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—Tengo hambre.

Lo sé, muy directo. Pero tenía hambre. Ya era las once y cuatro y aún no habíamos desayunado nada.

—Oye Ram, tú que eres amo de casa — me dedicó una sonrisa inocente y yo sólo le rodé los ojos — ¿Me enseñas a cocinar un desayuno todo fresco?

—Está bien — suspiré — Esta vez sí aprende Fran, por favor.

Él se rió y nos levantamos de la cama. Ambos nos dirigimos al baño y entramos juntos. No juzguen, somos como hermanos, obviamente no nos vemos nada, sólo lo hacemos para no separarnos. Hay confianza.

—Tengo hambreeee —seguí quejándome moviendo mi cabeza de un lado a otro mientras cepillaba mis dientes.

—Enséñame a hacerme un desayunooocanturreó con mi mismo tono infantil, pataleando con sus piernas.

Voooyyyy.

Ambos estallamos en risas, aunque no pude evitar preguntarme... ¿Para qué Fran querría aprender a cocinar?

Promesas del pasado (Ramcisco) | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora