Pasa de TODO en un hospital (Katekyo Hitaman Reborn/Yaoi)

Parte sin título 4

Listo, la enfermera me había puesto en esta pequeña habitación, pero nadie me quitara estos recuerdos que tuve con Yamamoto, si tan solo no le hubiesen prohibido no volver a visitarme todo estaría genial. En esta pequeña habitación silenciosa, el tiempo sí que pasaba muy lento, me llegaba a desesperar, tenía hambre y no había ningún alma afuera... ¿Qué se va a hacer? Tengo que esperar...  De repente pude notar que alguien abrió la puerta un poco, me asuste. - ¿Qui... quién es? –Pregunte con nervios y sin respuesta inmediata, después de unos cuantos minutos la puerta se abrió completamente, era Gokudera-kun, tenía un ramo de flores blancas y estaba un poco apenado.

-          ¡Décimo! Esto... quería pedirte perdón, a pesar de que soy tu mano derecha no pude evitar que no te lastimases, soy un deshonra como tal, ¡Por favor perdóname! – Se reclino ante mí pidiéndome perdón y extendiendo sus brazos al frente suyo mostrándome el ramo de flores.

-          Gokudera-kun, no es tu culpa, no te sientas tan culpable y no es necesario que me pidas perdón. – Le trate de hacer comprender una vez más.

-          ¡Claro que tengo la culpa! ¡¡Yo soy tu mano derecha, y como tal no debo dejar que tú, él décimo se lastime de tal manera!! Así que por favor, ¡¡acepta estas flores!! Es un Cristaneo blanco que en el lenguaje de las flores significa "sinceridad" – Me las entrego poniéndomela en mis manos.

-          Gokudera-kun es suficiente, de verdad no pue... - Al ver bien el ramo de flores, pude darme cuenta de que en el medio de esta había un trébol de cuatro hojas. – Este trébol significa... ¿Buena suerte? – traté de averiguar.

-          Décimo, el trébol es simbolizado de buena suerte cuando uno lo encuentra, pero cuando otro se lo da a alguien... *traga saliva* significa... ¡¡Décimo!! Quiero...  por favor, ¡¡Se mío!! – Me quede en blanco, no podía creer que me lo dijera tan francamente.

-          ¿¿¡¡Go... Gokudera-kun!!??, por favor baja la voz, y cómo es eso que... - no me dejo terminar y se lanzo en sima mío, me beso y pude sentir que su lengua jugueteaba incesantemente con la mía, me había vuelto a excitar otra vez con solo un beso...

-          Décimo, por favor acéptame. – Dijo eso, pero él a mi, no me escuchaba, lo trate de apartar de mí, pero se resistía completamente. Sus besos pasaron a bajar por mí cuello, mientras que sus manos pasaban por debajo de mi bata jugando con mis pezones.

-          ¡Espera! ¡¡Gokudera-kun!! –Le susurre- ¡No podemos hacerlo!, ¡¡Gokudera~kuuuumhm!! – No podía evitarlo, se sentía tan bien, pero eso NO ESTABA BIEN, ya había tenido suficiente con lo de Yamamoto y también por el simple hecho de que ¡¡¡SOMOS HOMBRES!!!

-          Décimo, te complaceré como disculpa, por favor acéptalo – Aunque me dijera eso no podía aceptarlo, gemía de placer y desesperación, ya me había puesto duro con tal solo los pezones ¿Qué era esto?

-          ¡¡Gokuuuude~raaa-kummmhh!! ¡¡Te he dichoooo que~ pa... pares!! – y no me oía, yo seguía susurrándole, ardiendo en placer y sollozándome en lujuria, soltando leves gemidos con mi bata semi-puesta. Pero Gokudera-kun decidió que era tiempo de darme más placer, agarrando mi miembro y dirigiendo su cabeza a él - ¡Espera! ¿Qué vas a hacer? ¡¡Espera!! –

-          Décimo, me siento alagado por ser yo quien pueda hacerle esto, es mi deber como tú mano derecha complacerte en todo lo que desees, y también es mi forma de perdón, así que por favor, disfrútalo. -¿Cómo podría disfrutarlo? Me la estaba chupando, era incomodo, pero mi cuerpo lo disfrutaba, todo hay que admitirlo.

-          ¡Ah~! ¡Gokuedera-kun déjalo! ¡ah~! Ah.ah~ - Me termine viniendo en su boca y él se lo tragó, estaba tan avergonzado que intentaba taparme la cara con mis manos, no quería verlo, no más por favor...

-          ¡Bien! No estoy conforme con tan poco – Se acerco a mi oído y me susurro aun más bajo – "Te dejare seco Décimo" – Mis cachetes ya ni podían ponérselo más rojos que cuando me dijo eso.

 Gokudera-kun estaba a punto de volverme a tocar cuando de repente oímos la voz de su hermana, él se asusto y decidió irse por la ventana antes de que lo encontrara, sin decir ninguna palabra de lo sucedido, excepto un leve "Lo siento Décimo, ¡Nos vemos!"