer daño.

Pero un día los monstruos de verdad aparecieron... ella no volvió a casa, me había prometido que un día me compraría esa muñeca ya que decía que mi belleza se reflejaba en dicha muñeca, obviamente yo me bufe han te tal ocurrencia, pero fui ingenua e ignorante al no prevenir lo inevitable y por causa de desobediencia ella tuvo que pagarla con su vida. Tal vez ella no pudo cumplir su promesa, pero yo la cumpliría por ella.

Compré la muñeca con el objetivo de rellenar el vacío que dejó Elena, pero nunca imaginé que esta muñeca llegaría a ser mi única compañía por el resto de mi vida.

....

La multitud no dejaba de murmurar, las mujeres cubrían los ojos de sus hijos mientras que ellas se posaban llorando en el pecho de sus esposos, mientras las nubes cubrían el cielo por completo. En medio del público se encontraba una pequeña niña pecosa que solo observaba como aquellos cuervos devoraban de forma lenta el rostro de los cadáveres que estaban colgados en medio del tronco de 3 metros de donde las personas del pueblo solían danzar la tarantela, aquella pecosa no sabía si Debía llorar o gritar porque al fin y al cabo era sus padres los que estaban siendo destruidos por los cuervos que mandaban risas de muerte al cielo: esto me mostró cuán importante era la vida cuán valiosa era...desde un pequeño nacimiento hasta la primera sonrisa que aquella bebe daba cuando vi lo que quedaba de mis padres comprendí porque Dios tenía que juzgar al hombre pero quién juzgaría cada atentado contra la vida, quien los juzgaría si nadie es justos.

(Romanos 3:10-18)

10 así está escrito: No hay un solo justo, ni siquiera uno;11 no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios.

12 Todos se han descarriado, a una se han corrompido.No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!
13 Su garganta es un sepulcro abierto;
con su lengua profieren engaños.
¡Veneno de víbora hay en sus labios!

14 llena está su boca de maldiciones y de amargura».

15 Veloces son sus pies para ir a derramar sangre;16 dejan ruina y miseria en sus caminos,17 y no conocen la senda de la paz.

18 no hay temor de Dios delante de sus ojos.

(3:33.AM)

El tiempo se detuvo pero cómo pudo ser posible las personas no se movían mientras que los cuervos comenzaron a lanzar carcajadas, pero las burlas no eran para los cadáveres si no que de alguna manera ellos me observaban, sus carcajadas sarcásticas solo hacían que me asustara más pero al mismo tiempo quería gritar a los cielos que pararan, en medio de todo es caos en el que estaba en juego lo que me quedaba de cordura uno de los cuervos dejó de reírse y me miró atentamente y como si de un pequeño susurro se tratase dicha ave dijo te gusta lo que ves, porque la siguiente eres tú... ese día aprendí que los cuentos de hadas sí existían, pero en esta ocasión no era un cuento para dormir si no que era un cuento de horror.

Como si de una película de miedo se tratase el cuervo empezó a gritar, su grito aturdía mis oídos y entre ruegos de que para empezó a crecer hasta tomar una forma monstruosamente grande, ya no tenía nada mi cuerpo se iba a desplomar y con mis últimas fuerzas clamé: oh Dios ayúdame por favor.

Dum, Dum, Dum al principio pensé que eran mis últimos latidos de vida, pero no, no era mi corazón era algo más, era algo de gran poder y una calidez recorría todo mi cuerpo y escuché una voz que me dijo:

(Deuteronomio 30:19)

Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas. tú y tu descendencia.

PUNTO DE QUIEBRE: ACTO 2

era el momento preciso en el que el pico del cuervo iba a perforar el abdomen de la pecosa, pero en el segundo en que iba a morir un aura dorado rodeo el cuerpo de la pelirroja y una fuerte presión se manifestó en nuestra querida niña dolida.

Sus pupilas tomaron una forma vertical como si dé una serpiente se tratará, pandora expulsa una gran cantidad de una poderosa e intimidando energía, la presión se hacía más fuerte y la luz se intensificó más hasta que parecía que la niña iba a estallar, el cuervo estaba tan desesperado y asustado sus instintos le gritaban que la matara de una vez y no lo pensó dos veces y acato ante los clamores de su naturaleza cuando iba a darle un golpe crítico, pero el ataque no llegó a la niña.

La presión de la gravedad se incrementó a tal grado que los cuervos comunes fueron aplastados por la gravedad haciendo que sus tripas estallaran y salieran de su organismo, su pata estaba quemada y poco a poco empezó a carbonizarse y un grito de dolor se hizo presente de parte del cuervo demoniaco, en efecto algo había hecho acto de presencia, era el poder de pandora que había tomado la forma de una serpiente que le envolvía a su alrededor como si de un escudo se tratase.

El brillo dorado era tan resplandeciente que parecía un pequeño mini sol que hacía a la atmósfera muy ardiente y calurosa, el cuerpo de la niña no aguantaba tanta energía hacía que, el cuerpo de la pecosa expulsó de manera automática causando un estallido de energía que desintegró las cosas en un radio de 2 metros y con ella al demonio cuervo.

....

Pandora:

podía oír el impacto de mis rodillas contra el suelo, mi cuerpo me pesaba lo último que recuerdo fue ver cómo el cuerpo carbonizado de dicha ave se iba desintegrando hasta desaparecer, mi último aliento cesó y mi cuerpo durmió.

FIN.

-- de Luis Gálvez de Montalvo --

Ojos que cuesta el reposo
Volver á mirar con ellos,
Mas valiera no tenerlos.

Ojos que saben prenderme,
Pero nunca rescatarme,
Osados á aventurarme,
Cobardes á socorrerme;
Pues no estiman el perderme,
En el menor gusto dellos
Mas valiera no tenellos.

Ojos de tan malas mañas
Que estando por veladores
Dan paso como traidores
A las banderas estrañas
Hasta las mismas entrañas,
Que en llanto salen por ellos,
Mas valiera no tenellos.

Ojos con quien miro y veo,
Que aquí consiste mi daño,
Y si dicen que me engaño
Muero y digo que lo creo,
Pues llevan tras el deseo
La razon por los cabellos,
Mas valiera no tenellos.

Ojos que cuanto se piensa,
En los males que se ofrecen
Por su deleite escarnecen
Sin dar otra recompensa;
Pues recibe el alma ofensa
Si quiero vengarme dellos,
Mas valiera no tenellos.

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⏰ Última actualización: May 17, 2023 ⏰

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